¿viajar?

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Maratón 2/7

~Nara poché~

Toda esa tarde la pasamos entre risas y mimos, calle ya casi no recordaba lo sucedido con su papá y eso la tenía de muy buena humor. Pasó el día y ya la luna se asomaba en el cielo estrellado.

Acompañé a calle en la cocina mientras ella preparaba una rica pasta.

Riiin riiin

—¡yo contesto!—dijo calle casi corriendo hacia el teléfono.

Fuí como un espía detrás de ella para soprenderla y que se llevara tremendo susto. Sabía lo asustadiza que podía llegar a ser calle.

¿qué quieres? ¿Por qué no me dejas en paz?—se oía asustada. Frunci mi seño y me acerqué un poco más a oir lo que decía

—haré todo lo que me pidas pero por favor no le hagas nada—el pecho de calle fue cada vez más rápido a causa de que al parecer estaba a punto de llorar, sentí miedo. Descolgó el teléfono después de 2 minutos y me fuí corriendo en puntitas hasta la cocina donde antes estaba, hice como si no hubiera escuchado nada, auque estába en completo shock.

—¿quién era? —intenté sonar lo más inocente para que no sospechara que había oído su conversación porque supuse que así ella lo quería ó eso me reflejaba su silencio

—ah... Número equivocado—miré su cara Intentando armar las piezas de ese rompecabezas pero no llegaba a ninguna conclusión.

—iré a darme una ducha, ya vuelvo—inventé una excusa rápida, Subí las escaleras deprisa y miles de preguntas inundaron mi cabeza como una ráfaga de viento. ¿Quién era? ¿Por qué mi novia sonaba tan asustada? ¿A quién estába protegiendo? ¿Por qué no me había contado nada?.

Me fuí deslizando por el suelo de la habitación principal, sostuve mi cabeza con mis manos no sabiendo que hacer, no ví que mi novia estába sufriendo, me sentia la peor persona del mundo y sí, lo era. Ahora entendía su insomnio cada noche.

Agarré mi cabeza entre mis manos, las lagrimas caían de mi rostro sin reposo y aunque intentara pensar en algo positivo simpre algo lo impedía, tenia impotencia de estar cegada ante los problemas que ella estaba enfrentando sola, pero... ¿Cómo podía ayudarla? Tal vez ya la amenazaron de muerte si llamaba a la policía, tal vez le están pidiendo dinero, tal vez... La quieren a ella.

Me metí a la ducha y abrí el agua caliente para relajar mi cuerpo, formulaba posibles soluciones pero cada que imaginaba una, siempre había algo malo. Me paré del piso de la tina y Pasé la toalla por mi cuerpo mojado, busqué una camisa larga que fuera cómoda, me coloqué calzones y apliqué un poquito de aquillaje en mis ojos para que no se notara que había llorado. Después de mucho pensarlo decidí hacer hasta lo imposible por salvar mi novia del que la esta amenazando, no soportaría perderla y lucharé con quien sea.

—¡gorda! Por fin bajaste, ya está lista la cena—decía como si no hubiera pasado nada, ¿cómo podía fingir tanto? quería gritarle que me podía decir cualquier cosa, que estaba allí para ella.

Miré la mesa donde estaba la pasta ya lista, su olor entró a mis fosas como una ráfaga haciendo que mi estómago sonara de hambre.

—quería relajar mi cuerpo—levanté mis hombros restándole importancia y me senté en la mesa.
Coloqué en mi boca la pasta que calle había preparado y no pude no emitir un sonido ante lo rico que estaba.

—¡por Dios! ¿Qué le echaste? Está delicioso—metí más en mi boca saboreando un poco más la salsa.

—tal vez es la salsa—dijo entre una sonrisa y paré de comer para capturar ese momento.

Calle con un vestido blanco de flores, un mechón de su cabello entre su oreja, una sonrisa en sus labios, sus ojos color marrón brillantes y un tenedor en un su mano con pasta a medio comer... simplemente hermosa, casi parecía una película romántica donde un rayo de sol apunta una parte de su cara dandole un toque de perfección y los pájaros cantando de fondo dando una melodía relajante, pero el recuerdo de lo que podía estar pasando hizo que mis ojos se encharcaran con lágrimas que amenazaban con salir de mi rostro, así que lo bajé para evitar preguntas que muy probablemente me haría y quise colocar un tema de conversacion para que no notara mi cambio.

—¿vamos a ir a la boda de tu padre?— la miré esperando su reacción.

—eh... No, no lo sé—guardé silencio pensando el ocurrido anteriormente y en una posible solución.

—vamonos—dije derrepente

—¿qué? —calle estaba desconcertada por mi posible solución.

—¡es una gran idea! Podemos irnos a las Maldivas, Argentina, Dubái... —me paré de la mesa y paré de hablar al mirar a calle

—¿te estás volviendo loca? — rei por su cara pero pensándolo bien era una gran idea, si calle no estaba en Colombia no le podían hacer daño, así viviriamos felices por siempre— ¿qué nos impide irnos?— pregunte deseando que me dijiera que podíamos escapar de todo.

—mi padre— ¡mierda! La boda de su padre.

—tal vez él entenderá— empecé a caminar de un lado a otro despertada ante tal situación.

—¿entenderá qué? ¿Por qué tantas ganas de viajar?— solté un suspiro y me volví a sentar en la mesa.

—tal vez solo quiero que escapamos de todos y todo.

MIL VECES TÚ ©(caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora