Tiempo después LI

18 4 0
                                    

"Cara conocida"

Luka caminaba a paso apresurado hacia la panadería, su deber era decirle a los padres de su novia, las noticias de esta y la condición en la que se encontraba; su enojo nublaba un poco su juicio, pensaba que su amada nunca lo amo, y que lo utilizo para poder olvidarse del único dueño de su corazón, quel rubio ostinado que había inundado sus vidas desde el primer momento en el que apareció, cambiándolas para siempre, "si tan solo nos hubiéramos quedado en Londres", pensó y automáticamente borro ese pensamiento horrendo que se le cruso, el destino aveces esta escrito y no se puede cambiar, si esto paso, fue por algo, tenia que suceder y no se puede cambiar, por más que lo quiera con toda su alma.

¡Detente!, sigues igual de despistado,¡esta en rojo!

Advirtió una voz de fondo, el joven paro en seco antes de llegar a una esquina y cruzar la calle con el semáforo en rojo, fue un milagro que esa voz lo detuviera, quien sabe al peligro que se hubiera enfrentado si continuaba inundando su mente de malos pensamientos.

─Gracias por frenarme─ agradeció rascando su nuca mientras buscaba con su vista la persona dueña de esa voz

Es un placer ayudarte de nuevo─ contesto una voz dulce y angelical, el chico siguió buscando pero nada, no encontraba a la persona que le hablaba ─Aquí en el asiento, bobo─ agrego seguido de una risilla traviesa

El joven fijo su vista en uno de los asientos que tenia cerca, allí sobresalía una una cabellera azabache de pelo corto, que aunque no lo crean reconoció al instante, sin pensarlo camino hasta alli y rodeo el asiento, encontrándose con la dueña de la voz que lo había salvado hacia unos instantes.

─Imposible─ musitó atónito, no podía creer que ella estuviera ahí en ese preciso momento

─Nada es imposible Luka─ respondió parándose ─Menos un casual encuentro─ agrego sonriendo ladinamente

─¿Que haces aqui?─ pregunto confundido, ella borro su sonrisa

─Hace un par de años que vivo aquí─ hace una pausa ─Los últimos dos años estuve en Japon, recién hoy regrese a París, y mira, te encuentro al instante─ explicó finalizando con otra risa traviesa

─Sigo sin creerlo─ hace una leve pausa y traga saliva ─Jamás creí volver a ver a la gran Kagami Tsurugi

─Ni yo al talentoso Luka Couffaine─ rie nuevamente ─¿Que tal tu vida casanova?─ cuestiono cambiando radicalmente el hilo de la conversación

─Ahora no estoy con tiempo para una charla─ suspira pesadamente ─Pero una vez que te veo, no dejo de hacerlo por mucho tiempo, prometo contarte la próxima─ saludo con su mano y se alejo lo más rápido que pudo

─Veo que no cambiaste nada Luka─ suspira ─No sabes cuando me arrepiento de haberte dejado ir─ se vuelve a sentar y mira hacia el cielo

Las horas pasaron, los padres de Marinette se tomaron con mucha alegría la noticia, dijeron que en cuanto tuviera tiempo libre la irían a visitar, confiaban en que el y los Agreste cuidarán muy bien de ella por lo que no estaban preocupados por la seguridad de su dulce niña, el hombre se despidió de los adultos y regreso a paso lento hacia su nuevo hogar, aquella cárcel inmensa en lujos que lo mantenía atrapado junto a su novia.

Aunque pensandolo bien, su vida no era tan mala allí, si el rubio no fuera el protagonista de todo lo malo en su vida, su estadía en esa inmensa mansión sería más grata, y disfrutaría la compañía de los demas, gracias a dios el podía contar con Nathalie, la asitente de la familia, ella era una mujer increíble, podía hacer miles de cosas al mismo tiempo sin quejarse por lo atareada que estaba, sin contar la amabilidad que poseía, ese rubio no la merecía al igual que el amor de su novia, no se merecía nada de lo que tiene porque no lo valora, el aun sigue tratando a la mujer como su asistente y no como la mujer que es, debería tratarla mejor, olvidándose de lo que alguna vez fue, y dejándola asumir lo que es ahora, la auténtica dueña de todo eso, al menos debería dejarla ir y hacer lo que ella quiera.

─Tenias razón cuando dijiste que una  vez que me encuentras, me encuentras siempre.

Hablo una voz sacándolo de sus pensamientos, enfrente de el se encontraba Kagami viéndolo con una sonrisa prominente, el hombre estaba a punto de chocar con ella, si esta no lo traia de regreso a la realidad.

─Kagami, ¿que haces aqui?─ cuestiono serio parándose a unos centímetros de esta

─Caminaba, y te vi venir hacia mi─ sonríe picaramente ─Distraído como siempre, pensando en quien sabe que cosa

─Pensaba en mi novia─ fulminó con recelo, la chica borro su sonrisa y recompuso su postura

─¿Que chica afortunada se gano el gran premio?─ pregunto con un tono ligero de envidia

─Marinette─ respondió el con una sonrisa boba pintada en su rosotro

─¿Dupain-Cheng?─ cuestiono rápidamente asombrada ─¿La novia de Agreste?─ replico con astucia

─La futura señora Couffaine─ comento con malicia

─¿Cómo?─ pregunto con el seño fruncido ─Yo los vi, ellos se amaban, eran la envidia de las parejas─ comento sarcástica

─Aveces las cosas no salen bien en el paraíso─ se aparta ─O simplemente te aburres y necesitas probar el infierno─ sonríe y comienza a caminar, pasando cerca de Kagami ─Nos vemos después, saludame a tu madre

El chico prosiguió con su caminar dejando a la peliazul muy enojada, no podía creer que el ahora tenia como novia a alguien tan inferior como Marinette, y lo peor de todo que ya había perdido una vez cotra ella, primero Adrien, y ahora Luka, el rubio no importaba, pero de una cosa está bien segura, no iba a permitir que se quedo con su presa más preciada, aquel rockero que robo su corazón para siempre.

Miraculous: Las Crónicas de Dark Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora