LA VISITA DEL PADRE DONGHAE

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– Tienes visitas –me dijo el mensajero escolar cuando yo tomaba clases de lectura de partituras en piano.

Interrumpí mi clase para ver quién era mi visita, pensé que sería Jungkook ya que él había dicho que me visitaría y pues realmente no estaba equivocada, era Yoongi con Namjoon, yo esperaba que Jungkook estuviera con ellos, pero no, por supuesto que no iba a ir a visitarme, yo estaba segura de que él estaba molesto conmigo. Una impactante necesidad de Jungkook me invadió cuando solo vi a Yoongi y a Namjoon, sentí una terrible sensación de vacío al no verlo, había algo dentro de mí que andaba mal. ¿Cómo era posible que me empezara a faltar el aire cuando él no estaba? ¿Cómo era posible que lo extrañara tanto cuando lo recordaba? Era como si dependiera de su persona, me sentía embobada y enamorada. Jungkook era robablemente el demonio más hermoso del planeta, del cielo, del infierno y del universo entero y lo más increíble era que ver a Yoongi me recordaba inmensamente a Jungkook, pero en cambio cuando veía a Jungkook para mí no existía ningún Yoongi ni nadie más, solo él, el perfecto chico malo, pero yo sabía que él no podía ser tan malo, Jungkook para mí era perfecto y nadie me lo quitaba de la cabeza. Miles de interrogantes me atormentaban además, era claro que entré Jungkook y yo había algo, teníamos una estrecha relación pero era la más extraña de las relaciones que yo jamás haya visto. ¿Qué sentirá Jungkook por mí? ¿Realmente me amará? ¿Andará con otras chicas? ¿Qué es lo que piensa hacer con lo nuestro? ¿Seguiremos con esto a pesar de la estúpida maldición? ¿Será que quiere asesinarme o quiere mi alma? ¿Formalizaremos una relación? ¿Qué busca Jungkook en mí? ¿Qué es capaz de hacer por mí?

Eso era lo que pasaba por mi cabeza, al fin me había tomado el tiempo para preguntarme ese tipo de cosas cosas en lugar de pensar en lo lindo que se veía y lo hermoso que sonaba su nombre y lo sexy que se veía sin camisa y lo suave y delicioso que eran sus labios y lo radiante que se miraba bajo el sol, y ver su imagen en mi cabeza repetitivamente. Estaba lloviendo como de costumbre, los alumnos estaban en su mayoría dentro del instituto debido a esto, el vestíbulo principal estaba repleto de esos estudiantes presumidos que esperaban a que acabara de llover para salir al partido de futbol americano y yo me dirigía a grandes zancadas hacia estos dos chicos, Yoongi y Namjoon que me esperaban bajo la lluvia en las afueras solitarias de Kent College ellos estaban con otro hombre un poco mayor que ellos que estaba con un paraguas de color negro sostenido con su mano derecha, el hombre llevaba una sotana negra y tenía una mirada que destilaba bondad, no parecía demasiado viejo, quizás unos treinta y tanto, era apuesto considerando su supuesta edad, su rostro era totalmente ajeno a mis conocimientos. Saludé de un abrazo a Namjoon y Yoongi y titubeé un poco cuando debí saludar a este hombre de negro.

– Él es el padre Donghae –me explicó Yoongi.

El padre Donghae y yo nos dimos un apretón de manos amistoso.

– ¿Qué tal, señorita ________? –dijo este hombre con aire juvenil en su voz.

¿Y qué? ¿Cómo sabia mi nombre? ¿Era un adivino? No me sorprendería.

– Le hemos hablado mucho de ti –argumentó Namjoon.- ¡Ahm! He ahí la explicación, el padre Donghae no era adivino si no que Namjoon y Yoongi eran unos chismosos.

– ¿Entonces? ella es la chica –le dijo Yoongi al hombre más mayor.

– ¿Dónde está la marca? –preguntó el padre Donghae.

– Necesitamos que le muestres tu marca –me dijo Yoongi. 

– ¿Para qué? –pregunté extrañada.

– Necesitamos saber si tú eres el salvador –me contestó Namjoon-. Él sabrá si tu marca es auténtica.

Aflojé el nudo de mi corbata del uniforme y luego desabroché dos botones de mi camisa manga larga blanca cuidándome de mostrar únicamente mi marca media luna. El padre Donghae examinaba la mancha roja en forma de luna con una cara de sorpresa y pude ver como abría sus ojos como platos, como si no pudiera creerlo.

– ¡Es autentica! –exclamó en un susurro que me fue difícil escuchar–. Ella es el salvador.

– Salvadora –repuse.

En seguida volví a abrochar los botones de mi camisa del uniforme y acomodé mi corbata.

– Nunca había visto una marca tan autentica –dijo el padre Donghae aún con sorpresa en la voz–. Ella está marcada. Y ahora está maldecida, dos veces. -¿Maldecida dos veces? ¿Qué quiso decir? Pensé.

– Entonces significa que sí es ella –susurró Namjoon–. Lo que quiere decir que el caos se aproxima.

– Exacto –afirmó el padre.

– Hay que ocultar a ________–dijo Yoongi luego de haber salido de sus pensamientos–. Los demonios están buscándola para matarla ahora que es débil.

– Pero no podemos sacarla de aquí –repuso Namjoon.

– No hay problema –dijo Yoongi –. Mantendremos el lugar vigilado.

– ¡SEÑORITA ________! –gritó la directora desde la entrada del instituto mientras se acercaba a nosotros con su paraguas en mano–. ¡No están permitidas las visitas en horas de clase! –me riñó cuando estuvo cerca de mí. 

– Lo siento, señorita Simmons –me disculpé. 

– Está bien, entonces nos vamos –dijo Yoongi.

– Espera –le llamé a Yoongi antes de que pudiera irse.

– En cinco minutos la quiero en su clase –habló la señora Simmons y se marchó con su presumida forma de caminar.

– Yoongi, ¿dónde esta Jungkook? –le pregunté.

– No lo sé –me respondió él–. No sé de él desde que salí de aquí anoche.

– ¿Crees que está molesto? –volví a preguntar.

– No lo sé, ________, pero debemos irnos –me contestó Yoongi algo arrogante–. Ve a tu clase antes de que te reten.

– Bien. Adiós.

– Adiós, cuídate –se despidió.

El padre Donghae y Namjoon se despidieron con su mano.

Enamorada de un demonio ( Jungkook y tu) EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora