Capítulo 27

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Maratón 1/3

Abrí los ojos, feliz, y observé con cautela el rostro dormido de Hunter. Roncaba, se la caía la baba y tenía los ojos entreabiertos pero aún así me parecía hermoso, para mi era el ser humano más bonito de este planeta.

—Buenos días...—susurró con aquella voz ronca de recién despierto que tanto me gustaba, dirigiéndome una dulce mirada.

—Buenos días.—deposité un rápido beso sobre sus labios.—Hoy... mandas tú.—sonreí viendo como miraba mis labios.

—Siempre mando yo.—me agarró hasta colocarme sobre sus caderas.

—Feliz cumpleaños.—susurré dándole un, ya mas intenso, beso.—Vamos a desayunar.—me levanté mirando mi ya no escayolado pie.

Hacía unas semanas que me habían quitado la escayola, después de un mes con ella, y aunque de primeras se sintió raro en seguida me acostumbré a caminar normal de nuevo.

Mi sugerencia fue bien recibida, ambos nos vestimos y nos dirigimos a la cocina. Al abrir la nevera saqué una pequeña tarta, que había comprado el día anterior, de queso con arándanos.
Sin que se diese cuenta, ya que estaba con el móvil, puse y encendí dos velas formando un 18.

—Cumpleaños feliz...—comencé a cantarla sorprendiéndolo, hasta llegar al frente suyo y ver como soplaba.—¿Has pedido un deseo?—le pregunté.

—Ya tengo todo lo que pueda desear.—me abrazó con fuerza, y yo le correspondí rodeando su espalda con mis brazos. Besé su hombro suavemente hasta separarnos.—No puedo quererte mas, enano.—sonrió, una sonrisa sincera y de felicidad.

—El cumpleañero debe cortar la tarta.—le ofrecí un cuchillo con el que comenzó a maniobrar.—Te voy a contar, porque mandas tú pero el día lo tengo planeado.

—¿Puedes decirme una sola cosa que no hayas planeado en tu vida?—rodó los ojos haciendo referencia a mi obsesión por tener mi vida bajo control.

—Sí, ser gay, salir contigo, cortar contigo, volver contigo y hacerlo público, por ejemplo.—lo callé para seguir hablando.—Bien, ahora vamos a ir al centro comercial, a los recreativos a jugar... cual ludópatas—soltó una pequeña carcajada.—, después iremos a comer a comer y ya no te cuento más.—frunció el ceño y es que no le gustaba que le dejasen con la intriga.

Ambos nos preparamos para salir y en una hora ya estábamos listos. Emprendimos el camino, a pie, hasta el centro comercial el cual estaba a media hora. Hacía un poco de calor ya que casi entrábamos en verano, por ello no iba con pantalón corto pero si con camiseta de manga corta.

Entrelacé nuestras manos a mitad de camino, si ya no era un secreto íbamos a comportarnos como todas las demás parejas.

Caminamos a paso rápido pero sin prisa, hasta llegar al gran edificio masificado con tiendas. Subimos unas escaleras y al fin estábamos frente los recreativos. Sabía por la de veces que me lo había contado, que él solía ir a jugar con sus amigos antes de que todos comenzaran a tener las vidas más ocupadas, y que le encantaba pero no le gustaba ir solo.

—Primera sorpresa del día, dile hola a Alexandra...—susurré algo avergonzado señalando a mi hermana, que había venido por un asunto ajeno a Hunter, pero que de paso se unió ya que pensé que le gustaría. Al final lo poco que hablaron se llevaron genial y nada me alegraba más que compartir tiempo con mi hermana y mi novio.

—¡Machoman!—exclamó la chica abrazando a mi novio con euforia.—¡Ya es oficialmente ilegal que te folles a mi hermano!—tapé mi cara con las manos intentando olvidar ese comentario.

—¡Alexa por favor!—la empujé al interior viendo como ambos comenzaban a hacer bromas y reír.

—¿Te lo crees? ¡Y va y se cae!—no sabía de que hablaban, pero los dos me miraron y soltaron una escandalosa carcajada que me hizo ponerme rojo.

Tras unos minutos más de vergüenza, comenzaron a competir por ver quién conseguía más tíquets. Alexa por una parte jugando a matar el topo, y Hunter por la otra con las bolas de baloncesto. Yo en cambio, me quedé observándolos con una sonrisa en la cara.

—¡Vas a perder, vieja!—gritó mi novio desde una punta.

—¡Te vas a arrepentir de llamarme vieja, estúpido delincuente!—vi como le daba con agresividad a los muñecos cada vez que salían del hoyo.

Todos los gritos, los ruidos de las maquinas, las músicas, la gente hablando e intentando escucharse, el ambiente que hacía pensé que era perfecto para pasar un buen rato. No hacíamos mas que divertirnos, y podía observar como Hunter realmente se lo estaba pasando bien, como cada carcajada era real y aquello me hacía feliz.

Tras dos horas de intensas jugadas, al final resultó ser Alexa la ganadora con dos tíquets más que mi pareja.

Decidimos que ya era hora de homer así que nos dirigimos al McDonald's. La vieja confiable. Sabía que era su lugar de comida rápida favorito, lo sabía todo de él porque aunque hablase poco sobre sus gustos yo escuchaba cada palabra que salía de su boca.

—¿Que te vas a pedi...?—mi pregunta de quedó en el aire cuando escuché a mi novio hablar con el empleado.

—Dos Big Mac, dos Cuarto de Libra, unas patatas... Deluxe, 12 Nuggets y una CocaCola.—y se quedó tan ancho, como si no hubiera pedido la mitad del menú.

Tras pagar, pidió mi hermana y después yo... que me pedí únicamente dos hamburguesas de queso y unas patatas fritas. Nos sentamos en la terraza para disfrutar del buen día que hacía.

—¿Como cojones no eres una bola de sebo?—preguntó Alexa minutos después de empezar a comer.

—Todo esto lo quemo luego en el gimnasio, ¿o te crees que los músculos se generan de ver la tele?—alzó una ceja.—Claro que si quieres te cuento otro método de hacer ejercicio.—me dedicó una rápida mirada.

—Oh... no osarás insinuarme tus prácticas para adultos con mi hermano pequeño.—entrelazó sus manos apoyando la cabeza en ellas.

—Tómatelo como quieras pero... quemo muchas calorías a la semana.—una sonrisa burlona asomó.

—Tío, eres asqueroso.—comenzó a reír mi hermana lanzándole algunas patatas fritas de su bandeja.—Come y calla que contenta me tienes.—bufó mientras yo me limitaba a sonreír.

A decir verdad estaba nervioso, no por la comida sino por el siguiente plan al cual debíamos llegar en dos horas. Quería que el día fuera perfecto, y que lo recordara toda su vida.

—Iugh, un pepinillo.—Alexa asqueó su cara sacando de la hamburguesa la fina rodaja de pepinillo, depositándola en la bandeja como si aquello fuese una bomba.—Asqueroso... como tú.—aprovechó para echarle bulla a Hunter.

—¿Pero tú que tienes? ¿Cinco años?—intentó hacerse el digno y el maduro.

—No, tengo veintiún años así que un respeto niñato.—echó su cabello para atrás intentando no mancharse.

—¿Tienes veintiún años y trabajas como médico?—mi novio alzó una ceja, yo maldije el momento en que hizo la pregunta.

—Soy superdotada, machomen.—soltó una pequeña risa mirándolo fijamente.—Memoria fotográfica y un coeficiente intelectual de 147.—limpió sus manos con la servilleta.—Me pasaron tres cursos en primaria, dos en la secundaria y solo hice un año de bachillerato.—se comenzó a recoger una coleta.—Además ahora mismo estoy estudiando neurocirugía, estoy en mi primer año de residente.—le lanzó un beso irónico.

—Ya deja de lucirte.—le di una patada por debajo de la mesa.—Me dejas a mi como el hermano tonto.

—Bueno... un poco tonto si que ere... ¡auch!—Alexa comenzó a reír tras sentir mi mano darle un golpe en la nuca.—¡Que era broma!—tanto mi hermana como yo soltamos una carcajada divertida.

Enano [Gay +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora