Tiempo después V

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"Tiempo atrás"
El incidente

Habían pasado 1090 días desde el incidente de la reina, las cosas iban más que bien con nuestros protagonistas. Adrien y Marinette habían oficializado su noviazgo hacia ya varios meses, todo iba sobre ruedas, su relación estaba en el mejor momento.

Habían terminado el instituto y se preparaban para comenzar la universidad, la azabache fiel a sus ideales había decidido inscribirse en la universidad de moda de París, y el, bueno, su pasión eran los números, asiqué se inscribió en la universidad de contables, para comenzar su carrera como contador público.

No quería saber nada con continuar siendo modelo, un sueño y carrera que su padre había forjado, y la firma Agreste no era lo suyo; le apasionaba la moda, sabia mucho, pero no quería seguir con eso, por lo que secretamente le cedio todas las acciones a su secretaria, bajo una cláusula, que decía que ella se haría cargo de todas las funciones de la empresa hasta que Marinette finalice sus estudios; luego la firma Agreste sería completamente de la azabache, heredando todo el imperio de moda que su padre forjó con tanto esfuerzo.

Aunque ninguno de los dos sabia lo que les tenia deparado el destino, este podía ser cruel cuando queria, con una sola mala decisión podría cambiar toda tu vida sin siquiera tener chance de poder arreglarlo.

Como estos ya eran grandes, y habían dejado de ser unos niños sin experiencia en la vida, Adrien de una forma inteligente convenció a los padres de la chica de dejarla mudarse con el a la lujosa mansión, obvio antes aclarando que serian sumamente responsables y de que no estarían todo el tiempo solos, con ellos estaría las veinticuatro horas del día su fiel asistente y adulta responsable, Nathalie, quien conociendo como son sus formas de actuar quedaba claro que nada raro pasaría allí, por lo cual Sabine y Tom no pudieron negarse, además sabían que las puertas de la mansión estaría abiertas para ellos siempre que quisieran ir.

El día había llegado, ocurrió después de una fiesta que se organizó como despedida, todos los que asistieron a clases juntos fueron invitados, era una gran fiesta, con música, luces y mucho, demasiado alcohol. Los jóvenes tomaron, siempre estuvieron juntos durante toda la noche, no se separaron por un instante, bueno, si hasta que ella decidió volver a su casa, estaba cansada, el alcohol hacia efecto, y quería estar lista para el siguiente día, el día en que por fin estaría al lado de su amado como una pareja normal; Adrien prefirió quedarse un rato mas, volvería con Nino, la noche aun era joven y prefería divertirse, se despidieron con un beso ligero; y el ordenó a su chófer que lleve a su chica y la deje sana y salva en su casa.

Ninguno esperaba lo que iba a suceder luego, el rubio siguió y siguió, el alcohol lo mantenía entretenido, y lo hacía querer más diversión, la fiesta cada vez se ponía más interesante todos bailaban y reían al son de la música, el nunca lo espero, nunca pensó que una inocente fiesta arruinaria su vida como lo hizo esa, todo se fue a la basura después de que ella se acercó provocativamente con una bebida en su mano.

El sol ilumino la ciudad, la chica se levanto ilusionada y decidida, bajo su maleta, desayuno con sus padres y se sentó a aguardar que la asistente llegará por ella, todo estaba planeado, Nathalie llegaría por ella a las diez de las mañana, irían a contar un par de cosas para adornar la habitación, y luego irían directamente a las mansión a encontrarse finalmente con sus amado, quien la esperaría con un ramo de rosas rojas, listo para ella, parecía un sueño que en cuestión de segundos se volvería realidad.

El reloj marco la hora indicada y como si todo estuviera minuciosamente calculado, el timbre sonó, la azabache se paro y abrió la puerta con mucha rapidez, detrás de ella estaba la azabache mayor con una sonrisa pintada en su rostro, su pelo estaba suelto y su habitual traje ahora era de color blanco con un suéter de cuello de tortuga negro que resaltaba muy bien.

Ambas se despidieron de los tutores, y se fueron de ahí, abordaron la lujosa limusina y esta partió con rumbo indefinido. Tiempo después, al rededor de las once de la mañana, ambas ya estaban camino a la gran mansión, ilusionadas por la nueva vida que comenzaban, la de blanco estaba feliz de volver a tener la mansión con una nueva pareja a la que asistir, sabia que traería color y calidez a aquella vieja casa que estaba apagada y triste desde que la rubia los había dejado.

Finalmente el automóvil ingreso en el territorio de la mansión, las puertas de metal se cerraron detrás de esta, y el auto estacionó frente a las entrada, la de ojos cielo, miro a la adulta, esta le hizo un gesto de tranquilidad y las dos ingresaron despreocupadas, la de lentes le dijo que los empleados se encargarian de bajar las cosas.

Aquí es donde todo cambio, en donde lo que se había calculado empezaba a fallar, al entrar a la sala principal se encontraron con la nada misma, el rubio no estaba en su lugar, todo estaba vacío y en absoluto silencio.

─¿Seguirá dormido?─ cuestionó la mujer en tono de duda, la chica la miro y sonrió

─¿Llego muy tarde anoche?─ pregunto con una ligera preocupación

─No lo se, ayer estuve muy ocupada, caí rendida apenas escuche hoy el despertador para levantarme a tiempo y que todo salga como debía─ suspiro ─Ve y despiertalo, seguro llego tarde, ya sabes la resaca─ Marinette la miro con extrañeza ─¡No me mires así!, yo también fui adolescente

Bufo de forma burlona, la chica respondió con una media sonrisa y empezó a subir las escaleras, se paro en el descanso, miro la foto que había en el, sonrió pensando que aunque sea muy lindo, debían cambiarlo, no le traía buenos aires a la casa, luego miro hacia su costado derecho, vio la entrada al estudio de Gabriel, borro su sonrisa y se dispuso a ir a la habitación de su amado, camino lentamente por el interminable pasillo, se posicionó frente a la puerta y sin llamar a ella la abrió, encontrándose con la peor escena que podía ver.

Adentró de la habitación, observo en la cama a su querido rubio, desnudo, durmiendo plácidamente con una chica castaña acomodada en su pecho también desnuda, a la cual reconoció al instante, ambos parecían estar abrazados sin ninguna preocupación.

─¡¡¡Adrien Agreste sos un bastardo!!!

Grito con toda su ira, los jovenes se levantaron exaltados encontrándose con una enfurecida Marinette parada en la puerta, el chico titubeo algo pero ella no lo dejo excusarse, cerro la puerta con fuerza y bajo las escaleras con rapidez, al mismo tienpo que lloraba sin consuelo, la mujer la vio y no entendía lo que pasaba, intento frenarla pero esta no se detuvo, salio de aquel lugar, luego se subio al auto, le ordenó al chófer que la sacará de ahí, este ya tenía ordenes de hacerle caso sin cuestionar, por lo que ensendio el automóvil y partió.

─¿Que paso?

Se pregunto la mujer atónita viendo hacia la puerta, minutos después escucho los pasos del rubio sonar en la escalera.

─¡¡Mari!!─ grito desesperdo ─Nathalie ¿donde esta Marinette?─ pregunto con exigencia

─Se acaba de ir─ dijo dandose la vuelta y viendo al rubio fijamente ─¡¡Adrien esas no son formas de ir vestido por la casa!!─ lo reto al ver que este estaba desnudo cubriendo sus partes íntimas únicamente con una sábana ─Creo que entiendo porque salio así. . .

─Soy un idiota.

Susurro y regreso a su habitación, la de blanco saco su celular, llamo al chófer y exigió saber a donde llevaba a la chica, al tener dicha información, llamo a otro chófer para que la llevará hasta allí con la otra limusina de la familia, tenia que saber que había ocurrido con exactitud, aunque se imaginaba que podía ser.

Miraculous: Las Crónicas de Dark Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora