Propuesta Irresistible [En Edición]

Capítulo 31

>3< Actualización >3<

.

.

***************

— Dime por favor...por favor que no se lo dijiste a nadie...

El rubio lo miraba con ojos suplicantes y desesperados, sus manos se apretaron sobre su regazo, le temblaban los puños — Por supuesto que no, pero...— le apretó las manos entre las suyas, quería reconfortarlo, pero también estaba preocupado. Fue una suerte que el médico hablara con él antes que con Akiteru u Oikawa, sin embargo había sido muy difícil engañarlo para que mantuviera en secreto el embarazo de Tsukishima, especialmente cuando ni siquiera Akaashi estaba enterado de aquello y aún trataba de asimilarlo — Creo que entiendes que no es un secreto que pueda guardarse por mucho tiempo.

No esa clase de secreto, era imposible e incluso si conseguía hacerlo de alguna manera, jamás podría ocultarlo de Oikawa. No si era él. Akaashi pudo comprobar que el médico que atendió a Tsukishima era muy leal al castaño después de cruzar palabras. Desconfiaba de él, notó el recelo en sus ojos, pero tuvo la suerte de encontrar los argumentos necesarios para conseguir que callara al menos por ahora, sin embargo el tiempo era su enemigo.

— Lo sé — se mordió el labio inferior con más fuerza, su mirada cayó sobre la cama y se alzó hacia la puerta de la habitación como si repentinamente esta pudiera ser abierta en cualquier momento. Akaashi se sentía de la misma forma, estaban en la residencia de la familia del rubio y su antigua habitación, sin embargo ya no sentía que existiera un lugar seguro para ellos — Encontraré la forma de arreglarlo.

¿Una forma de arreglarlo? ¿Qué era una forma de arreglarlo? ¿Qué significaba exactamente? Se sentía como si estuvieran hablando de un televisor averiado o un objeto cualquiera, esta situación no era una que pudiera simplemente "arreglarse" se trataba de algo demasiado delicado. De una vida. Le preocupaba que Tsukishima no estuviera viéndolo de esa forma...así como también le preocupaba lo que realmente podría estar pensando al respecto. Ya tuvo una experiencia muy mala antes y no quería que volviera a equivocarse.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

— No lo sé...creo que no quería pensar en eso — estaba tan desesperado que creía que si ignoraba que estaba sucediendo entonces podría hacer que ese bebé desapareciera, quería borrar su existencia de su mente y olvidar que algo había invadido su cuerpo sin su permiso. No lo quería ahí, la idea le hacía sentir sucio, asqueado de sí mismo. No era notorio todavía, pero ya ni siquiera soportaba verse en el espejo sin sentirse enfermo por su imagen ¿Cómo se suponía que iba hacerlo las semanas y meses siguientes? No quería tener que soportar eso, era desagradable...no podía soportarlo.

No lo quería y quería terminarlo de una maldita vez.

— Tsukishima, yo también estaba asustado y...— desafortunadamente no podía comparar su situación con la del rubio, nadie lo forzó, no fue atacado, Kouki fue una consecuencia de sus actos irresponsables, pero también era aquello que más amaba en este mundo. La idea de lastimarlo fue una insensatez nacida de su desesperación, un error del que aún se arrepentía, pero Tsukishima...el rubio fue forzado desde el principio, nunca fue su voluntad y este no era su deseo, pero ese bebé seguía siendo suyo también — Entiendo que estés muy confundido por lo que está pasando, pero...

— No se trata de eso — lo interrumpió el rubio al tiempo que se levantaba abruptamente de la cama, su rostro era una mueca de ansiedad. Le temblaban los labios, su cuerpo se estremecía — No se trata de eso — repitió. Se cubrió la boca con la mano, le temblaban los dedos, estos se enterraron en su cabello y volvieron para cubrir nuevamente su boca, su pesada respiración y el calor de su aliento derramándose entre sus dedos — Lo odio...Akaashi, odio a este bebé — confesó el rubio en un susurró cargado de consternación y amargura, su otra mano se apretó sobre su vientre — Lo odio — y se sentía horrible por ello, pero era la verdad — Lo odio — sus uñas se enterraron, sin detener su temblorosa presión, en su piel a través de la tela, ardía, sin embargo no sintió dolor.