me robaron por subir fotos en internet.

76 2 0
                                    


Ella es April. Tiene una historia y una advertencia para ti. Su relato es una muy típico. Le encanta usar redes sociales, y a veces exagera. Su advertencia es que, cuando no tienes control en Internet, todo puede acabar con resultados inesperados y desagradables. Eso es lo que le ocurrió a ella.Cuando entró a una nueva escuela secundaria, hizo muchísimos amigos en poco tiempo. April es una persona muy sociable y siempre ha tenido muchas amistades en la vida real. Así que, antes de los 14 o los 15 nunca se molestaba en actualizar sus perfiles sociales más de una vez al mes. ¿Qué sentido tenía escribir algo y compartirlo con las mismas personas que veía a diario? Era más rápido transmitirlo cara a cara.Sin embargo, en su nueva escuela, todos usaban sus smartphones todo el tiempo. Tomaban fotos, selfies, se enviaban mensajes, actualizaban sus perfiles a cada hora, dejaban varios "Me gusta", comentaban y comentaban. April creó más cuentas en redes sociales y comenzó a publicar cosas todos los días. Al principio le parecía muy irritante, no le gustaba compartir su información personal. Pero April no quiere contarte historias de terror sobre cómo la adicción a las redes sociales le arruinó la vida. No es cierto. Simplemente es una parte de ella, no es lo único que hace. Entiende que quizás esta búsqueda de atención no es normal, pero tampoco es que arruine su salud, y tal vez sea parte de una lucha contra las inseguridades. Sin embargo, hay otra cara de la moneda, un tema del que todos hemos oído hablar y con el que los adultos siempre exageran. Se trata de la seguridad online.Un día, los padres de April le dieron una maravillosa noticia. Se irían a París en el verano. ¡París! ¿Te imaginas? La torre Eiffel, Montparnasse, ¡La Mona Lisa! ¡Qué emoción! Lo único que su padre le pidió fue que no le dijera a nadie las fechas exactas del viaje. Le explicó que era una estadía larga fuera de casa y que era peligroso decirle a todo el mundo a dónde irían. April estaba de acuerdo, pero... ¡Bueno, a quién le importa! ¡Intenta ocultar esa información cuando todos tus amigos te preguntan una y otra vez! En poco tiempo ya no era un secreto para nadie.¡Un viaje a París era perfecto para alardear y recibir toneladas de comentarios llenos de envidia! April tomó fotos de cada paso de la preparación, desde la ropa nueva que había comprado hasta el día en que empacó y los boletos de avión que imprimió (obviamente, con los nombres y la fecha de partida). Todo había sido publicado y aprobado con muchos "Me gusta". Se tomó una foto en el ingreso al aeropuerto, otra en el avión, de las nubes desde arriba, se etiquetó en el aeropuerto Charles de Gaulle. Y, durante las dos semanas que siguieron, registró todos sus movimientos. ¡Hasta subió fotos de lo que comía cada día! Su blog de viajes improvisado tuvo mucho éxito, y para ella fue un gran momento de gloria.Pero, tarde o temprano, debes pagar por lo que haces. Después de su última etiqueta en el aeropuerto antes de regresar a casa, dio su trabajo por terminado y se relajó. O al menos eso hizo hasta que llegaron a su hogar y lo encontraron medio vacío. ¡Les habían robado aprovechando su ausencia! Mientras el papá de April llamaba a la policía en estado de pánico, ella revisó sus pertenencias y descubrió que se habían llevado todos sus bienes de valor, incluyendo sus 20 dólares ahorrados. ¡Qué horrible! La policía llegó y examinó la escena del crimen. Por supuesto, April tomó una foto de los oficiales realizando una investigación en su casa. ¡¿Te imaginas qué gran historia sería para sus redes?!La policía concluyó que los culpables pertenecían a una conocida pandilla de ladrones especializada en robos mientras la familia estaba de vacaciones. Dijeron que, hasta donde ellos sabían, estas personas reunían información de sus víctimas en los perfiles de redes sociales. "¡Pero no puede ser!", dijo su papá, incrédulo. "Ninguno de nosotros publicó nada acerca del viaje. ¡No fuimos descuidados!". Ups... April no pudo disimular su expresión, y su papá la notó de inmediato. "April, ¿me prestarías tu teléfono?", dijo. ¿Qué debería haber hecho ella? "¡Aquí tienes, papá!". Mientras él revisaba las aplicaciones de su hija, su cara se puso roja, luego pálida, y otra vez roja. Ella intentó volverse invisible, pero sin éxito.

ASÍ ES LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora