17. Él es mi paisaje favorito.

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El señor y la señora Potter sentían un poema de emociones en su casa. No alcanzaban a recordar la última vez que ese sentir los inundó como una pareja de adolescentes que veía cualquier sueño como una posibilidad. De pronto todo se volvió más dulce. El aire más puro.

Fleamont atravesó la puerta principal con una sonrisa de lado a lado. Y la causa de ese gesto era nada más y menos la simpleza que significaba el primer amor. Él tenía la dicha de mirar a los ojos su primer y único amor cada día. Deleitándose por tal emoción. Y no se preocupaba por esconder dicha fascinación.

Pero ahora, era espectador de un par de semillas. Semillas aventureras que empezaban a echar raíces, entrelazándose y creciendo al tiempo.

No hizo falta que Aura y Sirius anunciaran públicamente sus sentimientos. Y es algo que aún no hacen. Pero nadie podía pasar por alto las miradas sonrojadas que se compartían durante la cena. El cómo Sirius sostenía con fuerza la mano de Aura al salir al jardín. O como Aura se preocupaba por retirar el cabello que cubriera la cara del chico.

Fleamont sintió una oleada de indignación porque alguien más estuviera en el corazón de su hija. Pero conocía de sobra el amor. Y se alegraba de que su hija pudiera conocerlo.

Euphemia, por su parte. Miraba con dulzura a Aura, esperando a que se acercase a ella para confesarle su indiscreto secreto. Y cuando parecía que lo haría, algo la hacía arrepentirse y salir de la habitación con las mejillas coloradas y un temblor en las manos.

Pudieron haberse enojado. Pensar que su hija dormía bajo el mismo techo que su enamorado, los preocupaba. Sin embargo, Sirius fue desde un principio un caballero. Y aunque ellos no lo supieran, Sirius se ponía nervioso al estar en la habitación de Aura.

Pero ambos padres no se sentían felices solo por su hija. Ya que gozaban de que su otro hijo también haya comenzado una aventura.

A James se le veía radiante. Desde que se levantaba hasta que volvía a dormir. Todo pesaba menos. Comenzó a fijarse en detalles pequeños, por más extraño que eso suene.

Lily pasaba más tiempo dentro de la casa de los Potter, de vez en cuando sus padres la acompañaban pues la relación entre las cabezas de familia era muy amena. Lily no sólo estaba con James, si no que se encerraba con Aura para ponerse al día.

Para la pequeña Potter fue sencillo contarle a su pelirroja amiga la buena nueva. Más que nada porque no necesitó decir ni una palabra. Lily lo sabía.

"Sirius anda con una sonrisa todo el día. Estaba en la sala con él esperando a James para ir al cine, le explique de qué trataría la película que íbamos a ver. Y cuando mencioné un diamante, él se apresuró a decir que tus ojos se iluminaban bajo el destello de las estrellas, que incluso era más brillantes que un diamante. Suspiró y su mirada quedó perdida en los cuadros de tu familia. No sé qué clase de magia hiciste, pero está muy enamorado".

Y el corazón de Aura casi estalló. No podía terminar de creer que Sirius se expresara de una forma tan dulce de ella. Que cautivara momentos y detalles pequeños para guardarlos con mucho esmero.

[...]

Un cosquilleo recorrió desde el cuello hasta la columna de la chica. Tuvo que sacudir la cabeza para que dicha sensación se desvaneciera. Pero pocos segundos después regresó, esta vez no solo causándole escalofríos, sino que desencadenó una serie de risas. Inclinó su cuerpo hacía adelante, creando un abismo de espacio entre la nariz de Sirius y su espalda.

El chico no ocultó su molestia ante tal alejamiento, por lo que sin avisar rodeo la cintura de la chica con sus brazos y volvió a recargar su espalda contra su propio pecho. Aura reclamó en silencio, aunque la realidad era que amaba tal sentir.

James, amo a tu hermana. •Sirius Black•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora