3. Sirius; un idiota sin remedio.

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Ya tenían todo planeado, dentro de dos noches irían a la casa de los gritos. Esta vez, Sirius encabezaría el grupo marcando el rumbo, mientras que cuidando la retaguardia se encontraría James, por lo que, Aura y Peter estarían cuidando a Remus en el medio.

Lily se dio por vencida con sus preguntas cuando Aura no le respondía acerca de sus escapadas nocturnas. En realidad, ya nadie preguntaba. Pero especulaban, eso sí. Lo más sonado era que salía para ver a su novio, el cual nadie conocía. Y otras más disparatadas decían que jugaba una partida de naipes en la oficina de Dumbledore.

-Hey Quejicus- Sirius llegó con inusual alegría, tomando por los hombros al Slytherin. Unas miradas curiosas detuvieron su andar, solo para observar la nueva broma o por si en esta ocasión Severus se defendía seriamente.

-No me toques- rápidamente se alejó del agarre del Gryffindor, les regaló una mirada indescifrable a los entrometidos de su alrededor. Que al instante continuaron su camino.

-Me lastima que me trates así- Sirius, fingiendo agonía, llevó su mano al pecho mientras hacía círculos alrededor de Severus -Pero no me sorprende de un cobarde.

La expresión de Severus rápidamente cambio, estaba enojado. Soportaba sus constantes burlas en cuanto a su físico y su pasión por las pociones. Pero cobarde, eso le recordaba a su padre, y como nunca lograba cumplir sus expectativas. Apretó la mandíbula al punto de dolerle.

-No soy ningún cobarde, estúpido engreído.

-Si no eres cobarde, demuéstralo. El sábado, a media noche, ve a la casa de los gritos- Sirius hizo una pequeña pausa, puesto que estaba saboreando como nunca cada palabra. Severus estuvo a punto de articular un "pero", cuando se vio interrumpido por Sirius -Hay una entrada secreta a un lado del sauce boxeador, justo en las raíces- nuevamente hizo una pausa, dado que vio a la serpiente pensando -¿O es que tienes miedo?

Eso último fue suficiente para que Severus terminara por decir que sí.

[...]

Aura se encontraba sentada en el gran comedor, el banquete se había terminado hace un rato pero era cómodo platicar cuando la mayoría se había ido. Estaba con Natalie, Paola y Lily, sus compañeras de habitación. Cuando una carta hecha avión se detuvo frente a ella. Paola por diversión intentó agarrarla, sin conseguirlo. Pues el avión dio una voltereta para detenerse más cerca de Aura.

-Está encantada, boba- con burla, la animaga tomó el avión, con cuidado lo desdoblo. Tenía escrito "Sala de menesteres. PPP" Y al instante el papel mismo se consumió dejando unas cenizas flotando en el aire.

-¿Qué es PPP?- preguntó Lily a su lado, y Aura rogó porque solo hubiera leído esa parte. Sin embargo logró controlar su incertidumbre.

-Pociones para principiantes- lanzó un beso general hacia sus amigas y con un andar rápido fue hasta el sexto piso. Retrasándose un poco por el movimiento de las escaleras que irónicamente la dejaron en las mazmorras una vez.

Estando ya a unas vueltas de la sala, vio a Sirius caminar elegantemente. Seguro había recibido la nota apenas.

-¡Sirius!- el susodicho detuvo su caminata para mirar con una ceja alzada a la gemela de su mejor amigo. Aura apresuró su paso hasta llegar a un lado de él -¿Estás preparado? Digo, es la última luna llena del año. Sólo unos días después será navidad, supongo vendrás a casa.

-Si su madre me recibe, ahí estaré- Sirius bien sabia el amor que Euphemia le guardaba. Desde que se enteró de los problemas que éste tenía con su madre, no dudo ni un segundo en brindarle su apoyo. Y aunque no lo aceptara, a Aura le gustaba tenerlo en casa -Y me siento bien, creo que esta luna llena tendrá una sorpresa.

James, amo a tu hermana. •Sirius Black•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora