Propuesta Irresistible [En Edición]

Capítulo 35

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— Imaginé que podría...que podría ser complicado — susurró Akaashi. Su mirada cayó sobre Kouki, quien en este momento se encontraba sentado sobre su regazo, acarició una de sus pequeñas manitas y como respuesta, el pequeño tomó uno de sus dedos para agitarlo entre balbuceos inquietos. Le sonrió suavemente y con tintes de tristeza — Tsukishima ha...— apretó los labios, su estómago se contrajo. Él ya había pasado por mucho, fue testigo de ello desde el principio, conocía el dolor de esa frustración y lo desesperanzador que podía llegar a ser, sin embargo aún esperaba que Kuroo pudiera haberlo hecho diferente.

Sin embargo el temor parecía ser demasiado abrumador para Tsukishima y le dolía imaginar que lo había destrozado hasta tal punto.

— Creo que podría necesitar de tiempo y...— volvió a hablar Akaashi, se mordió el labio inferior. Sin embargo el tiempo no era un factor que estuviera a favor de nadie además de Oikawa y la paciencia no era una virtud de la que Kuroo gozara en este momento, sabía que no era así, era tan obvio que le preocupaba. Tal vez debió habérselo dicho antes, advertirle, sin embargo no creía que eso hubiera podido cambiar nada a estas alturas — Lo lamento.

Alzó la cabeza para mirar al moreno. Parecía más calmado que hace media hora atrás, cuando había irrumpido por el lugar sin siquiera esperar a ser anunciado, sin embargo aún no se había atrevido a tomar asiento sobre ninguno de los sofás de la sala de visitas y sus dedos tamborileaban sin control sobre el borde de la ventana frente a la que se encontraba parado. Debía ser muy difícil para él, más frustrante, mucho más que para cualquier otra persona después de todo lo que había tenido que presenciar.

No tenía la menor idea de lo que había pasado durante el instante en el que ellos pudieron reunirse, habían pasado varios días desde que Tsukishima había abandonado definitivamente la ciudad, días en los que Akaashi no sabía que pensar, sentir o siquiera esperar, días sin ser capaz de evitar imaginar lo peor a cada segundo de incertidumbre. Kuroo no había hecho más que murmurar maldiciones y palabras incomprensibles mientras se paseaba por toda la habitación nada más llegar, sin embargo podía imaginar lo que había pasado entre ellos, podía verlo en la desesperación de sus ojos...no iba a ser tan fácil.

— Por favor, solo dime qué Tsukishima está bien — aferró suavemente el pequeño cuerpo de Kouki contra él ¿Kuroo había perdido la cabeza en ese lugar? Él siempre fue un hombre muy sensato, pero lo había visto enloquecer antes debido a su dolor e ira y no podía imaginar que en esta ocasión pudiera haber sido diferente sin importar cuán calmado hubiera parecido la última vez. Se trataba de la persona a la que amaba — ¿Kuroo? — susurró, temeroso.

El aludido apretó los puños, sus hombros tensos agitándose bajo el peso de un apagado suspiro — ¿Crees que él podría estar bien en ese lugar? — se volvió para mirarlo, la misma expresión de ira desesperada le contraía el rostro, sin embargo también parecía estar conteniéndose, que estaba intentándolo y sufría mientras lo hacía, sufría porque Tsukishima también — ¿Lo crees?

Kuroo debía saber muy bien cuál era la respuesta, estaba asustado, pero no era un idiota. Por supuesto que no lo creía y después de lo que había pasado en el salón, la idea de que Oikawa podría contenerse por su hijo estaba haciéndose añicos. Ese tipo también había perdido la cabeza, lo había hecho de una forma demasiado retorcida y enferma, sin embargo ese tipo aún creía que el sentimiento que forzaba a Tsukishima era amor y Akaashi quería creer que, dentro de todo el aislamiento y la soledad a la que lo había condenado debido a su obsesión, ese tipo podría tratar de cuidar su salud por pura amabilidad falsa.