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La pelea de regreso de Jeongguk resultó en una victoria. Había golpeado al hombre hasta caer al suelo y aún mejor, al final de la pelea, el hombre se había acercado a él para estrecharle la mano y desearle lo mejor. El sentimiento había conmovido a Jeongguk y antes de que se dieran cuenta, terminaron saliendo a celebrar y, en consecuencia, terminaron en el club en el que trabaja Jimin.
Su eufórico estado de ánimo había disminuido dramáticamente al ver a Jimin bailando a otra persona, incluso más cuando vio lo aterrorizado que se veía.
En ese momento, todo lo que había querido hacer era protegerlo. Ni siquiera lo había pensado dos veces antes de levantarse de su asiento, atacar al hombre y exigir que dejara ir a Jimin.

Aunque todavía estaba luchando por aceptar la presencia del rubio en su vida, se encontraba cuidando al chico. En el fondo, vio algo en Jimin que le hizo verse a si mismo cuando era más joven. Indefenso, vulnerable y fácil de aprovechar.

Entonces, demandenlo por querer protegerlo. Por intentar ganar su tiempo para el resto de su turno y asegurarse de que permaneciera dentro de la línea de sus ojos sin que nadie más levantara una mano sobre él de esa manera.
A pesar de que su preocupación fue tomada de manera equivocada por Jimin, no pudo evitar sentirse preocupado. Incluso cuando llegó a casa esa noche y se acomodó en la cama de Taehyung, exigiendo abrazos, su mente estaba en otra parte. Incluso cuando Taehyung le preguntó si estaba bien ya que no estaba concentrado en la película de terror que estaban viendo, no estaba pensando en nadie más que en Jimin.
Jeongguk estaciona su auto Porsche fuera del campus universitario de Taehyung, ya que le prometió que saldrían juntos a cenar a un restaurante.

Todavía lo está molestando, sus pensamientos consumidos por el mayor y lo atractivo que es, cómo sabe exactamente cómo mover su pequeña cintura y atraer la atención de todos.
Taehyung aparece desde el edificio, saltando hacia el auto con sus carpetas metidas en sus brazos. Tiene una expresión alegre fija en su rostro, como si el sol prácticamente lo estuviera siguiendo y Jeongguk siente que se relaja un poco. En general, siempre puede confiar en que Taehyung puede mejorar su estado de ánimo.
Lo que aparentemente falla cuando justo al lado de Taehyung camina Jimin.
Se ve tan exquisito como siempre, manteniéndose unido con tanta gracia y elegancia que nadie sospecharía que se quita toda la ropa durante la noche. Él está vestido excepcionalmente bien, su atuendo acentúa su cintura pequeña y su culo. Jeongguk forza su mirada hacia otro lado, mirando fijamente su volante mientras aprieta la mandíbula.

— ¡Oye, bebé! —puede escuchar a Taehyung gritar, correr hacia el auto y llamar a la puerta.

Jeongguk, a regañadientes, baja la ventanilla e instintivamente sonríe. No puede no hacerlo cuando Taehyung se encuentra frente a él con una expresión brillante, una sonrisa que se extiende de oreja a oreja y que parece no darse cuenta de la confusión interna de Jeongguk.

— Oye. Entra.

Jimin se encuentra torpemente ante él, tirando de sus mangas pero no es lo suficientemente rápido. Jeongguk nota que el moretón florece en su muñeca. Se pregunta si fue el hombre de ayer, de quien salvó a Jimin, o si es nuevo, es otra persona. De cualquier manera, el pensamiento es tan desagradable para él que tiene que forzar físicamente sus talones en el suelo para resistir el impulso de decir algo violentamente.

— Oye —dice Jimin en voz baja, mirando al suelo.

Jeongguk no lo mira. Mira hacia adelante y asiente— Hola.

— Mm los veré luego, chicos —Jimin se frota la nuca, tímido y fuera de lugar— Y Jeongguk, ¿todavía está en pie nuestra sesión de entrenamiento mañana?.

— Por supuesto.

— Genial, está bien —asiente y saluda con la mano. Se despide antes de irse en la otra dirección.

SABOR A VICTORIA - KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora