como estar en la galaxia

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Maratón 6/7

~narra poché~

Escuchaba voces a mi alrededor pero no me podía mover, era como un dolor muy intenso que sentía por todo el cuerpo que impedía mi movimiento, veía borroso las luces de las lámparas y las personas a mi lado.

—ca... Lle—no podía pronunciar otra cosa que no fuera su nombre, me dolía hasta para respirar.

—tranquila, todo estará bien — me dijo aquel señor con una bata azul, y después de colocarme algo con lo que respiraba mejor, me dormí.

Primero todo era oscuro, me sentía como estar flotando, todo era confuso, no sabía dónde estába y tampoco sabía cómo llegué ahí y de repente estába de nuevo en mi casa, mi madre estaba con mi abuela en la cocina y valen estába profundamente dormida en su cuna.

—¡es hora de comer! —gritó mi mamá

—¿qué comeremos hoy? —mi papá estába bajando las escaleras mientras se secaba las manos en una toalla que traía en manos.

—pollo, cariño, del que te gusta.

Todos se sentaron en la mesa y ahí estába yo, despeinada, sin un zapato y sin un diente, sonriendo felíz por la comida que tenía en família. Pero derrepente todo cambió, mi hermana que volvió a ser grande estába sola en la mesa sin tocar su plato de comida que constaba de un sándwich, la casa estába sin vida, la única luz que había era la de la cocina. Intenté buscar a mi mamá y la hallé en su cuarto, estába llorando bajo las sabanas y sosteniendo una almohada contra su cara para que el llanto no se escuchara tan alto, había ropa tirada por el piso, algunas cosas rotas y papá no estába.

Intenté llamarla, abrazarla pero todos mis intentos fueron en vano.

—hija, ¿por qué nos dejaste solos? —su llanto se incrementó— mi pequeña poché.

—¡estoy aquí! ¡Mami! ¡No me he ido! — traté de correr hacia ella pero todo cambió de nuevo.

Estába en la boda de valentina, la sonrisa radiante se posaba en su rostro y en el de su novio, su vestido blanco con la espalda descubierta y el cabello recogido en un perfecto moño con broche encima, mi padre estába llevándola colgada de su brazo con un traje echo a la medida. Todos se veían muy felíz y no era para menos. Mi madre, mis tíos y tías, las amigas y amigos de valen, todos, todos estába ahí, pero algo pasaba; en mi asiento estaba mi nombre con un moño negro sosteniendolo.

—poché estaría muy orgullosa de ella— le susurró mi madre a una de mis tías.

—¿Estaría? ¡Lo estoy! ¡¡Estoy aquí!! ¿Por qué nadie me ve?—grité desesperada

Derrepente todos me voltearon a mirar, pero sus ojos eran oscuros, una sonrisa macabra se posó en sus rostros y empezaron a decir:

—estás muerta, estás muerta, estás muerta, estás muerta—repetían al unísono una y otra vez.

Me arrodillé en el suelo y sostuve mi cabeza para que las voces pararan.

—paren, ¡PAREN! — grité mientras tapaba mi cabeza y cerraba con fuerza mis ojos.

Y...  Desperté, miré a mi alrededor y estába en una camilla, las paredes blancas con un triste cuadro en la mitad, medicamentos en una mesa junto con agua y un bolso y... Al otro lado estába Valentina llorando.

—¿valen?— dije en un susurro casi inaudible.

Ella levantó la mirada y sus ojos se abrieron como par de platos.

—¡poché! — y salió corriendo

Quedé con un gran signo de interrogación.

—así que ya despertó, señorita Garzón— entró un doctor revisando unos papeles que se hallaban en su mano y después fijó su mirada en mi.

—debe de tener mucha sed, tomé, beba de esa agua —me extendió un vaso lleno de agua y gustosa lo acepté.

—¿cómo llegué aquí? —dije después de haber vaciado el recipiente.

—usted sufrió un accidente, ¿puede recordar su nombre? —habló mientras apuntaba una luz hacia mis ojos  cegandome por completo.

—sí, María José Garzón —pude percatarme que desde la puerta unos ojos curiosos miraban examinando cada paso del doctor.

—¿sabe usted lo que pasó para que llegara hasta acá? — fragmentos de los que pasó llegaron a mi cabeza como un torbellino.

—tuve un accidente — susurré no creyendo lo que decía.

—muy bien, estarás una semana en el hospital por la ruptura de tus costillas y la de tu mano —Miró las hojas que traía en sus manos —es todo, tus familiares entraran a saludarla, que tenga una buena tarde — y sin más, se fue.

Después fue entrando mi mamá, mi papá, mis amigos y amigas y por último Valentina. Mi mamá entró llorando y con las manos en la boca como si no lo creyera, me abrazó fuerte y esparció besos por toda mi cara. Mi papá por otro lado, entró lleno de felicidad, su rostro estába un poco diferente a lo que acostumbraba a ver usualmente, tenía barba y ojeras, pero estába feliz de verlo. Y así mismo fue con mis amigos, todos llenos de felicidad y algunos llorando entraron a la habitación, hicieron chistes sobre como me veía dormida y también escribieron cosas en el yeso de mi mano.

—¿dónde está calle? — me pareció raro que no estuviera aquí

Esperé la respuesta de alguno de ellos, pero nadie respondió.

MIL VECES TÚ ©(caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora