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— Dame tu mano.

Jeongguk mira a Yoongi y obedece.  Aprieta su mandíbula, se relaja y desea que la ansiedad dando vueltas en el hueco de su estómago desaparezca. Le teme a la pelea de esta noche y sabe que es visible, que la gente y el oponente serán capaces de percibirlo a millas y alimentarse de él.

Yoongi toma la mano que Jeongguk le extiende, arrancando la cinta con sus dientes y comenzando a envolverla alrededor de sus nudillos habilidosamente. Rodea todo su puño, envolviendo dos veces antes de soltarla.

— Hyung... ¿ qué tal si—

— No. —Yoongi lo interrumpe con una mirada severa— no nos concentraremos en los "que tal si", entendido?.

Desde que Yoongi ha escuchado que Jeongguk peleaba contra Daehyun, ha estado ejercitándolo más duro que nunca. Pasaron interminables noches en el gimnasio, entrenando eternamente hasta que el agotamiento se arrastró por cada hueso de su cuerpo, hasta que sus músculos protestaron y ya no podía sentir sus extremidades. Aun así, Yoongi sigue presionándolo.

Con 19 años, Jeongguk sobresale en sus peleas pero sigue siendo joven. Carece de los años de experiencia que los otros boxeadores tienen sobre él y aun así, inevitablemente, es su perdición. 

Yoongi ha sido su entrenador desde el día uno, desde que Jeongguk descubrió el círculo de pelea callejera. Ha visto a Yoongi pelear en el ring, la forma en que el hombre sangró pero aún vertía cada gramo de poder que quedaba dentro de él para derrotar al hombre al que se enfrentaba. Jeongguk quedó hipnotizado.

Yoongi le ha enseñado todo lo que sabe. Sus técnicas, habilidades. Los moretones que lleva consigo y sus logros, todos ellos provienen de su entrenador y Jeongguk valora la presencia de Yoongi en su vida más allá de todo.

— ¿Dónde está Taehyung? —Jeongguk se obliga a sí mismo a cambiar de tema y eliminar la imagen mental de Daehyun apretando sus dientes y flexionando sus manos envueltas.

Yoongi agarra una botella de agua sentándose a un costado ociosamente, bebiendo un sorbo y pasándole el frío contenido al menor. Él la acepta, dejando que el líquido drene dentro suyo.

— Está afuera del depósito, como de costumbre.

Jeongguk asiente. Él sabe que Taehyung está ansioso por verlo pelear pero es más sencillo de esta manera, sin pasar dentro del depósito. Una vez que entras al círculo de pelea clandestina, eres parte y te forzan a pelear. Se aprovechan de la sangre nueva, del miedo que tienen hacia la escena que está ante ellos y todos los recién llegados casi siempre terminan en el hospital.

— Vamos —Yoongi rompe el silencio y lo arrastra fuera de sus pensamientos, brindando una mano para que se sostenga— tenemos unos minutos antes de que el round empiece, deberíamos subir al ring.

Jeongguk traga saliva, asintiendo mientras toma el soporte y se pone de pie. Elonga sus hombros un par de veces, aliviando la tensión y dibujando su rostro de pelea. Los enemigos y los luchadores mismos, parecen admirar a Jeongguk. Tal vez porque es muy joven y derrota sin esfuerzo en cada combate (ni una sola derrota, hasta el momento) o por la expresión fría que tiene cuando derriba a sus oponentes.

Se siente ansioso y tiene un nudo en la garganta que no puede tragar, no importa cuánto lo intente. Aprieta su mandíbula, estirando los músculos de sus brazos. Jeongguk puede hacer esto. Ha trabajado lo suficiente, ha entrenado sin piedad. Él puede hacer esto.

Salen del vestuario, Yoongi lo lleva por el sinuoso pasillo donde se puede escuchar a la multitud desde una milla de distancia.

La multitud siempre es ruidosa. Por lo general, intoxicados, entusiasmados por su entorno y siempre apostando a los luchadores. Hay presión evidente en el aire, especialmente cuando el dinero está involucrado en estos asuntos.

SABOR A VICTORIA - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora