¡Hola, chicos! Soy Lucinda. Y aquí está la foto de mis mejores amigas, Lora y Caroline conmigo. ¿Ves lo felices que somos? Esta foto fue tomada hace unos 6 meses y desde entonces, ya no hemos sido tan felices juntas. Y he aquí el porqué.Lora, Caroline y yo nos conocemos desde siempre. Solíamos pasar mucho tiempo juntas y siempre habíamos sido más familia, que amigas. Desde el momento en que las tres ingresamos a la secundaria, hace unos años, se hizo evidente que habíamos empezado a diferir mucho entre nosotras. Yo me interesaba en el atletismo, así que me uní al equipo de corredoras de la escuela y comencé a prepararme para los maratones anuales. Pero mis amigas nunca han practicado deportes. Prefieren hablar sobre chismes de celebridades, películas actuales, directores de cine a quienes les encante comer hamburguesas con queso, y sobre unirse a otro club de libros o cosas así. Nunca hemos tenido problemas con nuestros diferentes intereses en lo absoluto. Pero hace unos meses, de pronto tuve la sensación de que Lora y Caroline ya no eran tan cercanas a mí como lo solían ser. A veces había momentos en los que llamaba a mis amigas para pedirles que saliéramos a algún lugar, pero se negaban. Parecía que trataban de evitarme. Incluso traté de preguntarles directamente sobre lo que estaba sucediendo, pero solo dijeron que tenían que prepararse para un proyecto escolar en el que estaban trabajando juntas y que tenían muchas cosas que manejar.Luego llegó el sábado. El sábado era un día que solíamos pasar juntas, desde la mañana hasta la noche. Era nuestra tradición ir de compras, salir a pasear por el parque y ver lo que había para ver en el cine. Y luego, a altas horas de la noche, cocinábamos algo especial para nosotras mismas, como de costumbre, la comeríamos frente a otra película en blanco y negro y luego nos quedábamos a dormir en una de nuestras casas. Esa noche era el turno de Lora de invitarnos. La pasamos muy bien todo el día e incluso me había olvidado de los pensamientos que tenía sobre las cosas extrañas que sucedían entre nosotras. Habíamos hecho una sopa cremosa casi perfecta y horneamos unos panquecitos de calabaza para la cena, ¡sip! era mi idea para fomentar la alimentación saludable para mis amigas. Todo fue tan perfecto. Literalmente se sintió como la primera vez que tuvimos una piyamada las tres.Entonces, decidimos que yo sería la primera en subir y ducharme, mientras que Lora y Caroline limpiaban la cocina. Cuando entré a la habitación de Lora, noté que su computadora portátil estaba encendida. Me acerqué para poder apagarla, pero un mensaje abierto en Facebook de pronto me llamó la atención. Era una conversación entre Lora y Caroline sobre... ¡mí! Solo para que sepas, yo nunca leo los mensajes privados de alguien más o cómo sea, pero las cosas escritas en ese mensaje, y el siguiente, simplemente me dieron ganas de seguir leyendo. Fue de verdad impactante de una mala forma. Mis amigas, mis chicas que creí que eran más cercanas a mí que unas hermanas y que siempre me mostraron su amor, se burlaban de mí allí, en su conversación electrónica. Escribieron que yo era molesta con toda mi plática acerca de correr y de la nutrición adecuada, y que me había vuelto en una persona aburrida para pasar el rato, que las dos la pasaban mejor juntas que las tres, y... ¡Oh! Había un montón de esas cosas allí. No podía creer lo que veía. Pensaba que tenían que trabajar en un proyecto escolar, ¡pero se hizo evidente que solo estaban hablando de mí a mis espaldas! Ninguna de las dos resultó ser lo suficientemente valiente como para decirme lo malo que era ser mi amiga directamente a la cara.