¿estás bien?

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~narra poche~

Desperté en la cama con calle a mi lado que dormía profundamente, no recuerdo como fue que llegue hasta aquí, tal vez debió ser calle, estaba tan cansada ayer que no me di cuenta cuando mi amor me llevó a la cama y me cambió de ropa.

Me dirigí a la cocina para ver que podía preparar sin quemarla, busqué en el refrigerador y no se me ocurria nada.

—¡¡Wuaffles!!—tapé mi boca cuando me dí cuenta que alcé mucho la voz.

Esperé a que a tal vez calle entrara a la cocina adormilada sobandose los ojos con sus manos, pero no, menos mal no se había despertado.

Giré de nuevo hacia la cocina, busqué los ingredientes para preparar el desayuno y cuando ya tenía todo me sentí como en máster chef.

Estuve haciendo los malditos waffles por 20 minutos aproximadamente, la cocina estába hecha un desastre pero los waffles terminaron divinos y se veían ricos. Misión cumplida, solo falta organizar toda la cocina.

Me quedé en medio de esta observandola toda para ver por dónde empezaría y opté por el mesón, después las paredes, los trastes y por último la estufa que estaba peor que todo. Al terminar puse los waffles en un plato plano para decorar por los lados con miel y arriba de estos, busque una taza y al encontrarla vertí café caliente que había hecho mientras hacia los waffles. Estaba orgullosa, se veía tan genial que no me pude resistir a tomarle una foto para Instagram, ahora sólo faltaba yo, tenía harina por todas partes, mi cabello parecía un nido de pájaros, mi pantalón de pijama era rosado y terminó siendo blanco y por último mis pantuflas que a éste paso ya no sabía de que color eran y como calle al parecer tenía el sueño pesado fuí a ducharme mientras se levantaba. 

Entré al espacioso baño y me desnudé frente al espejo que me mostraba de pies a cabeza, fui hasta la ducha y la abrí pero me retire al instante al sentir el agua fría en mis pies, nivelé el agua para que estuviera tibia y así poder bañarme tranquilamente, sentía el agua recorrer todo mi cuerpo y a la vez quitando todo rastro de arina, huevo y demás.

—¿Poché? —escuché la voz adormilada de calle.

—Ya salgo, amor—no obtuve ninguna respuesta así que me apuré en salir para desayunar con ella.

Me coloqué una bata blanca que me llegaba hasta las rodillas, después de colocarme la ropa que demoré en buscar me dirigí hacia la cocina donde estaba calle mirando los waffles como analizando si están comibles.

—Gracias por esperarme, gorda—me acerqué a darle un beso para después sentarme a comer mi creación.

—Pruébalos tú primero, no me quiero enfermar—dijo en tono de voz burlón.

—ja ja ja que chistosa te despertaste—dije sarcástica haciéndola reir—además, mi amor, todo lo que hago es rico—Usé un tono de superioridad bromeando haciendo reir aún más, pude ver como se limpiaba una pequeña lágrima que se le había salido a causa la risa.

—¿Qué? —pregunté cuando me miró después de reir, tenía una sonrisa en su rostro.

—Pues que te amo—se acercó a mi y unió nuestros labios en un tierno beso, estar con calle era como esos cuentos de fantasía que todo es perfecto y no hay nada que pueda dañar los momentos mágicos y éste era uno de esos, pero lamentablemente esta es la realidad, recordé que hace unas noches calle había salido mientras dormia y que por cierto se demoró mucho, pero esperaría a que comiera, tardé mucho haciendo esos waffles.

Me separé de aquel magnífico beso, frustrada por mis feos pensamientos.

El desayuno pasó en silencio, no quería hablar después de recordar eso, ¿será que calle me esta engañado?, no, no puede ser posible ella me ama como yo a ella, creo que si no se siente satisfecha conmigo me lo diría ¿no? Pero ¿qué estuvo haciendo todo ese tiempo?

—Poché—paso lás manos enfrente de mi haciendome salir de mis pensamientos.

—Calle... ¿Dónde fuiste aquella noche que me dejaste sola mientras dormia?—calle se sorprendió ante mi pregunta al parecer no se la esperaba.

—ah fui por un helado—¿helado? ¿Casi 2 horas?  Sii claro y y soy Marilyn Monroe.

¿Me estas jodiendo? ¿Crees que te voy a creer que te fuiste por un helado 2 horas?—me estaba empezando a molestar, sabía que me mentía y eso me enfurecia.

—Ay gorda, me encontré a Mario en el camino y me puse a platicar con él, eso fue todo—giro sus ojos en signo de que la situación le estába aburriendo.

La quedé mirando seria, quería saber si mentía, aunque en el fondo no le creía nada decidí no seguir con el tema, no tengo que ser tan paranoica además hicimos una promesa de tenernos más confianza, pero me la esta poniendo muy difícil.

Desvío su mirada de la mía y recogió los platos para ir a lavarlos, observaba cada movimiento que hacía, se le notaba un poquito nerviosa, descubrire que escondes daniela calle, me pare de la silla y fui a lavarme los dientes mientras que calle seguía ordenando la cocina.

Estaba enojada pero no quería empezar una discusión cuando tal vez sí dice la verdad, me sentía frustrada por no saber que hacer , por no saber si enojarme o qué, ahg la amo, pero odio que se comporte de esa forma. Estaba hablando con Mario ¿por eso traía la sonrisa?.

Termine de cepillarme los dientes y a la vez terminé de alejar todos esos pensamientos, salí del baño hacia la habitación, calle estába inclinada hacia su nochero al lado de la cama se veía realmente desesperada buscando algo en el, revolvía todas las cosas que estaban dentro del cajón cosa que es rara porque calle cuando se trata de su nochero es muy ordenada.

—¿te encuentras bien?—fue lo único que pude decir al verla de forma tan extraña.

—eh... Sí, sí, solo buscaba algo—no giró a verme en ningún momento.

—si quieres te ayudo a encontrarlo—ésta vez si giró en mi dirección y se quedó por un momento analizandome.

—en un rato vuelvo, voy a comprar algo, prometo regresar para el almuerzo—me dió un beso en la mejilla y salió como alma que lleva el diablo, ni siquiera me dejó articular palabra alguna.

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MIL VECES TÚ ©(caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora