Diecisiete.

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—¿Estás enojado?— oculte mi tono burlón, ya que sabía que si reía el me mandaría mas allá de la luna.

—No. ¿Tendría?— esquivo mi mirada y se alejó un poco de mí. Hice una mueca.

—Bueno no. Pero es que me estas hablando de una manera que...

—¿Por que?—me interrumpió molesto, no entendí y al parecer lo noto por mi cara así que continuo —¿Porque escogiste a ese imbécil?— voto el cigarrillo.

—No te entiendo.— hable temerosa. Sus ojos estaban con las pupilas sutilmente dilatadas y se acercó a mi tan peligrosamente que me hizo temblar.

—¿Por que como novio lo escogiste a el?— se acercó a mi mientras se remojaba los labios.

—¿Yo?

—Mira Barbara.— suspiro como para relajarse. —Solo respóndeme.

—No te tengo porque dar explicaciones.— lo rete apuntando su pecho con mi dedo índice. No sabía cómo había hecho para tener tanta valentía.

—Bien. Tan solo...— se quedó pensando. —tan solo no te des besos con el mientras yo esté cerca.—continuo. Sonreí al notar que él pensaba que James y yo éramos algo.

—Como te explico...—puse mi mano en mi barbilla. —chico celoso.— enarque.

—¿Celos?— bufo enojado.

—Celos por algo que no es real.—trate de explicar, pero el aún tenía su ceño fruncido.

—No es real ¿qué?— hablo confundido, al menos su ceño fruncido se había esfumado y su cara estaba pacífica.

—Te estoy tratando de explicar que James y yo...— me apunte con el dedo índice. —no somos nada.—

—¿Nada?— hablo con un poco de rubor en las mejillas. Reí.

—Nada.— dije riendo mientras veía como el fruncía el ceño. —Ya deja de hacerlo te quedaran arrugas.—hable riendo y el rápidamente relajo su cara.

—¿Porque no me lo decías desde el comienzo?— se acercó a mí.

—Quería ver hasta donde llegabas.— hable con una sonrisa. Verlo celoso me encantaba, era tan posesivo y tan protector.

—Te encanta verme enojado ¿verdad?— me tomo por la cintura con una sonrisa torcida.

—Enojado no.— acaricie su hombro. —pero celoso sí. Y más si soy yo la que provoca eso.— me mordí el labio, el rio.

Mañana siguiente

Nos encontrábamos en el aula esperando a que la pesada profesora se digne a venir a dar sus clases, me encontraba aburrida hasta que escuché el sonido del teléfono así que atendí sin preocupación.

—¿Hola?— hable capturando la atención de algunos compañeros sentados a mi lado y de Zayn, frunció el ceño algo confundido.

—Barbie, te tengo una buena noticia.— escuche la voz de mi hermano en la otra línea. Sonreí.

—¿Liam?— pregunte algo aturdida ya que no me esperaba que llame tan temprano, él sabe mis horarios de escuela.

—Sí, soy yo. Adivina que...— dijo con aires de suspenso. Calle incitándolo a hablar. —En tres meses voy a casa.— escuche alegría en su voz. Una enorme sonrisa se me dibujo en la cara.

—¡Si!—grite parándome de mi asiento. Los que estaban a mí alrededor me miraron como un bicho raro, solo me vasto con fulminar con la mirada a cada uno y listo. Mire hacia la carpeta de Zayn, el cual estaba volteado.

Barbara Z.M Donde viven las historias. Descúbrelo ahora