EL NUEVO JARDINERO PARTE 2

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Levanté mi mirada desde el suelo y vi a un hombre, un jardinero a juzgar por su aspecto. Llevaba unos sucios jeans azul claro y una camisa de tela delgada mugrienta de color blanco y sin mangas, zapatos viejos y un sombrero de paja enorme ladeado hacia al frente ocultando su rostro por completo.

- Lo siento -dije y me levanté del suelo. Al levantarme perdí el equilibrio y estuve a punto de caer pero las manos de este desconocido rodearon mi cintura y me atraparon en el aire.

Estuvo bien hasta que fue incómodo ya que el tipo no me soltaba, se quedó agarrándome por la cintura apretándome hacia su cuerpo y yo volteaba la mirada lejos de él.

- Suélteme, atrevido -forcejeé para soltarme pero el jardinero me tomó con más fuerza. Por un momento sentí miedo, mucho miedo de ese tipo. Sus brazos eran fuertes y no parecían dispuestos a soltarme y su presencia me causaba una sensación asfixiante en el pecho, un nudo en el estomago, y un miedo extraño y ahogado. Estaba tan cerca que olfateé su aliento a licor.

- ¡Que me suelte, viejo cochino! -le reclamé y le di una bofetada con fuerza en su rostro cubierto debajo del sombrero y oscurecido entre las sombras.

- Te ves tan hermosa cuando te enojas -dijo el tipo y se quitó el sombrero dejando a la vista su rostro. Era Jungkook, su mejilla estaba enrojecida por la bofetada que le acababa de dar.
Suspiré de alivio al reconocer a Jungkook.

- Jungkook, me asustaste -dije jadeando como si acabara de salir de una casa de terror-. ¿Qué haces acá y vestido así?

- Es mi nuevo empleo -me contestó Jungkook dejando de fingir el acento de ranchero-. ¿Todavía piensas que soy un viejo cochino? Tus amigas no parecen creer lo mismo, ellas dicen que soy muy sexy. - Una oleada de celos me invadió causándome esa fea sensación dentro de mí. Jungkook aún me tenía entre sus brazos pero ahora no me molestaba para nada.

- Ellas no son mis amigas -dije intentando ocultar mis celos.

- Me duele -dijo tocando su mejilla justo donde lo golpeé y fingiendo una cara triste. Sonreí al verlo tan coqueto.

- Perdón -le dije.

- Eso no me molestó -me dijo-. Lo que me molestó fué otra cosa.

- ¿Qué cosa? -pregunté.

- Besaste a mi hermano.

Me sentí tan mal cuando me lanzó aquella acusación en la cara, me sentí culpable y sin nada para argumentar es por eso que me quedé realmente muda. Lancé un suspiro.

- Hoy te ves tan hermosa -me dijo-. Más que siempre.

Mi corazón latió con rapidez mortal, por un momento creí que se saldría de mi pecho.

- ¿Qué me has hecho, ________? -masculló Jungkook-. Mira en lo que me has convertido, soy un maldito jardinero por ti, solo para estar cerca de una chica que me tiene mal, me vuelves loco preciosa, y peor aún, ni siquiera puedo enojarme contigo.-Entonces puso sus dedos sobre mis labios y los acarició con sus yemas. Cada contacto me inmovilizaba y mis músculos se tensaban bajo la caricia de sus temblorosos dedos, me tocaba como si tuviera que tener cuidado de no romperme, como a una muñeca de porcelana.

Apartó sus manos y selló mis labios con los suyos, cosquilleos revolvieron mi cuerpo causándome estremecedoras sensaciones como si fuera la primera vez que nos besábamos, es que cada vez se sentían nuevas sensaciones. Sus labios sabían a Daiquiri de limón y tenían esa ligera esencia a licor, mientras mordisqueábamos nuestros labios Jungkook colocó su mano en mi muslo y lo recorrió hasta que casi mi vestido se levantó ligeramente pero él detuvo la caricia en mi pierna al notar el modo en que me sobresalté. Continuó besándome y yo me sentía embriagada con el sabor dulce y a alcohol que tenía su lengua.

- Es suficiente -dijo Jungkook en tono tranquilo deteniendo bruscamente nuestro beso-. Fuera de aquí. Vete al baile.

Jungkook me miró de arriba a abajo luego de apartarme de él.

- Quiero estar contigo, "jardinero sexy" -bromeé.

- No estoy jugando -me dijo y yo me avergoncé un poco-. Déjame en paz.

En cuanto escuché la última frase dicha por Jungkook me sentí terriblemente ofendida y bastante humillada, avergonzada, apenada, enojada, , indignada e impotente. ¿Él me besaba y luego me decía que yo lo dejara en paz? ¡Qué descaro!, a veces lo odio...

- ¡Bien! -le dije dándole un empujón en el pecho y luego le di la espalda para irme caminando.

-¡Olvidas algo! -dijo gritando un poco.

Me volví para mirarlo y vi que tenía mis zapatos colgando en sus manos. Lo ignoré y me fui con mi orgullo y mis pies descalzos, supe que él estaba jugando conmigo cuando escuché a mis espaldas su carcajada sonora. También decidí jugar con él y agité mi cabello mientras caminaba para presumirlo. Atravesé el jardín y me dirigí hasta el gran campo deportivo por el que tenía que pasar para llegar de nuevo hasta el instituto, aquel campo estaba igual de enorme y tan solitario como podría haber estado, el viento me tocó la piel desnuda de los hombros haciendo que un escalofrío me recorriera hasta la punta de mis pies, mi cabello volaba al aire por efecto del estruendoso viento.

Apresuré el paso cuando la soledad empezaba a intimidarme pero me detuve en medio del camino cuando sentí un ponzoñoso dolor en la planta del pie, lancé un chillido de dolor y me detuve a observar mi pie que estaba sangrando, un pedazo vidrio sobresalía de mi piel, arranqué aquel vidrio cerrando los ojos, respirando profundamente y apretando mis dientes con fuerza, empecé a cojear al caminar luego de que continué con mi camino hasta que un fuerte golpe atravesó mi espalda, sentí alguna especie de arma golpearme tal y como si la hubieran arrojado a toda velocidad y con todas sus fuerzas desde lo lejos, el impacto fue tal que me derribó al suelo cubierto por césped, miré hacia el cielo oscuro tumbada desde el suelo y luego de eso mis párpados me pesaron tanto que no logré mantener los ojos abiertos ni un segundo, mis brazos y piernas no respondían cuando intenté levantarme y el mundo parecía dar vueltas y vueltas a mi alrededor, sentía como si el suelo estuviera moviéndose y algo me hizo pasar a un largo estado de sueño profundo e inquebrantable.

"Los ojos de Jungkook me observaban a una placentera distancia de dos centímetros de los míos, aquellos ojos cafés me mostraban su alma, Jungkook me tocó suave y tiernamente mis labios con los suyos y luego se separó para susurrarme al oído un doloroso "Adiós". Sentí como si ésa fuera la peor palabra que pudiera existir en el mundo porque él se fue para siempre, me dejó sola y sufriendo. El empuñó una daga en su mano derecha y atravesó con ésta su corazón. Me abandonó"

Gracias a Dios sólo había otra pesadilla, la peor de todas las pesadillas que jamás hubiese tenido, la más hiriente y dolorosa. Antes de abrir mis ojos sentí mi cuerpo adolorido y hasta el último de mis músculos entumecidos, el dolor era terrible y me dejaba inmóvil. Yo sentía la humedad de un liquido recorrer mi cara, tal vez sudor o agua. Abrí mis ojos para encontrarme con que yo estaba sentada sobre el suelo con la espalda apoyada a una pared y en una oscura habitación repleta de cosas como mesas, papeles amontonados, sillas, utilería, cajas, entre otras cosas que estaban esparcidas por el suelo como si acabara de pasar un terremoto por ese lugar, también había mucha oscuridad. Examiné mi cuerpo mirándome, mis manos estaban llenas de sangre, mi hermoso vestido estaba rasgado y también manchado con sangre, no sabría decir si era mi sangre o la de alguien más, yo estaba adolorida y herida pero no estaba segura de haber sido yo la que había sangrado tanto, un insoportable dolor en mi estomago me atestaba y sentía unas terribles ganas de vomitar, supe que era efecto del intolerable hambre que tenía.

- ¡________! -me llamó con voz ronca y entrecortada alguien que estaba en ese lugar.

Por supuesto que reconocí su voz y la busqué en el resto de la habitación. Debía ser Jungkook o Yoongi, uno de ellos dos me había hablado.

- Gracias a Dios despertaste -volvió a decir la misma voz con tono adolorido y cansado.

Lo vi cuando volteé mi mirada hacia mi izquierda, a unos dos metros como máximo se encontraba Jungkook en su más vulnerable estado,lastimado como nunca jamás lo había visto.

Unas cadenas gruesas con grilletes lo ataban de las manos a la pared, también estaba tumbado en el piso con la espalda apoyada en el muro de piedra y sus manos tenían poca movilidad gracias a que las cadenas no eran demasiado largas. Sus labios y su nariz sangraban y en su cara había rasguños como si hubiese sido atacado por un jaguar.

Enamorada de un demonio ( Jungkook y tu) EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora