Mi Teléfono Gastó US$ 70.000 y Nunca lo Noté

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Este es Daniel. Ya no es un adolescente, pero prefiere no tener responsabilidades y estar tranquilo. Ha organizado muy bien su vida en ese sentido. Es un DJ bastante talentoso, y pasa su vida de fiesta en fiesta por ciudades de todo el mundo junto con su novia, que también es una experta en el área. Una noche, Daniel se encontraba en una fiesta en Ibiza junto con su novia Liliana. Estaba muy feliz de que lo hubieran llamado para tocar: sabía que la difusión sería de gran ayuda para su trabajo. Dio lo mejor de sí frente a las bandejas, y la noche fue un éxito. Una vez que terminó, bajó a celebrar. Festejó toda la noche. Quedó agotado, así que le pidió a Liliana que llamara un taxi. Apenas entraron, Daniel sacó su teléfono del bolsillo para ver la hora. Fue ahí cuando comenzó a insultar como si no hubiera mañana. ¿Conoces ese botón de bloqueo que mantiene tu teléfono tranquilo en tu bolsillo para que no llames a tu mamá a las 5 de la mañana? ¡Se había desactivado! Y Daniel hubiera preferido que el teléfono hubiera llamado a su mamá. ¿Sabes lo que había hecho? ¡No te imaginas! Abrió una aplicación de compras que Daniel había descargado una vez y ordenó lo primero que encontró. "Dios", pensó Daniel, "¿por qué no pudo haber sido un resorte de juguete o un estúpido trapeador?" Su teléfono sabía que iba a vivir la vida a pleno y que iba a comprar como un jefe. Esa noche, en ese taxi, Daniel descubrió que se había convertido en el orgulloso dueño de... ¡Ta-rá! ¡Un autobús! Y no era simplemente un autobús viejo. Era EL AUTOBÚS: un modelo de lujo con 53 asientos de cuero, una barra y quién sabía qué más. Daniel podía sentir cómo su cabello se volvía blanco. Se dijo que debía calmarse. "No es irreversible", pensó, y buscó los términos y condiciones de la aplicación y otras cosas importantes a las que nunca les prestaba atención. Seguro podría cancelar la orden, cualquier orden puede ser cancelada, excepto... Excepto... Sus ojos fueron hacia el estado de la orden, y sintió que el mundo comenzaba a dar vueltas. Excepto las órdenes ya PAGADAS. ¿Cómo podía ser? ¡Era imposible! Había sido pagado con una tarjeta de crédito. ¡70.000 dólares! Tenía que ser un error. Y de pronto, Daniel recordó que había asociado su tarjeta de crédito a su teléfono, porque así era más cómodo comprar gemas y monedas para juegos en línea. Liliana se asustó al ver que su novio perdía la conciencia. Eso era todo lo que tenía, y su teléfono lo había gastado en un estúpido autobús. Puedes imaginarte cómo se sentía. Regresaron al hotel a toda velocidad e iniciaron una cadena interminable de correos y negociaciones con el banco, el sitio de ventas y el vendedor, que afortunadamente vivía en la misma ciudad que ellos. Daniel comenzó los reclamos en Ibiza y los terminó en su ciudad, ya que necesitaba reunirse personalmente con todas estas encantadoras personas. El mejor trato que obtuvo fue que el costo de cancelación sería la mitad del valor del autobús. "No es una opción", pensó Daniel. Furioso como estaba, les dijo sin dudar: "me quedo con el autobús". Que así sea. Bien, había tenido la valentía suficiente como para quedarse con esa cosa, ¿y ahora qué? ¡Ni siquiera podía conducir esa monstruosidad! Fue entonces cuando Liliana, su ingeniosa novia, tuvo una idea. "Ahora que tienes un autobús de lujo, ¿por qué no lo conviertes en un autobús para fiestas? ¡Eres un buen DJ!". "Buena idea", respondió Daniel, "pero solo me quedan 50 dólares en mi cuenta. ¿Cómo podría remodelarlo? ¡No creo que la gente quiera bailar en los asientos!". "¡Entonces podemos crear una campaña de crowdfunding! Después de todo, tienes amigos por todo el mundo, ellos te ayudarán". Daniel creó una publicación explicando lo que había ocurrido, y se hizo viral. Recibió la ayuda de personas que ni siquiera conocía. Gracias a todos, reunió el dinero en muy poco tiempo y comenzó con la remodelación. En ese momento, Daniel no notaba que se estaba convirtiendo en todo un hombre de negocios. Supervisaba todo el trabajo y desarrollaba una estrategia eficiente. Para cuando inauguró "Ibiza sobre ruedas", se sentía un hombre diferente. El lugar se ha convertido en un éxito internacional y en un destino típico de su ciudad. Y Daniel sigue con su vida de siempre, solo que ahora es DJ en su propio lugar. A veces trabaja en otros lugares y deja a Liliana a cargo del autobús para fiestas. Su cuenta bancaria está que arde y él está muy feliz con su vida. Daniel aprendió algo de todo esto. A muchos de nosotros nos asustan las responsabilidades, pero a veces no son tan horribles como uno se imagina. El teléfono de Daniel lo arrastró a este problema, y él tuvo el coraje para salir de él de la mejor manera posible. Le gustaría poder contártelo en persona algún día, si lo visitas en su autobús. 

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