– ¿Estás bien? –me preguntó al tiempo que me ofrecía su mano y me examinaba con la vista.
No le tomé la mano, me puse de pie siendo grosera, no debía de ser cortés con el chico que hizo que me desplome de un caballo.
– Estoy bien gracias. –especifiqué sacudiéndome la ropa y con tono altanero.
Algo me estaba inquietando y no sabía por qué, mi corazón latía exasperado, en mi estómago sentí una ridícula ansiedad, el mozalbete que tenia al frente me fomentaba una furia interna que me hacía odiarlo pero al mismo tiempo sentía una especie de magnetismo sobrehumano que me hacia codiciar tenerlo cerca, muy cerca, tan cerca que no pudiera ver otra cosa más que a él, desde que tengo uso de razón jamás había sentido algo así.
El Joven seguía mirándome con una coqueta sonrisa burlona.
– ¿Qué? –pedí una explicación.
– Tienes plantas en el cabello. –se acercó más a mí y hundió las manos en las greñas de mi pelo para quitarme las hojas.
– ¿Quién eres? –interpelé.
–Soy Jungkook. –alegó–. Jeon Jungkook para servirte.
Nuevamente me ofreció su mano y yo correspondí, cuando lo toqué mi organismo se estremeció, una descarga eléctrica cruzó mi cuerpo, el chico alzó mi mano y le dio un beso, sus labios quemaron la superficie de mi mano, lo solté tan rápidamente como pude.
– Me da la impresión de que te he visto antes, ¿no lo crees? –Manifestó Jungkook–. ¿Cuál es tu nombre?
– ______. –respondí luchando para no tartamudear–. Seguramente has escuchado de mí.
– ¿Debería? ¿Eres famosa? –su forma de hablar era extremadamente presumida.
– No es tu problema, por tu culpa tengo todo el cuerpo lastimado. –lo a monesté.
– No fui yo quien sacó al caballo más salvaje para fanfarronear mi modo Pavone armé por ahí. –me sentí ofendida.
– ¿Quién te crees para hablarme así? –le dije.
Su sonrisa se hizo más amplia.
– eres una chica muy tonta. –me hultrajó.
–Tarado. –me defendí.
De verdad había disfrutado sus labios, era placentero y satisfactorio cada contacto con la piel de ese enigmático joven.
Pero claro, no podía permitir que un desconocido me besara y mucho menos luego de que me había llamado tonta.
Ese tal Jungkook todavía me tenía atrapada entre sus brazos y su sonrisa cómplice se mantenía dibujada en su cara. Sin que él se lo esperara alcé mi mano y le di la bofetada más fuerte que alguna vez tuve la oportunidad de dar. Su perfecto rostro se enrojeció, no se quejó, se limitó a ponerse la mano sobre la mejilla y me irritó que siguiera con esa eufórica sonrisa llena de malicia.
Daba cualquier cosa por volverlo a besar y algo me decía que él ya lo sabía. Me percaté de que el chico era bastante fuerte ya que se me dificultó zafarme de su agarre.
Lo dejé atrás para incorporarme en la celebración, cuando entré en el gran salón las luces me cegaron, me senté junto a mi hermana a la mesa y quince minutos más tarde vi a el mismo Jungkook disfrutando de un beso con una doncella algo mayor que yo, alcé una ceja. No puedo explicar por qué pero me sentí terriblemente enojada y hasta herida.
Realmente ese patán se merecía el manotazo que le había dejado marcado en la cara.
Cuando me marchaba de la mansión escuché hablar a mis primas sobre Jungkook, hablaron de lo bien que besaba, eso yo ya lo sabía, hablaron de lo guapo que era y de que todos los años viajaba a Paris puesto era el sobrino de Madame Leonella.Tan solo había visto dos minutos a ese joven y eso había bastado para no poder sacármelo de la mente.
Nunca más lo volverás a ver, olvídalo. Me reprimí a misma mientras iba camino a Londres y la distancia entre Jungkook y yo cada vez se hacía más grande.Nueve años más tarde.
Me mudé a Paris, era joven, libre y soltera. Acababa de terminar mis estudios superiores y solo tenía ganas de empezar un nueva vida. Mi vida amorosa era un desastre, nunca conseguía enamorarme, lo único que me apasionaba era la pintura, desde mis quince años en secreto comencé a hacer pinturas, bocetos y dibujos de un hermoso joven que había conocido y hasta entonces no me cansaba de dibujar a ese adolescente con sonrisa pícara pues no quería olvidarme de ese juvenil rostro perfecto ni siquiera de ninguna de sus pecas ni mucho menos de esos ojos apasionados con los que un día me miró. Nunca me pregunté por él, jamás había siquiera pensado en donde estaría o que sería de su vida, tampoco quería saberlo, solo tenía la compulsiva, maniaca, caprichosa y lunática idea de guardar su imagen en mi memoria de por vida.
Estaba atardeciendo, yo iba apresurada para tomar el tranvía, las calles de Paris estaban atiborradas de personas aquel día, como cosas del destino tropecé con un hombre, mis cosas cayeron al suelo, las páginas de mi cuaderno de dibujo se esparcieron por el piso. El hombre delante de mí se arrodilló conmigo para ayudarme a recoger los dibujos, con la prisa que llevaba no me había siquiera tomado el tiempo para ver al tipo que tenía frente a mí, guardé mis dibujos pero el tipo tomó en sus manos mi ilustración del joven Jungkook. Mi primer instintito fue arrebatarle mi dibujo de las manos pero sentí como él levantaba mi mentón con sus dedos para que yo lo mirara a los ojos.
Observé esos brillantes ojos marron que alguna vez vi cuando tenía solo quince años.
En mi pecho mi corazón palpitaba delirante, cuando me tocó sentí como mi cuerpo respondía con andanadas placenteras de adrenalina.
Era un hombre, me refiero a que Jungkook era un hombre, había dejado de ser el adolescente imberbe que había alguna vez sido y ahora estaba justo frente a mí, una parte de mi ser había creído que Jungkook siempre permanecería siendo el mismo jovencito, jamás había pensado en cómo podía ser ahora después de tanto tiempo, pero sin duda era mucho mejor que antes. Su cuerpo estaba mucho mas formado, incluso a través de su ropa se observaban esos tentadores músculos, abdominales, bíceps, piernas, espalda ancha... Podía derretirme en cualquier momento, su rostro era prácticamente el mismo, cejas gruesas, facciones definidas, labios rubicundos y esa sonrisa llamativa.
– ______. –Dijo mi nombre–. Aun recuerdo tu nombre.
Batallé para calmar mi corazón y para respirar.
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Enamorada de un demonio ( Jungkook y tu) Editada
Fanfiction¿Cómo puedo ser yo la que tenga que salvar al mundo de los demonios? Me eh vuelto adicta a uno de ellos, tan solo soy una chica normal, sin ningún tipo de poder, tímida y con muy poca seguridad de si misma, solo soy (TN) la que se enamoró de la pers...