mía

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Desperté con la respiración agitada, asustada miré para todos los lados buscando signos de Carla o de los hombres que me sostenian, pero al voltear vi a poché con una mirada de preocupación.

—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? —está viva.

No dudé un solo segundo más en abrazarla, la apreté a mi como si no hubiese un mañana haciendo que saliera un pequeño chillido de su boca.

—Tuve una pesadilla horrible —hice un puchero lo cual hizo que poché hiciera un “aaww”.

Toqué su rostro y moví las cobijas para cerciorarme que todo estuviera bien.

—¿Segura que estás bien? —una pequeña sonrisa se asomó en su rostro.

—Lo estoy si estás tú a mí lado —su boca se fue de apoco acercardose a la mía, su lentitud me causaba un cosquilleo en el vientre bajo lo cual amaba.

—¿Qué horas son? -dije cuando sus labios abandonaron los míos.

—Laas 2 de la mañana —si fuera otra ocasión le hubiera propuesto algo indecente pero a causa de sus costillas y algunas cosas más no podía hacerlo.

—Conozco un lugar cerca de aquí...¿quieres escapar conmigo? —no tuve que esperar su respuesta ya que su sonrisa me lo dijo todo.

Nos levantamos de la cama y me cambié la pijama por una ropa cómoda que ya estaba lista encima de la mesita de noche, ayudé a vestir a mi novia y salimos por la puerta trasera evadiendo los guardias.

Sabía el peligro que corría haciendo eso, pero las sabias palabras de mi abuelo retumbaban en mi cabeza, “disfruta cada momento como si fuera el último”.

—Me siento como en el colegio cuando nos escapabamos para ver una película —al voltear a verla una sonrisa radiante sobresalía de su rostro, eso me daba paz, saber que la causante de esa sonrisa era nada más que yo.

Caminamos un par de calles con las manos estrelazadas recordando la época del colegio, donde las cosas era un poco más sencillas y la vida era loca. Caminamos por la carretera mojada por la anterior lluvia y las estrellas que ilumaban la noche.

—La vez que mojaste tus pantalones es inolvidable —su risa resonó por toda la calle haciendo que también riera.

—Llegamos —dije al ver el parque de atracciones cerrado.

—Me da un poco de miedo cuando todo está apagado— dijo poché pegandose a mi hombro como si fuera su escudo.

—Sacaré mi varita y le daré vida para concederle los deseos a mi princesa —fui por una rama que estaba en el césped y la moví levantando mi meñique.

—Lo estás haciendo mal, tienes que decir las palabras correctas —salió poché detrás de mi con su vocesita de bebé.

—Bibidi babidi bu —moví la varita y después salí corriendo a enchufar el interruptor del parque para que todas las luces se prendieran iluminando también la famosa rueda.

Las luces combinadas con la noche eran maravillosas, la rueda cobró vida empezando a girar tranquilamente con una melodía suave, los caballitos también empezaron su danza. Poché no cabía de la felicidad mirando y tocando todo, todo lo que no sabía lo preguntaba señalando “¿qué es esto?" Como si fuera una niña chiquita. Amaba verla así, tan radiante, tan ella.

Poché quiso subirse en todo a lo que obviamente no la dejé. Tomamos muchas fotos por petición de ella y por último nos subimos a la rueda.

—Gracias por traerme aquí, ha sido una de las mejores noches desde hace mucho —su calidad mano se posó en la mía dándome el suficiente valor.

—¿Quieres bailar? —le pregunté al bajar de quella cosa giratoria.

—Sí, si es contigo —sonreí.

—He querido hace mucho decirte y sé que hubo un tiempo que no dejaba de mencionarlo, no sé si estés lista o si estés segura. Te amo por sobre todas las cosas y no puedo no pasar una vida junto a ti, quiero formar una familia contigo y que en mis últimos días de vida seas tú la última persona que vea. No sé si sea lo correcto decirlo ahora con todo lo que está pasando pero quiero que el mundo sepa que eres y serás la única mujer en mi vida. Así que... ¿Quieres pasar el resto de tus días conmigo? —poché se alejó de mi hombro y paró de bailar.

—¿Lo dices de verdad? —asombrada llevó una mano a su boca.

—Obvio, tontita —reí por su reacción.

—¡Sí! Obvio quiero compartir mi vida contigo —sus labios chocaron con los míos haciéndome reír a mitad del beso.

-Te amo, mi prometida —mía, solo mía.

—Te amo más, mi amor.

MIL VECES TÚ ©(caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora