Especial 4. La disculpa a Severus.

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No bastaba ni bastaría de una carta para disculparse con Severus. Si bien ella no había hecho nada malo, sentía la constante necesidad de dar disculpas en nombre de su gemelo, porque claro, él jamás se acercaría a Severus y aceptaría su error. Quizá el único mal que Aura hizo fue dejar la puerta de su habitación sin encantamientos. Si le hubiera pedido ayuda a su madre, seguro que sin preguntar dos veces le diría que sí, pues ella misma sabe de lo que es capaz aquel chico de anteojos.

Después de la ceremonia de los de primer año y el banquete de bienvenida, Aura corrió con la capa hondeándose tras sus hombros. Bajó un par de escalones que dan hasta las mazmorras hasta que la prefecta de la casa esmeralda la detuvo a medio trote.

—¿Se te perdió algo? —Melody era inusualmente irritante. Tenía una belleza deslumbrante, Aura era fiel creyente que en su sangre debía tener ascendencia Veela, pues siempre que estaba cerca de ella sentía ese magnetismo. Más bastaba con conocer su verdadero carácter para que aquel encanto se desvaneciera tan rápido como el humo de un caldero.

—Sólo tengo que hablar con alguien —Aura intentó evadirla, tomando el hueco que se creaba entre el cuerpo de la serpiente y el muro de las escaleras. Al menos ese era su plan, hasta que Melody bloqueó su paso poniendo su brazo entre los muros.

—Tu torre está hacia el otro lado, gatita. No tienes nada que buscar en esta zona del castillo —si hubiera algún testigo, podría decir con total seguridad que el cabello de la Gryffindor se esponjaba, tal cual tigre listo para atacar. En otra vida habría tomado su forma animaga y sin dudar sacaría las garras para defender su casa y su valor.

—¿Tu vida es tan aburrida que tienes que meterte en la de los demás? —la perfecta y delgada ceja rubia de Melody se arqueó con desespero. A estas alturas no hacía falta de un adivino para decir que aquellas dos chicas tenían razones personales para no llevarse bien. Durante todos estos años habían intentado evitarse "Mejor no verle la cara" se decía Aura cada que salía de un salón en el que ella reclamaba presencia y señorío.

La mirada furiosa de Melody no duró pintada en su rostro, podrá decirse que se fue tan rápido como apareció. Tan sólo fue reemplazada con una increíble burla, ni Aura estaba preparada para tal golpe —Mejor ve a olerle el culo a tu novio —la rubia se deleitó con la confusa mirada de la castaña —Es cierto, Sirius con suerte y mira sobre tu hombro —.

Dentro de esta discusión había un serio problema; Melody no conoce a Aura. Esperaba verla llorar e irse tal cual Mary Sue con la cara cayéndosele de vergüenza. Pero Aura no llora, al menos no frente de otras personas. Ella se enoja, y lo hace con fuerzas.

Unos cuantos escalones más abajo, se encontraba Severus, curioso que su compañera de vigilancia se hubiera quedado atrás en el recorrido hacia su sala común con los chicos de primer año. Por lo que, después de dejar instalados a los estudiantes, regresó pro las escaleras en busca de Melody.

Alcanzó a escuchar las burlas que la rubia soltaba con claro descaro hacia una tercera persona. Aunque muchas otras estudiantes podían entrar en la frase de Sirius, sólo había una que contestaría con un golpe al estilo muggle; nada más y nada menos que Aura.

Cruzó una vuelta en las escaleras justo a tiempo para ver como Melody era callada de un golpe de mano extendida en el costado de su mejilla. Los tres estaban sorprendidos. Nadie se creía tal reacción, ni siquiera la misma Aura era capaz de entender lo que acababa de hacer. Y aunque la llenaba de satisfacción haberle callado la boca a Melody, también le preocupaba que fuera a acusarla con algún profesor. Tenía demasiadas manchas en su historial como para sumarle otra.

—Yo... lo siento —Aura tuvo que cubrir su boca, pues, aunque sinceramente lo sentía, también era cierto que las ganas de reírse empezaban a ganarle.

James, amo a tu hermana. •Sirius Black•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora