Enano [Gay +18]

Capítulo 3

—¿Qué has dicho?—su voz sonó mas aterradora que nunca, y al girarse pude ver en su rostro una mezcla de sorpresa y confusión pero no podía retractarme ahora.

—He dicho que no, el trabajo o lo hacemos los dos o solo pongo mi nombre.—dije con un tono seguro a pesar de parecer que tuviese Parkinson precoz.

—¿La hormiga tiene valor de enfrentarse al león?—preguntó acercándose hasta quedar a centímetros de su rostro, además de agacharse para quedar en frente.

—No realmente, yo solo no voy a ser capaz de acabarlo a tiempo ni de hacerlo bien.—admití desviando la mirada al suelo.

—Muy bien enano, parece que tú ganas.—noté que su tono sonaba relajado, y al mirarlo pude ver una sonrisa de medio lado.—Quedaremos el fin de semana para comenzarlo.—sentenció yéndose.

Al final, pude respirar de nuevo y mientras la gente se dispersaba Ariel y James vinieron a mi ya que se habían apartado de la impresión. Salimos los tres juntos ya que Lisbeth y Mike vivían en la otra dirección y hablamos hasta llegar cada un a su casa.

Al entrar, me comí una ensalada preparada que había en la nevera mientras miraba en la televisión Netflix. Puse "Sex Education" y hasta verme tres capítulos no lo apagué.

Pasadas casi tres horas, subí a mi habitación a hacer los deberes que habían mandado, matemáticas, castellano y filosofía. Suspiré y comencé.

A los tres minutos decidí que ya era hora de un descanso y me puse a mirar el móvil, buscando por curiosidad el perfil de Instagram de Hunter. Al encontrarlo, vi que era bastante popular y que muchísima gente, chicas sobretodo, comentaba sus fotos y le daban like.

Por no hablar de que sus fotos parecían echas por profesionales, y las mías pues eran selfies o fotos de recuerdos. Reconozco que sentía una pizca de envidia por él así que cedí y di por finalizado el primer de muchos descansos. No sin antes darle a Follow y dar like a su última foto porque en fin, yo tampoco pude resistirme.

Tras unas horas y veinte descansos más o menos, acabé todo y justo me llegó un mensaje.

Hunter
—Vaya pero mira quién me ha seguido, ¿ahora eres un acosador, enano?

Liam
—No, y no soy un enano.

Hunter
—Oh, y tanto que lo eres niño.

Venga ya, no soy tan bajito joder tengo la estatura media de un adulto.

Liam
—Eres tú que eres demasiado alto, no me eches la culpa de tu altura.

Hunter
—Lo que tú digas... enano.

Genial. Ahora soy un enano a su vista pero que culpa tengo yo de que me saque una cabeza... ¡Exacto ninguna! Pobre de mi... sometido a sus insultos.

Le dejé el mensaje como visto pero no contesté, que se joda, básicamente porque no sabía que más contestar y no quería parecer un acosador de verdad intentando mantener una conversación.

Lancé mi móvil en la cama, dándome un pequeño paro cardíaco al ver como rebotaba, y me dirigí al baño a hacer aguas mayores. Cuando salí me aburría así que decidí salir a dar una vuelta.

Al salir a la calle, caminé sin rumbo alguno pasando por diversas tiendas para comprarme algo de ropa ya que me hacía falta. Después de una hora me di cuenta de que había acabado en frente de la casa de mi mejor amigo, y no tengo nada que perder.

Toqué al timbre, encontrándome con un chico coreano mirándome asombrado y feliz.

—No sabía que ibas a venir, podrías haber avisado idiota.—dijo dejándome pasar.

—¿Tu madre ha hecho galletas? Tengo hambre.—susurré dirigiéndome a la cocina donde me encontré con su madre, efectivamente, sacando unas deliciosas galletas del horno.—Buenas Yon.—al verme me dedicó una cálida sonrisa.

—¡Liam! No sabía que ibas a venir.—me dio un abrazo y dirigió una mirada asesina a su hijo.—Tú crío, podías haberme avisado ¡Siempre lo hago yo todo en esta casa!—vi a mi mejor amigo poner los ojos en blanco.

Ambos subimos a su cuarto tras coger un par de galletas y nos lanzamos en la cama, comenzando a hablar de varias cosas entre ellas mi primer día de insti.

—Sí, ¿pues sabes qué?—le pregunté viendo como negaba con la cabeza.—Tengo que hacer un trabajo con un tío que es un armario y que da demasiado miedo.—le intenté explicar simbolizando con mis manos.

—Espera, espera, ¿un armario?—frunció el ceño intentando entender que significaba.

—¡Si!—me levanté.—Un tío enorme, mínimo un metro noventa y musculado.—moví los brazos exagerando todo.—Tiene los ojos verdes, son como esmeraldas si los miras bien y además el pelo negro como el carbón pero yo creo que es teñido porque nadie tiene ese negro tan profundo, además no deja de amenazar a la gente.—comencé a enumerar varios aspectos más de él hasta que pude ver la cara de sorpresa de Jyon.

—Tío, eso es un matón en toda regla, ten cuidado con lo que le dices Liam no quieras acabar mal... o muerto seguro que ha matado a alguien, y si no pues acabará matándolo.—un escalofrío recorrió mi espalda... viendo su perfil no podía descartarlo la verdad.

Le lancé la almohada para que se callase y nos pusimos a jugar a la Play durante horas, pero cuando miré el reloj vi que ya era bastante tarde así que agarré las bolsas con ropa y me dirigí hasta mi casa.

Al llegar a mi dulce hogar escuché un ruido arriba, lo cual me heló la sangre. Dejé las bolsas con cuidado de no hacer mucho escándalo, cogí un cuchillo por si acaso y subí hasta la habitación de la cuál provenían esos ruidos... la mía.

Abrí la puerta rápidamente y me decidí a clavarle el cuchillo a aquel individuo al que no veía el rostro pero mis intenciones quedaron chafadas ya que dicho hombre, agarró fuerte mi muñeca. La tenue luz que se filtraba del atardecer me dejó verle la cara.