21. Escapemos juntos.

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El silencio era aturdidor, los tímpanos dolía a tal punto de pasar un par de horas con las manos sobre los oídos para intentar minimizar el ruido. A veces, el molesto silencio se veía roto gracias a los gritos de locura de los demás presos.

Después de tantos años encerrados ahí, tuvieron que buscar apoyo en el otro para sentir un poco de afecto humano. Tanto Aura como Sirius, se tomaron la tarea de hacer un pequeño hoyo en la pared que compartían, lo suficientemente grande para que sus manos alcanzaran a tomarse, y lo necesariamente pequeño para que nadie se diera cuenta.

Día y noche, esperaban que su tortura finalmente terminara, probablemente, lo único que les hacía seguir con vida, es que el otro también seguía en pie. Sus mentes vagaron por los peores lugares, pensando incluso en los escenarios más turbios para finalmente fueran libres.

Pero había una última esperanza; Harry Potter.

Estaba vivo, estaba bien, pero los necesitaba. Por lo que tenían que hacer lo imposible.

-¿Estás lista?- Sirius apretó la mano de Aura, por entre el pequeño hueco.

Aún si no podía verla, ella asintió con la cabeza. Los nervios le hacían temblar, le parecía el plan más loco y suicida que se le pudo haber ocurrido, pero no tenían más elecciones –Sí, hagamos esto-.

Se soltaron, con la esperanza de muy pronto volver a tomar sus manos. Sirius se transformó rápidamente en un perro, salió de su celda sin problemas, anduvo a cuatro patas hasta la celda de Aura, quien ya se encontraba convertida en una tigresa.

El corazón se le achico, pues aquel tigre de sedoso y brillante cabello, estaba opaco, enredado y parecía a punto de morir de hambre. Nunca había visto un tigre tan delgado. Pero de algo debía servir, en cualquier otra situación, no hubiera cabido por el espacio de su celda.

Una vez fuera, no esperaron a que los vieran, simplemente corrieron hasta la salida más cercana, una vez lo suficientemente lejos, desaparecerían, juntos.

Los demás presos empezaron a gritar y golpear las paredes, pues un tigre corriendo por ahí no era particularmente normal. Justo cuando se dirigían a una ventana, un dementor apareció frente a ellos. Aura soltó un gruñido, esperando a tener una pelea con la horrible criatura.

Sin embargo, el dementor parecía no fijarse en ellos, no se detuvo ni un segundo a mirarlos, pasó de largo hasta las celdas de los presos ruidosos. No tuvieron tiempo de confundirse, tan pronto como se alejó el dementor, saltaron por la ventana. Quizá no fue su mejor idea, pues no sabían que tan alto estarían, o que habría del otro lado.

Como si el destino estuviera de su lado, la ventana los hizo llegar a un puente de piedra que conectaba edificios. Debajo del puente, el agitado mar golpeaba las paredes de la cárcel.

Aura tomó a Sirius del cuello, era mucho más grande, por lo que podía protegerlo en la caída. Con la agilidad que sólo un felino posee. Saltó al agua, el mar los arrastró hasta una pared, Aura se impulsó con sus patas traseras, yendo contra corriente.

Unos metros lejos de la horrible prisión, volvieron a convertirse en humanos. Sirius tomó el rostro de Aura entre sus manos.

-Sigues siendo igual de hermosa que hace 10 años- Aura, gracias al mar, pudo acortar la distancia que yacía entre ambos, y lo besó. Lo besó con tanta pasión que dejaban de sentir las olas en su espalda, el tiempo parecía no haber pasado.

Una vez saciados del otro, se tomaron nuevamente de las manos, listos para aparecer en Grimmauld Place.

[...]

La chimenea estaba encendida. Una suave canción sonaba en el fondo de la habitación, la cual, se encontraba iluminada por un centenar de velas flotando alrededor.

Sirius la sostenía de la cintura, mientras ella no soltaba su cuello. Su cabello largo aún la hacía derretirse, su actitud altanera seguía intacta, pero ya no le molestaba. Sólo lo hacía lucir más atractivo que antes. Y ahora, con un bigote, no podía creer que hubiera hombre más perfecto que él.

Sirius por su parte, aun no creía que en sus manos estuviera tan bella mujer, después de tantos años, aún tenía su significativo olor a vainilla. Le encantaba tocar su piel, pues le parecía lo más suave que pudo haber tocado jamás.

Seguían desaliñados, sus rostros aún tenían rastros de polvo, y sus cuerpos se veían extremadamente delgados. Pero aun así, les parecía que frente a ellos, tenían a la persona más maravillosa y perfecta del mundo.

-Muy bien, tortolos, es hora de irnos- Remus entró a la sala del lugar. Sus viejos amigos dejaron su pequeño momento de ensueño para acercarse a él, Sirius le dio un buen apretón de manos para después abrazarlo.

Aura, prácticamente corrió a sus brazos, estrujándolo como si fuera la última vez que fuera a verlo. Remus no tuvo problema alguno en corresponderle. Y pudo no haberla soltado en un largo tiempo, de no ser por Sirius que con un simple gesto le mostró una amenaza.

Con su dedo índice y medio, apunto a sus propios ojos, para después dirigirlos a los de Remus.

-Muy bien, vámonos- Remus desapareció, él iría a la estación King Cross, para vigilar a Harry, mientras que Sirius y Aura aparecerían cerca de Hogsmade, y con sumo cuidado, irían hasta la casa de los gritos.

[...]

-¡Harry!- Una vez transformada en persona, Aura quiso correr hacia su sobrino, las ganas de abrazarlo la estaban matando. Era una copia exacta de James, pero, tenía los ojos de Lily, los hermosos ojos de su madre.

Sirius tomó su muñeca, pues en ese momento no era buena idea acercarse a él, tenían los segundos contados para que pudieran escapar sin que alguien lo notara.

Harry se acercó a ellos. Miró al suelo, apretando su labio inferior, como si le costara decir palabra alguna –Yo, lo lamento-.

Aura se zafó del agarre de Sirius, tomó a Harry por las mejillas obligándolo a verla a los ojos –Nada de esto fue culpa tuya, cariño. Eres un excelente mago, igual a tu padre- ella se paró de puntillas, para dejar un tierno beso en la frente de Harry.

-Nunca vamos a abandonarte, puede que no nos veas. Pero siempre estamos contigo- Sirius habló, después de eso, ayudó a su esposa a subir al hipogrifo. Se despidió se Harry con un movimiento militar, para enseguida montarse a la criatura.

Y emprendieron vuelo, hasta su nuevo hogar.

No me parecía totalmente necesario escribir lo que sucede en la película, pues no cambiaría mucho la historia. Desde mi punto de vista, todo ocurriría igual sólo que con la presencia de Aura.

James, amo a tu hermana. •Sirius Black•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora