Capítulo 8

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Sonó el timbre que indicaba el recreo, salí y me dirigí a la cafetería donde estaban Ariel, Mike, Lisbeth y James hablando animadamente pero se callaron de golpe cuando llegué.

—¿Qué pasa?—pregunté algo confuso por la extraña reacción de estos.

—¿Eres amigo de Hunter Wolfgang?—preguntó Lisbeth, asentí tímidamente recordando lo que acordamos hacía unas horas.—¡Diablos chico! Te decimos que no te acerques porque es peligroso y tú vas como conejo a la boca del lobo.—exclamó asombrada.

—¿Cómo lo has hecho? Yo lo intenté, varios lo han intentado y a todos nos ha dado una patada en el culo por decirlo de una manera agradable.—dijo Mike, mientras me sentaba junto a ellos.

—Bueno, en nuestra primera charla me dijo que me aplastaría el cráneo contra una pared.—encogí mis hombros sonriendo, recordando el miedo que había pasado.

—Eres increíble.—comentó James entre risas.

Después de unos minutos hablando, me dirigí junto a Hunter para comernos el bocadillo juntos ya que se lo había prometido.

Me senté a su lado bajo la atenta mirada de varios alumnos sorprendidos, el pelinegro dejó de mirar el móvil para mirarme a mi.

Me dedicó una sonrisa y yo comencé a comerme mi bocadillo de jamón dulce y queso.

—Dime enano, ¿son tus amigos?—preguntó señalando al grupo anterior, a lo que yo asentí.—No hace falta que vengas a comer conmigo si no quieres.—reí levemente.

—Hunter.—llamé su atención pero no seguí hablando hasta haber tragado parte de la comida que había en mi boca.—No estaría comiéndome este delicioso bocadillo junto a ti si no quisiera.—admití señalando mi comida viendo su pícara sonrisa asomar.

—¿Así que delicioso bocadillo, no?—dijo antes de comerse gran parte de mi almuerzo de un bocado dejándome con la boca abierta y a la vez molesto.

Idiota, mi comida.

—¡Oye, con la comida no!—puse un pequeño puchero.—¡Es enorme!—me quejé refiriéndome al mordisco.

—Eso dicen.—se encogió de hombros y yo me sonrojé levemente.—Ten anda.—quise mirarlo a los ojos pero había girado la cara y aún así vi que se había sonrojado levemente al ofrecerme su comida, sonreí.

Mordí, era de queso y beicon. Estaba delicioso ¡Dios! Que perfección.

El dulce momento duró poco ya que el timbre volvió a sonar y nos tuvimos que acabar nuestros respectivos almuerzos deprisa antes de llegar a la siguiente clase.

Educación física. No la odiaba, simplemente no entendía porqué debía de ser una materia obligatoria.

Me gustaba mucho el deporte pero odiaba los deportes que fueran ajenos al voleibol.

Hunter y yo fuimos a los vestuarios juntos ya que Ariel, Mike, James y Lisbeth tenían otras clases. Comencé a cambiarme, bueno yo y otros veinte alumnos, entre ellos Wolfgang.

De reojo admiré su cuerpo, estaba perfectamente tonificado y tenía os músculos marcados así como la famosa V.

Se veía jodidamente sexy... bueno... que no estaba mal.

En realidad, quería tener ese cuerpo o al menos la altura. Nunca he sido excesivamente alto y siempre me he sentido bajito. Juego a voleibol lo que es una gran desventaja, como si jugara al basket. La única suerte es que puedo saltar realmente alto, por eso soy bloqueador central.

Suspiré y acabé de ponerme el chándal para ir al gimnasio, a mi lado iba Hunter como si de mi guardia se tratase.

El profesor indicó que debíamos correr diez minutos al rededor del campo y así lo hicimos, mi acompañante y yo íbamos de los primeros.

Enano [Gay +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora