Elena
Observo a Mariela sin saber que hacer, la veo doblarse de dolor y lo único que se me ocurre en este momento es llamar a papá, que responde al tercer tono.
Llamada telefónica
—¿Elena? —
—Papá...es...es Mariela, esta sangrando y dice que...que esta perdiendo al bebé —le digo rápidamente agitada y nerviosa.
—¡¡¡Qué!!! Ayudarla, no la dejes sola, mantenla acostada y que esté calmada, mandaré una ambulancia a casa y la esperaré listo aquí —
—De acuerdo, pero que sea lo mas rápido posible papá, esta teniendo sudoración y estoy muy asustada de que akg malo pueda pasar —le digo mirando a Mariela y cuelgo.
Fin de la llamada
Le informo a Mariela lo que me ha dicho papá y me ofrezco a llevarla a su habitación mientras llega la ambulancia, pero se niega a levantarse y permanece acostada en el piso del baño echa un ovillo, lágrimas recorren sus mejillas y susurra cosas inentendibles que no logro escuchar, esta aterrada.
—Mariela tranquila, todo estará bien —le doy palabras de aliento para intentar tranquilizarla, pero me es difícil cuando yo también estoy asustada.
—Mi bebé Elena, voy a volver a perder a mi hijo —
—No, no digas eso, estará bien, el es fuerte —
—No voy a poder soportar otro dolor sí vuelvo a perder a este bebé también —
—Eso no pasará —
—Me duele mucho y el bebé no puede nacer aún, es muy pequeño y no podrá resistir si nace ahora —habla mientras sostiene su vientre haciendo muecas de dolor y comienza a sollozar.
Me quedo allí con ella tratando de calmarla, pasan alrededor de diez minutos cuando se empiezan a escuchar las sirenas de la ambulancia, salgo del baño y voy hacia la puerta principal, abro la puerta y la ambulancia se está estacionando frente a casa, dos paramedicos bajan rápidamente con una camilla y les indico donde se encuentra Mariela, al llegar esta en la misma posición de hace un momento y la colocan sobre la camilla, la llevan a la ambulancia y voy detrás de ellos, la suben y luego lo hago yo.
Llegamos al hospital y veo a papá en la entrada, bajan a Mariela de la ambulancia y papá se acerca para ayudar, entramos al hospital y la conducen a una sala, voy detrás de ellos pero una enfermera me detiene y me pide que me quedé en la sala de espera.
Pasan los minutos y cada vez estoy más nerviosa, solo observo a doctores y enfermeras pasar de un lado a otro con pacientes en estado crítico y el miedo me envuelve al pensar que algo grave le pudo haber pasado a Mariela o al bebé, pero desecho esos malos pensamientos porque se que nada malo va a pasar.
Luego observo a papá pero no logro descifrar en su mirada lo que ha pasado y eso me pone más nerviosa.
—¿Que ha pasado? ¿Cómo están? —lo intercepto con preguntas levantándome como una bala del asiento donde estaba.
—Esta bien, hubo un desprendimiento agudo en la placenta y afortunadamente se trató a tiempo, el embarazo puede seguir, el bebé está bien, en el ultrasonido no presento daños y Mariela también esta fuera de peligro —me informa y siento que mi alma vuelve a mi cuerpo, sonrio ampliamente y suelto el aire que no me había dado cuenta que estába reteniendo.
—¿Puedo pasar a verla? —
—Por ahora no puedes verla, será mejor que vayas a casa, el desprendimiento causó un fuerte sangrado, tendrán que hacerle una transfusión de sangre, pero nada que no pueda solucionarse por ahora está en observación y no puede recibir visitas —asiento resignada y salgo del hospital con un gran alivio.
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El Lado Oscuro de la Vida
Teen FictionElena debera enfrentar duros retos que la vida le pondrá en el camino, deberá demostrar fortaleza para alcanzar la felicidad, aunque con la muerte de su madre ya no le ve color y sentido a la vida por lo cual piensa que no volverá a ser feliz pero ¿...