APOCALIPSIS PARTE 4

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Conocí el paraíso en persona, me entregué a él, le entregué todo de mí, en mi mente yo sabía que ahora más que nunca yo le pertenecía y que él me pertenecía también, yo era suya y él era mío, solo estábamos él y yo en ese lugar oscuro sin ningún otro abrigo que las sábanas de nuestro cuerpo, me sentía protegida entre sus brazos, suspiraba recostada en la hierba con mi cabeza recostada en su pecho.

– Te amo, te amo, te amo. –susurraba Jungkook con la voz entrecortada, sin aliento y no paraba de besarme los labios repetidamente. –te amo.

Los dos luchábamos para respirar.

– ¿Te he lastimado? –pregunto él con preocupación al ver mi cara.

Mi dolor más agudo se debía al miedo que sentía de que Jungkook volviera a marcharse.

– Jungkook, jamás me dejes.

– Jamás lo haré. –nos abrazamos con más fuerza.

– Te amo. –Le confesé acunada en sus brazos–. Desearía que me ames igual.

Los brazos de Jungkook me apretaron más, sentí que se romperían mis huesos.

– ¿Qué dices? –demandó–. Tú no puedes imaginarte cuanto te amo, no puedes.

– Tú me abandonaste.

– No sabes cuánto me hiciste falta. –aseveró–. Estaba muriendo solo porque tú no estabas, jamás dejé de amarte.

– Entonces, ¿por qué te fuiste?

– Ya te lo dije, tenía que protegerte de mí. Soy un demonio, todavía no logró entender cómo estás viva.

Solo entonces me sentí terriblemente culpable, me sentí fatal, me sentí como una cualquiera. Mi esposo acababa de morir y yo acababa de entregarle mi virginidad al tipo que lo asesinó que además era su propio hermano.

– Yoongi. –trascendí para mí misma y deje disgregarse una lágrima.

– No quise hacerle daño, lo juro. Hay maldad dentro de mí, no pude controlarlo, lo siento mucho, muchísimo.

Le creí.

– ¿Me amas? –cuestionó palpando mis labios con sus dedos.

– Más de lo que crees.

Mi corazón latía haciendo algunas repentinas pausas y acelerado a la vez. Él puso una mano sobre mi corazón, su nariz rozaba la mía.

– Estaría despierto el resto de mi vida solo para sentirte así, solo para escuchar los latidos de tu corazón y sentir tu respiración en mi cuello. Haría cualquier cosa por tenerte de este modo, a mi lado por el resto de la eternidad, cualquier cosa por sentir tu piel, tener tu olor, mirar tus ojos, por escuchar tu voz, por verte dormir. Moriría cien veces para salvar tu vida.

¿Como unas simples palabras podían llenar tanto tu alma? Cada bocanada de aire que salía de su boca formando aquellas palabras me hacia morir y revivir tantas veces como era posible. La vibración que producía su voz cuando me hablaba al oído me producía leves escalofríos en todo el cuerpo. Su rostro tenía el más sublime rubor rosa.

–No quisiera que murieras para salvarme, no vuelvas a repetir eso. ¿Que haría yo, sin ti?

Otro de sus deletéreos besos me dejó sin habla. La forma en la que nuestros cuerpos se entrelazaban era descomunal, nos teníamos uno al otro como si de eso dependiera nuestra vida, totalmente unida, aferrándonos como si no existiera otra cosa en el mundo, como si respirar fuera cosa de dos.

Enamorada de un demonio ( Jungkook y tu) EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora