que empiece el juego

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Calle subió aún más la intensidad de aquel aparato haciendo mi tortura mayor.

—amor... Pa...Ra.. Para—dije en un susurro casi inaudible, no podía alzar mucho la voz porque la necesidad de gemir era mucha y no podía perder, no te lo permito María José

—¿que dices amor?, no puedo escucharte—una sonrisa maliciosa se posó es sus carnosos labios, las gotas de sudor ya caían por mi frente haciendo que el cabello se me pegara a la cara, mi respiración cada vez iba más rápido y sentia mis mejillas arder

—ya... N-no puedo—mi Tono de voz seguía siendo el mismo a causa de que estaba por explotar

Y como si hubiese escuchado mis plegarias paro de torturarme, solté un suspiro al sentir que ya mi martirio había terminado y baje mi cabeza descansandola ante tal tortura.

—no crei que fueras tan fuerte mi amor—escuche sus pasos y sentí su mano en mi espalda desnuda—para que veas que no soy mala dejaré que descanses un momento y mientras... —no término porque agarro mis mejillas haciendo que levantara la cabeza y agarro mis labios en un dulce beso, mientras me tenia en el paraíso
Tan solo con sus labios,  fue desatando mis muñecas y automáticamente las dirigí al rededor de su cuello, sus manos recorrieron lentamente todo mi cuerpo hasta parar en mis nalgas, las masajeo y después las apreto,   me alzó hasta quedar pegada a ella, mis piernas fueron a su cintura sujetandome fuerte para no caer

—por favor nunca me dejes—susurre en su oído, los  bellos de su espalda se erizaron  haciendo que recuperara la excitación dejando de lado el cansancio que tenía anteriormente.

—nunca—susurro de la misma forma que yo lo hice y me acostó en el amplio sillón rojo.

Podía ver perfectamente sus ojos, pero no podía descifrar que decían, eran todo un misterio con un brillo un tanto peculiar, me moví para poder acercar su cuerpo contra el mío y así darnos calor, pero sin querer roce la punta de sus pezones y acerque mi zona contra su cuerpo haciendo que sintiera lo. Mojada que estaba

—hmm—relamio sus labios y paro a  morder la mitad de su labio inferior, movió su pelvis haciendo que mi centro chocara con su vientre, sus manos que estaban al lado de mi cabeza sosteniendo su cuerpo hicieron presión contra el mueble —al parecer no quieres descansar— se paro del sillón dejándome ver sus hermosos y firmes senos, relami mis labios al imaginar tenerlos en mi boca.

—vamos fresita, no me hagas esperar más—dije desesperada ante la excitacion que abarcaba en mi cuerpo, calle volvio con un molde en su mano derecha y en la izquierda un plato con fresas.

—siempre he querido saber cómo sabe sobre tu cuerpo—se paro frente a mi y observo detenidamente mi cuerpo, dejó las fresas aún lado y volteo lo que había dentro del molde, no podía ver bien que era el contenido, no hasta que llegó a mi abdomen.

—¿chocolate?—no conocía estos fetiches de calle, es como si se estuviera desatando esta noche.

—¿no te gusta? —una sonrisa se  poso en sus labios mientras terminaba de vertir todo el chocolate en mi cuerpo desnudo—a mi me parece facinante, chupar cada rincon de tu cuerpo hasta sasiarme y que en cada parte que quiera lamer sepa a chocolate y las fresas sean el complemento perfecto para esta Fantasía—la forma en la que lo dijo fue tan excitante, cuando decía cada cosa que quería hacer en mi cuerpo me prendía de tal manera que ya quería hacerla mía una y otra vez toda la noche.

Me dio un tierno beso en mi nariz, paso su lengua hasta mis labios y los chupo, bajo hasta mi cuello y chupo todo el chocolate que esta esparcido en esa zona, fue bajando lentamente hacia uno de mis senos.

—hmm—salió de mi boca al sentir como succiono y mordió un poquito fuerte mi pezón, no sentía dolor al contrario era algo más diferente,  más placentero.

Siguio el camino hacia mi abdomen mientras apretaba levemente mi seno y daba toques suaves a mi pezón, la combinación de la suavidad y el frío de la yema de sus dedos era algo increíble, cada toque, cada caricia que me brindaba hacia que me enamorara más de ella, la excitación que me provoca su cuerpo y sus besos me llevaban a la locura total.

Al llegar a mi centro metio su lengua en mi interior, la saco y  recorrió mi clítoris haciendo que me retorciera de placer, sus dientes mordieron suavemente mi perla y para finalizar succiono fuerte mi interior, su lengua volvió a rrecorer mi interior, salía y entraba y en cada entrada gemia más fuerte, la humedad de su lengua seguía en mi interior volviendome loca y sin previó aviso metió dos dedos haciendo que llegará al orgasmo.

—Quiero probar todo de ti—volvió a susurrar en mi oído de nuevo con su voz seductora, colocó sus manos al rededor de mi cintura y me levanto hasta colocarme en su regazo.

—y yo a ti—me beso, fue un beso lento, esta mujer me volvería loca con tan repentino cambio, ¿como era posible que sea una candente seductora y derrepente cambie a ser demaciado romántica?.

—te amo Daniela calle, amo tu locura, tu forma de ser—me agache hasta la altura de su cabeza y la volví a besar—amo tu ternura y que seas tan...Tú—susurre en sus labios. Cuando calle metió su lengua en mi boca, me perdi en el sabor a fresa de sus labios, en el mentolado de su boca, me perdí completamente en ella.

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Dentro de un momento estará la otra, espero les guste y si no haganlo saber en los Comentarios

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MIL VECES TÚ ©(caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora