Capítulo 17

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—¡En la madre que te parió me cago!—gritó enfurecida viniendo hacia mi.

—¡Tú eres la madre que me parió!—moví mis brazos intentando desprenderme del enfado.

—¡Eres un irresponsable y un idiota! ¡Que te has escapado del instituto imbécil! ¡Escapado!—bufó dando un golpe a la pared.

—¡Ya bueno siempre he seguido las normas y hoy he hecho una travesura! ¡Venga que me arresten!—me acerqué a ella plantándole cara.

—¡Yo sí que te voy a arrestar! ¡Vete a tu cuarto y nada de movil durante una semana!—la miré incrédulo.—Como mínimo.—su sonrisa malévola me hizo lanzar dicho aparato al sofá con rabia.

—¡Estás loca! ¡Loca!—comencé a subir a mi habitación a base de pisotones.

—¡Vale, pues que sean dos semanas!—abrí los ojos y grité de desespero dando un fuerte portazo.

Una vez.

Una única vez que había hecho algo que no era estudiar y me echaba esa bronca, no lo veo para tanto. Ya ves tú escaparme del instituto durante dos clases para volver a última hora.

No era para tanto y lo sabía y lo que más me molestaba era el hecho de que parecía importarle poco si yo estaba bien o no. Lo único en esta vida que le importaba era que me sacara la puta carrera.

Siempre igual, debía aprobarlo todo con notazas, no tener faltas, caer bien a los profes, hacerles la pelota si hacia falta y entrar en enfermería.

Y no lo entendía, ¿qué le costaba preguntarme si yo me encontraba bien? NADA.

Después de estar un rato mirando el techo y quejándome internamente, decidí ponerme a ordenar el armario por aburrimiento mas que nada.

Comencé a mirar toda la ropa que tenía, diablos era demasiada... incluso prendas de hacía años que ya no me entraban. Suspiré pesadamente pensando en que lo mejor era dejarlo para otro día... o para otra vida.

Me fijé en una sudadera que llamó mi atención, la cogí y sonreí nostálgico. Era la sudadera que Hunter me había dejado cuando tenía frío y que me había apropiado porque si no te quedas las enormes sudaderas de tu novio no se las pidas.

Me la probé comprobando que efectivamente era cuatro tallas más grande que yo pero me encantaba, el diseño, su olor y que era de Hunter.

Me volví a sentar en la cama tras meter la ropa de nuevo en el armario, igual de desordenada. Hasta que escuché un ruido en la ventana y vi a mi príncipe azul dando pequeños golpes para colarse.

Sonreí y abrí alegre. Nada más entrar me dio un fuerte abrazo que hizo que mi corazón latiera a mil por hora. Noté la calidez de su cuerpo y me sentí protegido.

—Hola de nuevo.—me dedicó la más hermosa de sus sonrisas.—No contestabas a los mensajes y pensé que pasaba algo.—entrelazó nuestras manos mientras se sentaba en la cama y yo me tumbaba entre sus piernas apoyando mi cabeza sobre su abdomen.

—Mi madre me ha castigado dos semanas sin movil por escaparme del insti.—no pudo evitar reírse.—Tendrás que venir cada día ¿sabes?—me incorporé y me senté sobre sus muslos mirándolo.

—¿En serio? No pasa nada, por ti me arriesgaré.—sonrió cerrando los ojos para besarme.

Le seguí el beso, mientras él pasaba sus manos por dentro de la sudadera agarrándome la cintura yo enredaba mis dedos por su pelo acercándolo más a mi, un beso que había comenzado siendo superficial.

Enano [Gay +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora