Él es George. Hace poco se hizo su primer tatuaje, y resultó ser un desastre... ¡Pero comencemos desde el principio! George soñó con tener un tatuaje desde los 14 años. De hecho, le encantaba cómo se veían las personas cubiertas de ellos. Le parecían muy buena onda, ¿qué mejor manera de expresarte que creando arte en tu propio cuerpo? No podía esperar a hacerse uno. Ya había decidido que se haría un lobo, ya que se trataba de un animal que siempre había reflejado su ser interior a la perfección: son orgullosos, majestuosos y leales. Pero había un problema: debía tener 18 años o un permiso de sus padres para hacérselo. Así que decidió pedirlo como regalo para los 16. Cuando lo oyeron, sus padres comenzaron a hacer preguntas como: "¿Por qué quieres arruinar tu cuerpo?", "¿Estás haciendo esto por una chica?", "¿Te das cuenta de que es de por vida?". Intentó convencerlos, pero dijeron que no y agregaron que podría hacer lo que quisiera cuando tuviera 18. George no podía esperar tanto: en su mente, ya tenía un hermoso tatuaje de un lobo. Tenía que idear un nuevo plan. En primer lugar, su tatuaje debía ser en la espalda para que sus padres no lo vieran, y también debía ser relativamente pequeño. En segundo lugar, tendría que encontrar a alguien dispuesto a hacérselo en casa. También sería más barato que ir a un salón de tatuajes. Después de averiguar un poco, encontró a un tatuador aficionado. No puede decir su verdadero nombre, pero llamémoslo Bill. George le escribió, y Bill le dijo que tenía un equipo completo de instrumentos para tatuar, que siempre era muy cuidadoso. Es más, agregó que sería mucho más barato, porque aún estaba aprendiendo. Así que George fue a su casa. Bill le pareció una persona un poco... rara. No dejaba de repetirle que era muy bueno, por más que al principio le había dicho que aún era un principiante. Y había algo extraño en él, era como si le estuviera ocultando algo. Mirando hacia atrás, George sabe que debería haber cancelado e irse, pero estaba tan emocionado que pensó: "¿Qué podría salir mal?". Bueno, había mucho que podía salir mal. Como el tatuaje era en su espalda, él no podía ver lo que Bill estaba haciendo. Pero de vez en cuando decía "Ups", o cosas parecidas. Eso no es algo que quieras oír de tu tatuador... Después de unas horas, dijo "Terminamos por hoy, continuaremos en otro momento". George se miró en el espejo y... ¡era horrible! Los ojos del lobo estaban demasiado separados, el hocico era muy largo, y la imagen general estaba torcida. Se molestó mucho. "¿Qué es esto? ¡No se ve como debería!", le gritó. A él no parecía importarle demasiado, le respondió que no se preocupara, que lo arreglaría y que no era un problema muy serio. Luego, le preguntó cuándo regresaría a que le terminara el tatuaje, pero George dijo "No, gracias" y se fue. Aunque aún tenía que pagarle. Sus amigos se burlaron de George un buen tiempo. Tenía que tomar muchas precauciones en la clase de deportes para que nadie lo viera. Pero algunas personas lo notaron y le dijeron a los demás, así que pronto todo el mundo se burlaba de él. Fue muy vergonzoso, intentó explicarles la situación, pero a nadie le importaba. Como si fuera poco, tenía problemas para ocuparse del tatuaje, porque estaba en su espalda... Lo peor de todo era que debía esconderlo de sus padres, ya que creía que se molestarían mucho con él. Hizo lo mejor que pudo varias semanas, pero un día su papá entró a la habitación de George buscando algo. Él se estaba cambiando de camiseta, y su padre notó "el lobo". Le preguntó: "¡¿Qué es ESO?!", y, bueno, lo único que pudo hacer fue decirles la verdad. Les contó lo que había ocurrido, ellos se quedaron callados en todo momento, intentando verse estrictos. ¡Pero, para cuando George terminó la historia, no pudieron contenerse y comenzaron a reírse! Eso lo alivió, era preferible a que estuvieran enojados con él. Les preguntó si podían darle dinero para arreglarlo, para que se viera un poco mejor. En medio de las risas, dijeron "No, que sea un recordatorio de lo que ocurre cuando no escuchas a tus padres". Con el tiempo se acostumbró a su lobo torcido, y hasta comenzó a gustarle. Cuando sus amigos o sus padres se burlaban de George, él también se reía, así que acabaron por olvidarse del asunto. Ahora, este tatuaje le recuerda que debe ser más cuidadoso y no dejar que un sujeto extraño lo tatúe en su casa. Lo arreglará cuando cumpla 18, ¡pero hasta entonces, debe vivir con él!