Capítulo 21

2.4K 197 347
                                    

>3< Actualización >3<

.

.

***************

Lo envolvía, atrayente, adictivo y peligroso. Su cuerpo respondía a él, estremeciéndose, temblando y excitando todas y cada una de sus neuronas. El peso del delirio, la intensidad del placer, la lujuria quemando en su piel, descomponía todo su ser en pequeñas partículas que aquel cliente cuerpo sostenía.

— Vamos, gatito, si quieres correrte solo tienes que hacerlo — la respiración de Kuroo escapaba a ráfagas de su nariz y rodaba por su cuello. Su boca mordisqueando y lamiendo el lóbulo de su oreja le erizó la piel e invitó a suspirar, a retorcerse. Se quemaba por dentro.

Estaba desesperado, tanto o más que él.

— Cállate y...follame más duro — gimió, Kei. Apretó las piernas en torno a la estrecha cintura de Kuroo, su dedos surcaron aquella ancha espalda, sus caderas bailaban al ritmo de sus potentes embestidas y su agujero se contraía entorno a ese caliente trozo de carne — Más...— jadeó. Sentía que podría desfallecer en cualquier momento. Dentro, fuera. Caliente y duro. Dentro y fuera. Fuego y electricidad corriéndole por las venas. Ardía, dolía, como si estuviera quemándose por dentro y su cuerpo convulsionaba, se retorcía sobre las suaves sábanas húmedas — Kuroo, más...

Estaba a punto de romperse, su conciencia amenazaba con abandonarlo, pendía de un fino hilo a punto de ceder, sin embargo no era suficiente. Maldita sea, no lo era.

Se sentía como si estuviera cayendo lentamente.

Sujetó a Kuroo del cabello, tiró de él con desesperación y un ansia que ya no era capaz de controlar. El moreno respondió con una poderosa embestida que le obligó a arquear la espalda y a gritar su nombre. Masajeaba su miembro sin descanso, taladraba dentro suyo como un animal salvaje cuyos gruñidos le sabían a puro peligro. La sensación de ese duro y grueso trozo de carne deslizándose profundo en su agujero era tan real, caliente. Palpitaba, quemaba y ardía. Derramaba finos fluidos que se deslizaban por sus glúteos hasta las sábanas. Kei gritaba. Tan profundo. Tan doloroso. Tan placentero.

Kuroo atravesaba con potentes estocadas. Algo en su interior estaba ardiendo, más que placer, más que lujuria, una profunda locura que se transformaba en delirio, en oscuridad y la luz, intensa, en la profundidad de ese par de ojos ahora dorados y empañados de deseo por él. Estaban cerca, los asechaba como un animal salvaje a su presa. Kei gimoteó. Lo quería ahora, pero tampoco deseaba que terminara. Sollozó. El moreno jadeó y gruñó al tiempo que se permitía tomar sus labios. Su miembro se hinchó, apretó su agujero y lo estiró provocándole un intenso dolor.

— Kei...solo córrete, maldita sea.

Su risa se transformó en un chillido de éxtasis tras una estocada que impulsó su cuerpo hacia el frente y pareció hacer papilla sus entrañas, era su victoria, sin embargo sabía que nada le sabría tan bien como lo que obtendría ahora Agitó las caderas. Rogó por más al tiempo que aquella caliente boca mordisqueaba y tiraba de sus pezones. La lujuria creciendo, el deseo acelerando el latido de sus corazones y la pasión volviendo cada vez más pesadas sus respiraciones. Cerca. Cerca. Cerca. Se sentía tan bien que su cuerpo se retorcía y sus piernas temblaban.

Aceleró el ritmo de sus caderas mientras sentía como una potente corriente lo arrastraba. Estocadas destrozaban su cuerpo. Enterró las uñas en la espalda de Kuroo. Gritó su nombre en un aullido que reverberó por toda la habitación. Corrientes lo recorrieron y explotaban. Su agujero se contrajo alrededor del miembro de Kuroo. Fuertemente. Tanto como las estocadas que no dejaban de golpearlo, tanto como el placer y el éxtasis que explotaba en su interior en forma de fuegos artificiales. Estaba aquí y Kei lo recibió con todo su ser.

Propuesta Irresistible [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora