Hola, me llamo Harry, y la policía me arrestó... Y mi padre fue uno de los oficiales que me atraparon.Mi mamá nos dejó cuando yo tenía 5, y solo la he visto algunas veces desde entonces. Ahora tengo 16, y pasé todos estos años con mi papá. Es un oficial de policía, y uno muy bueno. Cuando era un niño, me llenaba de orgullo decir que mi papá era policía, pero más tarde me di cuenta de que no era algo tan genial como yo creía.Siempre llegaba tarde a casa y se quedaba viendo televisión. Cuando intentaba hablar con él, apenas me respondía, más que nada con una o dos palabras, como "sí, claro", y nada más. Si le pedía que me ayudara con la tarea, él decía "Resuélvelo tú solo, estoy cansado".A la edad de 15 años dejé de hablar con él, no tenía mucho sentido. No le interesaba nada de lo que pasara en mi vida.Pero también tenía sus ventajas. Podía hacer cualquier cosa que quisiera, porque él nunca estaba en casa. Podía invitar a mis amigos o salir con ellos en cualquier momento. Hace poco, mi amigo Jason obtuvo su licencia de conducir, y sus padres le compraron un auto usado. Vivimos en una ciudad bastante pequeña, así que tener un auto era asombroso, ya no tendríamos que caminar a ninguna parte. Si queríamos una hamburguesa o algo por el estilo, tendríamos que conducir unos 5 minutos, en lugar de caminar 20 o 30 minutos.Podríamos salir los 4 todo lo que quisiéramos, escuchando música y protegiéndonos del frío del invierno. AMÁBAMOS ese auto.Yo también comencé a aprender a conducir, generalmente en las afueras de la ciudad. Nos acostumbramos tanto a nunca meternos en problemas que... nos dejamos llevar un poco.Solíamos abrir las ventanas y acelerar mucho. Sacábamos la cabeza y hasta dejábamos las lenguas afuera, como los perros.Nuestra ciudad tiene una calle principal que la atraviesa y lleva a las afueras. Es increíblemente recta y llana, y casi nunca hay autos por las noches. Ya ves a dónde voy con todo esto, ¿verdad?En una ocasión, Jason condujo por ella a toda velocidad. Fue asombroso, sobre todo con la música adecuada. Gritamos y reímos durante todo el trayecto, y le ROGUÉ a Jason que me dejara hacerlo alguna noche. Después de SEMANAS de rogar, me dijo por fin que sí, aunque en realidad tenía sus dudas.Conducimos a las afueras de la ciudad y me senté al volante. Mi corazón se sacudía como loco. Encendí el coche. De pronto estábamos conduciendo a toda velocidad, con las ventanas abiertas, sintiendo el viento y gritando como siempre. Hasta Jason acabó por entusiasmarse y disfrutar del paseo.De pronto, en el carril opuesto... apareció una patrulla. La pasamos a toda velocidad, pero pronto oímos una sirena y vimos las luces detrás de nosotros. Entré en pánico y comencé a desacelerar. Jason se puso muy nervioso, decía: "¡¿Qué estás haciendo?! ¡No desaceleres!"."¡¿Qué quieres decir con 'no desaceleres'?!", pregunté. Jason respondió: "¡Si mis padres se enteran de esto, me quitarán el auto y quién sabe qué más! ¡Conduce!". No podía creerlo. Intenté decirle que era una locura y que nos meteríamos en más problemas, sobre todo si se trataba de mi papá. Pero Jason y los demás gritaban una y otra vez "¡Conduce!".Y así lo hice, aceleré y llevé el auto a una de las calles más pequeñas. Tuve que disminuir la velocidad porque había muchos autos estacionados. Jason se puso más nervioso y me dijo: "amigo, mejor hazte a un lado, ¡yo conduzco!". Hice lo que me pidió, salimos del auto y cambiamos de asiento. Estábamos muertos de miedo y sabíamos que todo esto era una estupidez, pero ya era muy tarde para echarnos atrás.