Extra 2: Es Muy Dulce

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>3< Por favor disfrútenlo >3<

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Su madre solía decir a menudo que era un niño muy bueno, le acariciaba la cabeza, le sonreía gentilmente y a veces también lo sostenía muy fuerte entre sus brazos. Era una mujer muy bonita y cálida, lo trataba muy bien todo el tiempo, siempre estaba ahí para él, dentro de una casa que era tan grande, en el mundo que parecía siempre ser ausente y extraño, así que no fue capaz de entender la razón por la que se había ido así, por qué se había alejado de esa manera, por qué no volvió jamás por él.

Un niño tan pequeño no podría haberlo pensado tan profundamente, pero hubo una idea rondando en su cabeza por mucho tiempo; debió haber hecho algo mal ¿Verdad? No era bueno, debió haberla molestado de alguna manera, era su culpa. Ella lo dejó, ella se fue ¿Ella no iba a volver jamás? ¿Tenía que ser así? ¿No podría tener una oportunidad jamás para arreglarlo? ¿Era posible? Él no quería creerlo, porque su madre siempre fue buena, porqué lo quería mucho.

No había manera de que fuera posible, tendría que volver como las otras veces, él quería creerlo, porque siempre fue así, porque lo amaba mucho y debía extrañarlo, pero era demasiado ingenuo y tonto. Estaba equivocado.

Ella no volvería por él, no lo haría jamás y a medida que el tiempo pasara, lo único que podría recordar de ella sería a esa delicada y fina figura alejándose de su lado. Más que el sonido de su voz, más que la calidez de sus ojos o el calor de su abrazo. Solo una ausencia, tan solo abandono y una muy profunda y amarga soledad.

— Papá...

Sin embargo en ese momento no había manera de que pudiera haberlo entendido o siquiera imaginando, incluso si el tiempo ya podría haberle dado algunas señales sobre la respuesta. Su padre quizá podría ser la única persona en este lugar que podría decirle algo, pero el hombre con el que apenas había sido capaz de interactuar en sus cortos años de vida solo tenía una mirada fría para él cada vez que lo llamaba. Daba mucho miedo, así que aunque trataba de hacer todo lo posible por darle algunos de los dibujos que siempre hacían feliz a su madre, aunque quería alcanzarlo desesperadamente, aunque quería que lo notara, la mayoría del tiempo su corazón era superado por la sensación tan fea de desprecio que siempre estaba ahí y estaba muy asustado.

Akaashi no sabía por qué era así, no lo sabía, ni siquiera podía entender por qué o donde era que dolía tanto que incluso podía hacerlo llorar amargamente en los brazos de la única persona que estaba aquí para mirarlo al menos un poquito. No lo entendía, no lo sabía, pero dolía mucho.

— Abuela ¿Cuándo va a venir mi mamá?

Aquella vez, ella se había arrodillado junto a él y sostenido tiernamente. Sus manos no se parecían a las finas y delicadas de su madre, no eran para nada suaves, eran muy flacas y estaban cubiertas de pecas y arrugas que las hacían ver extrañas, sin embargo eran muy cálidas y agradables. Y su voz, aunque muy apagada y ronca, era acompañada por un tono gentil y conciliador. De la gentileza que nadie tendría para él.

— Abuela ¿Cuándo va a regresar? ¿A dónde se fue? ¿Por qué está tardando tanto?

Él lloraba. Quería verla tanto, la extrañaba tanto. Su padre daba mucho miedo, no quería quedarse solo todos los días, quería que se diera prisa, quería que volviera rápido. La echaba mucho de menos, pero ya debería haber entendido lo que se escondía detrás de la sonrisa de esa vieja mujer, detrás de ese silencio y esas evasivas palabras amables. Si, debió haberlo visto en los ojos que lo miraban con compasión todo el tiempo. Debería haberlo sabido después de cada interminable día de soledad.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2021 ⏰

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