14. Dos corazones.

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Nathaniel no volvió a acercársele a Aura, una parte por la amenaza que James Potter le había dirigido hace un par de días. Y también porque la chica no le permitía hablar, al usar una poción de amor había cruzado la línea.

Todo lo demás transcurría con normalidad. Remus continuaba leyendo hasta altas horas de la noche. James seguía con sus planes de conquista que, parecían estar dando resultados. Peter aun pedía apuntes a Remus y cubría a Sirius. Y él, bueno, no dejaba de ligar con chicas, unas le correspondían y otras pasaban de largo.

Aura por su parte se mantuvo a raya de Sirius, pues no le parecía apropiado seguir comportándose como antes cuando ella ya no sentía lo mismo que hace un par de meses. Y Remus solía ayudarle, no de una manera tan notoria para que los demás chicos comenzaran a sospechar, pero cunado Sirius llegaba con una chica o hablaba de alguna, Remus sacaba a Aura de la habitación con el pretexto de algún problema de prefectos.

Y esta tarde, su escapatoria había sido Peter, sorprendentemente. Ya que se encontraban en la sala común cuando Sirius llegó sonriente a presumir sobre su última cita. Peter se levantó con entusiasmo y jaló a Aura tras de sí hasta el jardín trasero, donde Pomona tenía su huerto, sólo para sentir la lluvia.

-¿Qué hacen afuera bajo la lluvia?- llegó preguntando Sirius.

-Me gusta chapotear en los charcos, y la lluvia es simplemente divertida- dijo Peter.

-Estoy tratando de ser golpeada por un rayo- finalizó Aura, dejando que ese comentario se escapara involuntariamente. Atrayendo la atención de la dupla masculina.

Poco después, el sonido de un relámpago hizo saltar a los chicos al tiempo que Peter corría al interior del castillo diciendo que él no quería ser golpeado.

Sirius por su parte se acercó a la chica, con lentitud, pues hasta de lejos se percibía su mal humor. Cuando llegó a donde ella, Aura le regaló una mirada cansada.

Eso era lo último que necesitaba, estar a solas con él. Era fácil ignorarlo estando con los demás. Pero ahora, el corazón de Aura le golpeteaba en el pecho. Con cada paso que Sirius daba, sus manos comenzaban a temblar, era imposible ocultarlo pero podía atribuírsele a que aún se encontraban bajo la lluvia. Mala idea, pues todos los cuentos de amor que conocía, empezaban en medio de una tormenta.

-¿Está todo bien? Te he notado apartada del grupo en los últimos días.

-Sí, todo bien. No tienes de que preocuparte- Aura le dio la vuelta a Sirius, pues él estaba ya bastante cerca de ella.

Sirius con el ceño fruncido, persiguió a Aura, pues le pareció extraño que comenzara a alejarse de él. Lo tomó con diversión, soltando carcajadas mientras intentaba alcanzarla.

Los charcos les salpicaban en los talones, mientras sus zapatos se impregnaban de un color marrón, a causa de la mezcla de agua y tierra. Si bien la lluvia no paraba, ya no la sentían como antes, las gotas seguían resbalando por sus rostros pero ya no molestaban. La expresión molesta y preocupada fue remplazada por una sonrisa. Los relámpagos aun emitían gran sonido, pero eran opacados por un par de risas contagiosas.

Aura no dejaba de correr, a este punto olvidó cuan sucio podía quedar su uniforme, su mayor preocupación era escapar de Sirius. Mientras él se ocupaba de alcanzarla, cada zancada resultaba ser más grande que la anterior, pero la chica tenía una asombrosa habilidad para evitarlo.

Fue hasta que llegaron a las raíces de un gran roble, sus frondosas ramas los refugiaron mientras seguían forcejeando. Aura encontró su espalda contra el grueso tronco del árbol, teniendo frente a ella a Sirius, quien intentaba sujetar sus manos. Trabajo difícil considerando que Aura seguía moviéndose precipitadamente.

James, amo a tu hermana. •Sirius Black•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora