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14 de febrero, 2019

Llegamos y noto que son las tres de la madrugada. Voy al baño mientras Kevin está acostado en la cama haciendo zapping, yo me preparo mentalmente para el baile que estoy a punto de hacerle. Me siento tan ridícula con esta ropa interior comestible puesta que pienso en sacármela, pero decido usarla, ¡autoestima, Olivia! Además, hace bastante que no lo hacemos y admito que mi cuerpo lo pide. Esta es la oportunidad perfecta y el par de copas de más que tengo en mi cuerpo me ayudan a desinhibirme.

Kevin me arrinconó contra la pared ni bien llegamos y tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para alejarlo por un momento.

Respiro hondo, enciendo la radio desde lejos con el control y pongo You can leave your hat on. Por suerte preparé todo igual que la escena de la película. Aprovecho la confusión de Kevin para correr hacia el biombo y esconderme detrás. Espero que se vea mi sombra. Creo que sí, porque apaga la televisión al instante y escucho una risita nerviosa.

Decido dejarme llevar por el ritmo de la música y vi tantas veces el video de la canción que ya me sé los movimientos de memoria. Lo gracioso es que estoy muriendo de calor, me puse prendas de más con el fin de tardar un poco y hacerlo más emocionante, así que con cada cosa que me voy sacando suspiro de alivio.

Cuando quedo solamente en un sexy camisón, agarro la crema que por suerte preparé esta tarde y salgo de detrás del biombo. Comienzo a hacer una especie de baile erótico, amagando con sacarme la última prenda, pero sin hacerlo. Chupando mis dedos llenos de crema, haciendo que caiga "sin querer" en algunas zonas de mi piel que sé que a él le encanta besar.

La cara de mi acompañante es de absoluto asombro y hasta puedo notar que no cierra la boca hace rato a causa de su estupor. En un momento se levanta y trata de desnudarme, pero me río y le doy un empujoncito para que vuelva a la cama.

La canción todavía no terminó, pero voy sacándome de a poco el camisón hasta tirarlo en el suelo. Kevin arquea las cejas al ver lo que traigo puesto, pero corto un pedacito del chocolate del corpiño, lo unto con crema y se lo doy para que pruebe. Abre los ojos a más no poder cuando se da cuenta de que es chocolate.

Me subo sobre él y deposito un beso en sus labios. Envuelve mi nuca con sus manos para que no logre escapar cuando intensifica el beso. Me hace sentir miles de mariposas revoloteando en el estómago.

Suspiro al sentir sus besos en mi cuello, dirigiéndose al chocolate. Le da breves mordiscos a la ropa interior hasta que llega a tocar la piel de mis pechos y saborea cada centímetro, haciéndome soltar gemidos imperceptibles.

—Esto es tan rico, Oli —murmura acercándose a mis labios y besándome apasionadamente. Siento el sabor del chocolate en sus labios y hace la situación aún más excitante.

Prosigue con su trabajo comiendo, hasta que me da vuelta y se posiciona sobre mí para luego bajar por mi estómago dando pequeños besos y mordiscos que me hacen estremecer. Agarra la poca crema que quedó y la coloca por todo mi cuerpo para limpiarla con su lengua. Siento mi piel arder, estoy absolutamente entregada.

Abre mis piernas y saca uno por uno los confites de chocolate y caramelo del que está hecho mi bombacha.

—Mmm... —intenta decir algo, pero no le entiendo hasta que siento sus labios sobre mi zona más sensible.

Todavía le falta sacar un poco más de dulces, pero ya estoy a la expectativa de lo que va a hacer a continuación. En cuanto vuelvo a sentir su boca, lo detengo ahogando un gemido. Me mira con confusión, pero solo sonrío.

—Esto es mi regalo de cumpleaños y San Valentín para vos —comento incorporándome y haciendo que él se siente.

Me siento a horcajadas y le deposito pequeños besos en su mandíbula, cuello y pecho, cada vez bajando más. Agradezco que no tenga camiseta puesta, porque así puedo disfrutar de esta tabla sin perder un segundo. Comienzo a desabrocharle los botones de su pantalón y se los saco en un rápido movimiento. Arqueo las cejas al notar que no trae calzoncillos y él suelta una risita.

Las galletas de los deseos |EcdC#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora