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Cuando Jeongguk se desliza de regreso a su apartamento veinticinco minutos más tarde, toma la ruta más larga a casa para evitar lo inevitable: Yoongi está sentada en el sofá. Probablemente esperándolo. Tiene un cigarrillo entre los dedos, una expresión irritada fija en su cara. Cuando levanta la vista y se da cuenta de Jeongguk, su ceño fruncido se profundiza.

— ¿Finalmente estás en casa, entonces? —murmura el rubio en voz baja, dando una calada al cigarrillo.

La culpa y el remordimiento de lo bien que logró arruinar el plan ayer lo golpea, una y otra vez. Él hubiera sido la luz al final del túnel y, si lo hubiera hecho correctamente, ya no sentirían la necesidad de mirar por encima de sus hombros.

— Hyung …

— Explícame, Guk. No entiendo lo que Jan dijo para que te asustaras tanto.

Parece todo serio, sin sensación de comodidad en su rostro. Se sienta compuesto en el sofá, con las piernas extendidas y arqueando la frente de manera condescendiente hacia Jeongguk. Le desconcierta un poco, sin saber si merece o no tal trato de parte de Yoongi.

Se levanta incómodo de sus pies desde donde está, sintiéndose arder bajo la mirada dura e implacable del mayor. Por más que no tenga ganas de hablar de ello, sabe que tiene que explicarse.

— Jan ... um, él sabe acerca de Sunhye.

Levanta la vista hacia Yoongi y observa cómo la expresión del mayor se desplaza justo delante de él.
Va desde desinteresado, hasta completamente atento, disculpándose. Baja el cigarrillo, sus ojos se abren instintivamente.

— ¿Él, qué?.

— Sí … —Jeongguk se pasa una mano por el pelo, como un tic nervioso— Estaba hablando de su hermano y él replicó con Sunhye. La conoce y no tengo ni idea de cómo.

— Mierda —Yoongi apaga su cigarrillo, sus manos temblando mientras continúa con el acto— ¿Qué carajo? ¿Cómo es eso posible?.

Aunque Yoongi nunca ha conocido a Sunhye, él sabe de ella. Jeongguk no siempre tuvo un exterior duro. Antes, cuando era más joven y trataba de hacer frente a su vida, Yoongi había sido tentativo y había sido un apoyo para él. En una noche en particular, se había expresado acerca de sus preocupaciones con Sunhye. Ninguno de los dos podía hacer nada, pero Yoongi le había dado una mirada retorcida y comprensiva, como ahora lo hace.
Jeongguk tiene que mirar hacia otro lado, no queriendo observar esa cara.

— No lo sé. Realmente lo dijo y me volví un poco loco.

— Yo ... no te culpo, Guk. Mierda.

— No sé si Jan sabe algo sobre Sunhye. Es posible que haya hecho su investigación sobre mí y haya descubierto de boca en boca quién es mi hermana —sugiere Jeongguk, sin querer siquiera considerar otras posibles teorías. Esta es el que se siente más fácil de creer— Él solo usó su nombre cuando se enojó, especialmente por la mención de su hermano.

Yoongi considera esto por un momento.

— No puedo estar seguro —responde— No entiendo qué motivo podría tener Jan de otra manera.

Jeongguk se encoge de hombros sin poder hacer nada. Cada vez que su mente se desvía hacia Sunhye, sus pensamientos se ponen a toda marcha. Nunca había dejado de pensar en ella, nunca había dejado de amarla, pero a medida que pasaban los años, el insistente recordatorio de ella se había embotado. No se sentía más pesado con cada mañana que se despertaba. Sin embargo, ahora, una vez más, es en todo en lo que se puede enfocar.

— No sé qué hacer. ¿Qué crees que significa para nosotros, la guerra? —Jeongguk lucha por pronunciar las palabras, sus labios se curvan hacia abajo mientras da un paso hacia Yoongi— Lo jodí todo, ¿verdad? Tú estás enfadado conmigo.

SABOR A VICTORIA - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora