UN DULCE BESÓ MORTAL PARTE 7

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Las lágrimas recorrieron mi rostro, mil sensaciones me invadían, rencor, desconsuelo, odio, dolor, todo al mismo tiempo.

– Jungkook dime se que estás despierto. –sollocé.

Hubo un silencio demoledor, a lo lejos de la montaña lo único que escuché fue el aullar de los lobos del típico rojizo amanecer. Su silencio fue profundo y atemorizante, me aterré de imaginarme sin Jungkook. Mis mejillas enrojecieron, y en mis ojos había fuego.

– No está muerto. –dijo Yoongi con intensión de tranquilizarme.

– ¡Cállate!. –fui grosera, pero el único que me importaba estaba inconsciente, y por culpa de Yoongi.

En ese momento mi mirada estaba puesta en mi amado desfallecido. A través de la humedad de mis ojos llenos de lágrimas veía todo borroso, la imagen de la luz del amanecer ahora era de un tono más amarillento y brillaba cada vez con más intensidad. Cerré los ojos y sentí arder todo mi cuerpo tal como si estuviera en flamas. Luz roja pasaba entre mis párpados cerrados.

– ¡Fuego! –aulló la voz de Yoongi.

Parpadeé para aclarar mi vista y vi aquella imagen petrificante, alrededor del cuerpo de Yoongi había un círculo de fuego formado perfectamente en el suelo rodeando a Yoongi. Por un instante estuve muy confundida y perdida, venían mil imágenes a mi mente al mismo tiempo, no podía pensar nada con claridad, perdí todo el sentido.

– Fue ella. –Le oí decir a J-Hope–. _____ lo hizo.

– ¡Estás loco! Ella no se ha movido. –reclamó Yoongi.

– Ella lo hizo, estoy seguro. -Aseguró J-Hope.

Esas imágenes borrosas llegaban a mi mente demasiado rápido, tan rápido que no lograba reconocer nada más que formas abstractas y colores dentro de mis pensamientos. Las voces de Yoongi y J-Hope las escuchaba lejanas y la madera quemándose rugía audiblemente mientras se desintegraba y se rostizaba. Algo dentro de mí me hacía saber que Yoongi estaba seguro, a salvo y protegido y yo sabía que si había sido yo, yo produje el fuego, hasta ahora no sé como lo hice pero sé que fui yo, mi mente o quizás mi cuerpo había emanado las llamas para rodear a Yoongi y que nadie se le acercara, que nadie le tocara un cabello o le hiciera daño, yo quería protegerlo, esta vez yo deseaba ser valiente. Nadie debía acercarse a mi Jungkook, nadie debía tocarlo, era mío, o al menos eso creía yo, Jungkook y yo nos pertenecíamos uno al otro.

– ______, tranquilízate. –Susurró la tranquilizadora e imponente voz de Yoongi a mi oído–. No voy a hacerle nada a mi hermano, solo fue una pelea. Detente o saldremos heridos. -Él se refería a que yo debía parar el fuego antes de que algo saliera mal.

– no puedo. –Dije con absoluta sinceridad–. No sé cómo hacerlo.

Mi voz sonó entrecortada por haber estado llorando. El fuego comenzó a extenderse, las paredes de madera se quemaban.

– Yoongi no puedo. –chillé preocupada aun por Jungkook, pensé que las llamas se saldrían de control y lo matarían.

– Ayúdame a sacarlo. –le ordenó Yoongi a J-Hope y ambos adentraron en las llamas con precaución.

Me senté sobre el suelo abrazando mis rodillas e intentando calmarme. En cierto modo creí que yo los mataría a todos si el fuego seguía creciendo, sentí mucho miedo.

- ______, vamos. –me dijo Yoongi con su hermano inconsciente en brazos.

No lo tomé en cuenta y me quedé allí mientras Yoongi dudaba si salir o no de la cabaña.

– Ven ________ todo está bien. –sonó la voz de Yoongi cerca de mis labios después de que ya había dejado a Jungkook fuera de la cabaña.

Me tomó una mano para levantarme, lo ayude poniéndome de pie asustada, me apretó contra su cuerpo a su costado obligándome a permanecer cerca de él, salimos de allí y observamos la cabaña arder y desintegrase hasta casi convertirse en cenizas.

Jungkook estaba tirado sobre el húmedo césped y Yoongi le sanaba las heridas que él mismo le había hecho. A pesar de que a mi lado había una cabaña en llamas yo estaba temblando de frío y también de terror.

– ¿Cómo lo hice? –pregunté refiriéndome al fuego.

– Con tus dones. –Respondió J-Hope–. Sabes que tienes dones, lo sabes bien. Tú también debes acabar con el mal, estamos del mismo lado chiquilla, eres el salvador.

– La salvadora. –me quejé.

Jungkook despertó y de inmediato reaccionó dándole un empujón a su hermano.

– Idiota. –incordió Jungkook a Yoongi que perdió el equilibrio con la embestida y cayó sobre su espalda sin quejarse.

Mi corazón se aceleró cuando vi Jungkook acercándose a mi, me miraba mientras su presencia se hacía más cercana. Oí dentro de mí el martilleo de los latidos de mi corazón que palpitaba de forma violenta. Sentí que estaba en el cielo cuando los brazos de Jungkook me rodearon con mucha fuerza dejando mis costillas aplastadas contra la suyas, él se percató del movimiento en mi cuerpo cuando yo temblaba de frio. Se quitó su chaqueta y la puso sobre mis hombros, esta tenía el calor de su cuerpo impregnado y me hizo sentirme confortable, segura y extremadamente bien. Puso sus labios sobre los míos y me dio un beso rápido, salvaje, pasional, devorador y por supuesto irresistiblemente delicioso. Su piel tenía un agridulce aroma a sangre. Demasiados besos por hoy. Pensé yo.

– Adiós. –me dijo con sus labios tan cerca que rozaban los míos cuando se movían al hablar–. Te amo.

Había en Jungkook una mirada quejumbrosa y angustiada, lo vi alejarse en dirección al instituto. ¿Adiós? Pensé. ¿Por qué me dijo adiós? Un adiós acompañado de un te amo.

– También tengo que irme. –Dijo J-Hope–. El trabajo me llama.

Enamorada de un demonio ( Jungkook y tu) EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora