LA APUESTA PARTE 2

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Ese tipo me daba asco, me repugnaba, lo odiaba. Quiso poner sus manos en mí cabello pero yo retrocedí un paso, eso hizo que el hombre se enfureciera y se abalanzó hasta donde yo estaba, me aferré a Taehyung y me escondí tras su espalda, me abrazó con fuerza, entre los brazos de Taehyung eché una mirada a Jungkook que parecía tensó y molesto.

Taehyung me beso en la frente mientras Jimin con furia me arrancó de los brazos de Taehyung, él no protestó en lo más mínimo, empecé a soltar las lágrimas cuando ese asqueroso me llevaba casi arrastrada con él.

- ¡TAEHYUNG.... ¡ -grité mientras hacía fuerza para zafarme de los brazos de Jimin, todos miraban con atención la escena. Busqué con la mirada nuevamente a Jungkook pero no lo ví.

Pataleé en brazos de Jimin haciendo lo posible para que me soltara pero este tipo de unos veinti y tantos años era el doble de mí tamaño y superaba mí fuerza por mucho.

Me sacó del lugar y me llevó hasta un callejón solitario y oscuro, Taehyung se había quedado adentró y no había hecho nada por defenderme, en ese momento sentí mucho rencor hacia su persona. Jimin me lanzó contra una pared y me acorraló, mí llanto era bastante audible. Yo apartaba mi rostro cuando él intentaba besarme.

- ¡Suéltame asqueroso! -exclamé con voz llorosa.

- ¡Shhh! Una apuesta es una apuesta.

- ¡Jungkook, ayúdame! -esas palabras salieron de mi boca pero lo dije inconscientemente.

Segundos después vía Jimin paralizarse, hizo una mueca de dolor en intentó tomar aliento pero cayó al suelo de espaldas y cuando su cuerpo dejó de cubrir mi vista ví a Jungkook allí de pie con el cuchillo ensangrentado en sus manos. Me miró fijamente y su respiración se escuchaba entrecortada.

- ¿Lo... Lo mataste? -dije a duras penas aterrorizada y aún envuelta en llanto.

Jungkook asintió con la cabeza, saco su pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y le limpio la sangre completamente al cuchillo para luego lanzar el pañuelo sobre el cuerpo sin vida de Jimin, seguidamente guardó su arma en el bolsillo interno de su chaqueta de color negro, me dio la impresión de que Jungkook era un profesional, es decir, un experto en el tema de... Matar. Pensé en el hecho de que andaba armado y de la forma en que limpió de manera tan pulcra su cuchillo bien escondido en su ropa. ¿Era un asesino? Si no lo era pues acababa de convertirse en uno.

-  ¡Jungkook, lo mataste! -mi voz sonaba cortada entre sollozos.

Él se movió con cuidado para no pisar al fallecido y se acercó hacia mí, yo di un paso atrás.

- No debiste ver eso -me dijo el precioso de Jungkook con una cara que lo hacía parecer arrepentido, inocente e indefenso-. Lo hice porque él hiba hacerte daño.

- ¿Debería agradecértelo? -le pregunté confundida y con miedo.

- Sólo si tú quieres.

- ¡Gracias! -le dije con sinceridad, de verdad no hubiera deseado que nadie tuviera que morir pero agradecía tener a una de las pocas cosas preciadas de mí cuerpo... Mí virginidad.

- ¡Vamos! -me tomó de la mano jalandome para que caminará con él.

- ¿A dónde vamos? -dije con timidez al ver que nos alejábamos por las calles algún lugar lejos del cadáver-. Debo volver con Taehyung.

Jungkook se detuvo al escucharme.

- ________, tú creés que Taehyung te quiere pero no es así. ¿Crees que si te quisiera hubiera apostado tu cuerpo? ¿Crees que si te quisiera te quisiera te golpearía y te trataría mal?

- El si me quiere, y de todos modos, si
no fuera así, yo igual... No tengo a nadie más... - Repliqué. Jungkook se quedó callado como si no tuviera argumento válido para mí respuesta.

El fue disminuyendo el espacio que nos separaba, me acorraló contra un auto que estaba estacionado en la calle apoyando ambas manos en el mismo y dejándome atrapada entre el auto y su cuerpo, respiró sobre mi rostro, su aliento era frío, acercó cada vez más su rostro hasta el mío y yo me paralizaba cada vez más, mis sentidos enloquecían, bajo mi pecho, mi corazón latía agitado y con voraz velocidad.

- Tú tienes algo que... -Jungkook dejó la frase en el aire-. ¡Maldita sea, no me puedo estar enamorado de ti!

Quise mirarlo a los ojos para captar su expresión pero el volteó su rostro y fijó la mirada perdida en el semáforo que cambiaba de color justo en ese momento, las calles seguían igual de vacías, el cielo se miraba perfecto con miles y miles de estrellas notables a simple vista. La cercanía de Jungkook me dejaba sin aliento, me sentía reconfortada a su lado. ¿En qué momento empece a depender tanto de él? Llevaba unos dos días conociendolo y no dejaba de pensarlo, añorarlo y soñar con él. ¿Era eso algo explicable? Y para empeorarlo todo Jungkook aparecía en cada episodio de mi vida de manera qué me hacia necesitarlo cada vez más, no me había dado cuenta de que realmente lo necesitaba como si de eso dependiera mi vida. Lo necesitaba tanto como él agua o la comida... O quizás mucho más que eso, habría incluso cambiado lo único que tenía para comer si me dijieran que eso haría que yo volvería a ver a Jungkook y ahora él... ¿Él acababa de maldecir creer que esta enamorado de mí? Que para él fuera algo malo enamorarse de mí me lastimada un poco, pero que se estuviera enamorado de mí era mí perdición, me bastaba con que me dijera que me amaba para olvidarme de cualquier cosa como por ejemplo del hecho de que yo no lo conocía en absoluto, de que probablemente podía estar lidiando en un asesino en serie y de igual forma no me importaría, yo era demasiado vulnerable y me aferraba con facilidad a las pocas que me daba la vida... Sean buenas o malas.

- Puedo... ¿Puedo besarte? -me pidió Jungkook.

Enamorada de un demonio ( Jungkook y tu) EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora