Tiempo después LIII

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"Regreso a casa"

Un día desperté en la mansión Agreste, mi mundo cambio radicalmente, para mi fue como un abrir y cerrar de ojos, pero para el exterior había pasado más tiempo. Lo último que recuerdo fue haberme ido a dormir temprano para poder llegar a tiempo al colegio en la mañana siguiente, pero el despertador jamás sonó, en cambio. . .me desperté en medio de una pelea, en un lugar ajeno, y con mi cabeza al borde de explotar.


Un hombre me sometió a varias preguntas, mientras detrás de él otras dos personas ajenas a mi observaban como si estuvieran preocupados, después de decirles mi edad, estos estremecieron, ¿por que, acaso estaba diciendo algo malo?; luego lo entendí, había estado en un sueño profundo, y mi edad no concordaba con el tiempo en el que estabamos. Lo confirme unos días después, cuando lo vi entrar en mi habitación, tan contento como si hubiera estado esperando mi despertar, entro como si fuera un rayo y me abrazo como si no quiera soltarme, pero lo hizo; y ahí pude verlo, a la primera no lo reconocí, algo dentro de mi corazón decía que sabia quien era, puesto que al verlo sentí una leve punzada, como si mi corazón se negara a mirarlo fijamente. "Adrien" escuche que se nombró, rápidamente sentí mis mejillas arder, pero algo estaba mal, el no lucia como Adrien, el era distinto, más alto, fornido, su voz eran grabe, y su cabello era más largo; no podía ser el, pero sus ojos verdes me decían que si. ¿será cierto que dormí solo un mes, o dormí más tiempo; me estarán diciendo la verdad?, no lo se.

De a ratos puedo escuchar sus voces detrás de la puerta, se sienten preocupadas y desanimadas, a veces se escucha la voz de un niño pequeño haciendo un berrinche, me suena familiar y no se porque, aun continuo en esta habitación, sola, ellos no quieren entrar, mis preguntas los agobian, pero es lógico que quiera saber, ya que no estoy donde creo que tengo que estar.

Esta mañana Nathalie me dijo que me llevarían al hospital, me van a hacer muchos exámenes, asentí sin cuestionar, cada pregunta que hago es un dolor para ellos, lo veo en sus miradas, la mirada más triste es la del chico de puntas teñidas, no recuerdo su nombre, se supone que es mi asistente, tal y como lo es Nathalie para los señores Agreste, supongo que no me conoce, que solo es asistentes guíen contratado para cumplir una función, pero así y todo, se ve mas triste que los demás, ¿por que?

No fue tan mala la visita al hospital, el mismo hombre de la primera vez fue el que me atendió, todo salio bien y no tengo quejas, el dijo que iría conmigo, y por la expresión en su rostro supongo que hay buenas noticias para el resto, para mi también lo son, pero no veo nada malo en mi, me siento bien, solo necesito poder pararme y mi vida volverá a estar normal.

El sol se asomo por el horizonte, la ciudad del amor quedo iluminada por los tenues rayos que aparecían para cubrirla, en la mansión todos estaban alborotados, las valijas de la chica habían sido preparadas la noche anterior, al igual que la de sus dos hombres acompañantes, solo restaba estaba esperar que la azabache se despierte y luego del desayuno la llevarían hacia su casa.

─¿Estas listo?

Pregunto Nathalie bajando la escalera, encontrándose con el roquero en el pie de esta, llevando las valijas hacia la limusina.

─¿Sabias que hay empleados para eso?─ cuestiono parándose frente a la última valija que había en el lugar

─Si, lo se─ suspira y toma la valija ─Necesitaba ocupar mi mente en algo

─Entiendo─ hace una pausa ─Los voy a extrañar─ musita viendo como el hombre sale con la valija en mano, la deposita en el maletero, lo cierra y regresa hacia ella sacudiendo sus manos ─Más de lo que creí─ agrego melancólica

─Y nosotros a ti Nathalie─ pone sus manos en sus bolsillos ─En serio, has sido una gran ayuda los últimos días, y eso es admirable

─Haría cualquier cosa por ella─ mira el cuadro a sus espaldas ─Le devolvió a mi vida, esa gota de calidez que le hacía falta

Ambos sonríen y se dirigen hacia el comedor, allí desayunaron los tres, sin la presencia del rubio, la noche anterior había llegado tarde y aun permanecía dormido, parece que su preferencia por el alcohol y la noche siguen intactos.

Luego del desayuno, los hombres se despidieron de la mujer en privado, el niño odiaba la idea de tener que dejar la mansión, la pasaba muy bien allí, más con la compañía del rubio y la asistente.

─Podrás venir cuando gustes─ le dijo ella abrazándolo con fuerza ─Por el bien de mama debes ir a tu casa

─Quiero que esta sea mi casa─ bufo enterrando su rostro en el pecho de la mujer, esta continuo abrazándolo

─Lució, debemos ir a casa, cuando mama se ponga bien volveremos─ interrumpió su padre con un nudo en su garganta ─¿No queres que mama este bien?

─¡¡Si quiero!!─ respondió y se soltó del agarre de la mujer, esta sonrió y se reincorporó

─Iré por ella─ dijo en voz baja

Luego se giro y salio por una de las puertas, camino por un largo pasillo hasta que llegó a la habitación de la muchacha, allí ella ya estaba lista, sentada en la cama virando hacia la puerta, esperando impaciente el momento en el que la llegarán a buscar.

─¿Lista?─ pregunto la asitente llevando la silla hacia la cama

─Si─ respondió energíca ─Intente caminar pero casi me caigo, mis músculos se sienten dormidos─ agrego en tono triste

─No te preocupes─ la ayuda a subir a la silla ─Pronto vas a  volver a caminar─ suspira ─Aquí puedes moverte en silla, pero cuando regreses a casa no podrás, ahí tendrás que ejercitar para recuperar tu movilidad

─Si─ respondió desanimada

La asitente empujó la silla y ambas salieron de aquella habitación, lugar en donde la joven había pasado los últimos días descansando.

Miraculous: Las Crónicas de Dark Queen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora