2. Quejicus: una espinilla en el trasero.

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Sirius no terminaba de entender por qué de un momento a otro James dejó de jugarle bromas a Quejicus; desde primero, se había hecho un ritual el que cierto chico de cabello graso fuera la mira de una gran cantidad de burlas. Y es que James no quería decir en voz alta que la razón es un cabello pelirrojo y unos hermosos ojos verdes.

Pero después de todo, Sirius seguía molestándolo, y Severus le daba motivos suficientes para hacerlo. Como ahora, que Snape había ido a contarle a Argus que Sirius estaba liándose con una alumna de cuarto grado.

Después de un severo castigo, la chica de cuarto salió huyendo con la dignidad y las bragas por los suelos. Sirius se permitió mirar desafiante a Snape –Realmente vas a arrepentirte de esto, Quejicus- lo reprendió, tomándolo por el cuello y escupiendo cada palabra con asco.

-Amenázame lo que quieras, Black; pero a cada paso que des, ahí estaré- contestó Snape, estando ya cansado de ser la burla de aquel cuarteto. En específico, de ese engreído Sangre Pura.

Ambos decidieron por irse, por caminos diferentes claro está. Pero aún a la distancia, se podía percibir una nube de tensión en todo Hogwarts, pues esa guerra había empezado desde hace mucho tiempo. Y es que Severus tenía una fuerte obsesión con demostrar lo que hacían aquellos bromistas cada luna llena. Pero nunca había podido atraparlos con claras evidencias.

A diferencia del chico ególatra, Aura no parecía mostrar interés alguno en molestar a dicha serpiente. Más que nada por su amiga Lily, y aunque no lo entendiera del todo, aceptaba la extraña amistad entre ellos dos.

Sirius refunfuñando, y por ocasión especial; ignorando las insinuaciones de diversas chicas, llegó hasta su sala común. Mirando a Lunático, el único de sus amigos que estaba en la sala común. Ignorando el hecho de que éste se encontraba sumergido en el mundo de la lectura; se sentó frente a él, sin frenar los insultos hacia el odioso Slytherin.

Remus, pensando que sí, ignoraba a su amigo éste podría irse, y así continuaría con su interesante lectura. Pero su amigo no tenía ganas de retirarse. Así que con resignación, escuchó a Canuto, intentando omitir la serie de insultos que acompañaban cada oración. Cuando por la puerta principal entró James. Remus le rogó con los ojos que fuera hasta allá y tomara su lugar.

Y bueno, así lo hizo. Era claro que la serpiente no le terminaba de agradar: y quizás nunca le agrade completamente. Pero aun así, comprendió a su mejor amigo. Y es que les había ocasionado muchos problemas al intentar acusarlos por sus escapadas nocturnas. Y el problema no era con ellos, era que en eso involucraba a su hermana.

Cuando la cena concluyó, y la mayoría de los estudiantes de sus casas partían hacia sus respectivos dormitorios. Ellos, junto a Aura, se quedaron platicando. Pues la próxima luna llena estaba acercándose. Incluso esperaron a que McGonagall saliera del gran comedor para hablar cómodamente. De todos modos mañana sería sábado y no tenían que levantarse temprano.

Se acercaba la media noche y la fémina del grupo comenzaba a quedarse dormida en el hombro de su hermano. Contagiando así el sueño al chico a su otro lado, pero Sirius no dejaría que lo venciera y terminara recargado en ella.

-De acuerdo, ya podemos hablar- se incorporó James, incomodando a su hermana. Que inmediatamente fue a buscar reposo en el hombro de Sirius. Haciendo que éste se sorprendiera un poco. Pero atribuyó dicha acción al cansancio de la chica.

-Tenemos que ser cuidadosos, Quejicus está cada vez más cerca de descubrirnos- murmuró Peter, siendo el más intimidado de todos por el antes mencionado.

-Mientras no sepa como esquivar al Sauce boxeador, todo estará bien- le animó Remus, y es que empezaba a aceptar la ayuda de sus amigos.

-Entonces, dentro de ocho noches nos vemos en la sala común, Remus y Peter llevaran la capa de invisibilidad, mientras que yo iré al frente con el mapa del merodeador- reafirmó Sirius, tenían un orden sobre cuáles eran los roles de cada uno; los cuales variaban en cada luna llena. Menos en la que Aura estaba al mando, pues en una ocasión su cara se vio estampada en diversos muros por no saber guiarse.

James, amo a tu hermana. •Sirius Black•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora