Tiempo después LII

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"Debe recordar"

El hombre de bata blanca ingreso en la gran mansión haciendo ruido con sus zapatos en el fino piso de mármol. Frente a el como es habitual en el descanso de la escalera aguardaba Nathalie impaciente, esperando oír buenas noticias.

─Señorita Sancoeur─ hablo frenando a unos centímetros del pie de la escalera ─Tengo buenas noticias─ la mujer sonrió alegre ─La amnesia de la señorita Dupain-Cheng es temporal, podemos estimularla para que recuerde sin ningún problema─ hace una pausa y la mujer baja a su encuentro

─Me alegra mucho oír eso, ¿tenemos que tener algún tipo de cuidado?─ pregunto dudosa

─Por el momento no─ Saca un bolígrafo de su bolsillo ─Mi temor antes era que su memoria haya sufrido un daño irreparable, por eso no quería que le den ningún tipo de información─ hace una leve pausa y juega con el pulsador del polígrafo ─Pero como su condición es temporal, lo mejor que se puede hacer en este caso es ayudarla de a poco a que recuerde lo que perdió.

─Excelente─ replico ella sin borrar su sonrisa

─Con esto dicho, ya la traemos.

El hombre se dio la vuelta y salio por la gran puerta, luego de el ingreso el pelinegro a paso apresurado, y se quedó parado a un lado se la elegante mujer, quien sonreia ampliamente.

─Es temporal, debemos ayudarla a que recuerde, no todo está perdido─ hablo rápidamente sin dejarlo preguntar nada, su emocion era grande.

─Esto es genial─ respondió el alegre ─Lució podrá hablar con su madre tranquilamente─ agrego sonriendo también

─Creo que la estadía de Mari aquí en la mansión debe terminar─ sugirió esta volviendo a su semblante serio

─¿Por que?─ cuestiono el de mirada celeste

─No logro hacer recuerdos aquí, ya sabes─ hace una pausa ─Y el único que tiene es el más doloroso, no queremos eso, ¿verdad?

─Tienes razon.

La tarde se desarrolló con normalidad, Nathalie y Marinette pasaron todo ese momento juntas, charlando y ejercitando, a la chica le costaba relacionarse con los otros dos hombres, su laguna mental le creaba desconfianza en ellos, y la ejecutiva era la persona correcta para ser su confidente en este momento, tal vez no por ser a la única que reconocía de todos ahí, sino porque en el fondo inconcientemente seguro recordaba todas las veces que esta la había ayudado, y había estado ahi para ella.

─Volverás a casa─ musitó la mujer dejando de ejercitar su pie derecho ─Vaya, no creí que un mes de inmovilidad causara todo esto─ acotó con tranquilidad

─Perdon por molestar─ se disculpo instantáneamente ─¿Cuando volveré a casa?─ pregunto emocionada

─Mañana temprano─ respondió sentándose frente a ella

─¿No me puedo quedar?─ sugirió con un leve sonrojo

─Nada me gustaría mas─ respondió dulcemente ─Pero esta casa no te traerá ningún recuerdo─ suspira ─No te ayudara en nada estar aquí

─¿Por que no tengo recuerdos?─ cuestiono ─Pensé. . .Pensé que vivía aquí─ comento con melancolía

─Por esa razón, no vives aqui─ bebe un poco de agua del vaso que había en una pequeña mesa de jardín ─Y al no vivir aquí no tienes nada que te ayude a recordar

Miraculous: Las Crónicas de Dark Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora