~narra “el admirador secreto"~
Me rasqué la nuca ante la desesperación, solo bastaba una sola cosa para que se metiera a mi red.
He pensado mucho tiempo encerrado entre las 4 paredes de mi habitación, mi madre viene a revisar si sigo aquí o si tan solo sigo cuerdo, pero ¿quién hoy en día está cuerdo?
Miro la nota una y otra vez preguntandome si es lo correcto, si de verdad tengo que hacer esto, si tengo que seguir con esta farsa, ellas de verdad no se lo merecen.
Riin riin
-¿Está listo? -la voz gruesa al otro lado de la línea me hacia temblar, hizo que los bellos de mi cuerpo se pararan ante los recuerdos.
FLASHBACK
Su puño paraba en mi cara una y otra vez recordandome que no había cumplido su petición.
—Ya sabes lo que pasa si no cumples, Marck, ¿por qué insistes en salvar a alguien que rompió tu corazón?— la ira se podía notar en su tono de voz, su pecho subía y bajaba rápidamente y podía escuchar desde el piso de aquél callejón su reparación agitada.
—La he...perdonando— dije entre jadeos, el dolor de los golpes en mi cara se hacía presente haciendo que hiciera una mueca de dolor.
—Bien, pues es tu puto problema. No te pedí un favor, te di una orden, porque por si no lo recuerdas tienes una deuda conmigo— una última patada en mi estómago sirvió de advertencia para esta vez sí obedecerle.
FIN DEL FLASHBACK
Cometí el terrible error de confiar en él, ir de fiesta cada 3 días, tomar hasta quedar inconciente y por último meterme su droga, volverme adicto a un mundo donde no tenía que pensar en ella, donde el corazón estaba ausente y solo había un mundo de fantasía. Se aprovechó del dolor que tenía.
Richard es un hombre musculoso que tan solo de mirarlo te pone los pelos de puntas, un reloj de oro y una pistola en su cintura, adinerado y sin dudarlo el peor enemigo que podrías tener.
Después de un tiempo me quedé sin dinero para comprar la droga, así que Richard de buen “amigo" Me prestó todo lo que me metí.
Mi madre se dió cuenta de las andanzas que estaba y me metió a un centro por 5 meses. Al salir era una persona nueva, tanto tiempo allá metido me dió para pensar, curarme y olvidar un amor que nunca fue, pero... La deuda seguía en pié y él no la dejaría pasar.
Su pistola terminó en mi cien cuando le dije que ya no quería volver a esa vida, me amenazó con matar a mi familia y después a mí.
Desde entonces tengo que ayudarlo con el secuestro, el objetivo era sacarle una suma importante de dinero a su padre, las cartas servían para atacarla psicológicamente y que así no tuviera fuerzas para pelear, tal como hizo conmigo.
-Está listo.
Como en los últimos meses tenía que dejar el sobre en su edificio, pero con la diferencia de que ahora era una casa protegida por policías o guardias que tenían una escopeta.
Sabía que el trabajo de entregar el paquete no era sencillo, ya Richard me lo había dicho y dejado claro.
Con mi traje de cartero me acerque sin preámbulos a la casa.
—Hasta ahí —me paró unos de los guardias colocando su mano en mi pecho.
—Solo vengo a entregar esto— mostré aquella carta que parecía inofensiva.
—Puede dejarla conmigo, le aseguro que no le pasará nada— su noto de voz era fuerte y severo.
—Muchas gracias— me alejé de ahí hasta montarme en la bicicleta que me dieron a los 15, ya estaba vieja pero servía como complemento del disfraz de el típico mensajero.
Marqué el número de Richard el cual ya me sabía de memoria.
—Está todo listo, solo me falta otra entrega para terminar mi deuda— intenté hablar con Vo severa pero sentía que todo por dentro me temblaba.
—Bien, cuando termines la última entrega hablaremos de la deuda— y sin más, colgó.
Suspiré, me arregle mi cabello hacia atrás y me posicioné detrás de un árbol, desde ahí pude ver la suave piel de Daniela, una chica sencilla y humilde que alguna vez fue mi amiga, como era de esperarse me enamoré como un tonto, me declaré y obviamente terminé en la friendzone.
El guardia le entregó la carta que hizo esfumar su sonrisa, miró alarmada hacia todos los lados y después tocó el puente de su nariz y le dedicó una fingida sonrisa al señor delante de ella. Era una pena, no merecía todo esto y de verdad me gustaría ayudarla.
Me subí a mi bicicleta y me fui de aquél lugar con su sonrisa invadiendo mi mente.
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Lamento la demora.
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MIL VECES TÚ ©(caché)
ChickLitMe sentía realmente mal jamás, le había mentido a Poché de esa forma. Gotas de sudor caían por mi frente, sentía mi corazón ir a mil y la culpa recorrer todo de mi, correr casi 4 cuadras de alguna u otra forma me ayudaba en algo, tal vez que creía q...