Capítulo 36

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— ¿No has pensado que esto podría tratarse de un error?

— No lo he hecho.

— ¿Ni una sola vez o en algún momento? Creo que sí te detienes un momento y lo piensas....

— No, Kei...nunca podría creer algo como eso, se lo que estoy haciendo, entiendo las consecuencias y estoy aquí porque ese es mi deseo.

Tsukishima apoyó la mejilla contra el hombro de Kuroo y cerró los ojos al mismo tiempo que el estómago se le apretaba en angustia y percibía como, lentamente, los dedos del moreno se deslizaban tiernamente entre su cabello ¿Cómo podía hacerle entender? ¿Qué podía hacer para que cambiara de opinión? Lo había intentado antes, esto era una locura y Kuroo tenía que entenderlo, sin embargo no estaba funcionando y se sentía como si ya nada de lo que pudiera decir pudiera suponer algún cambio en las acciones del moreno.

Esto era imposible, era peligroso, era una locura, una insensatez por la que Kuroo podría pagar un precio muy alto. Esto no tenía ningún sentido, Tsukishima se había rendido a ese destino hace mucho tiempo. No podía seguir haciendo esto. Se lo hizo saber tanto como pudo, suplicó una y otra vez, lo rechazó todo lo que pudo, fue hiriente, cruel y soberbio, sin embargo él seguía volviendo y con ello, igual que la última vez, ese tonto sentimiento que no debería estar ahí latía.

¿Por qué? Estaba cansado, estaba harto de pelear inútilmente, ya no quería seguir intentándolo. No deseaba nada, no soñaba con nada. Renunció a todo, absolutamente a todo, ni siquiera fue duro, no a estas alturas, no dudó, sin embargo se encontraba incapaz de soltarlo a él ¿Por qué? ¿Para qué? Solo iba a lastimarlo. Su corazón se apretó y su pecho fue atravesado por esa fría ya conocida angustia. Los labios le temblaron y su cuerpo se estremeció. Estaba seguro de que iba a transformarse en su condena. Conocía a Oikawa, sabía lo que estaría dispuesto a hacer y que no había manera en la que pudiera detenerlo de llegar a Kuroo.

No podría protegerlo si esto seguía así, lo único que podía hacer por él era alejarlo, pero Kuroo no estaba dispuesto a ceder.

No quería que él resultara lastimado, no podría perdonárselo jamás, no podría soportarlo. Lo amaba tanto que se sentía como si sus vidas hubieran estado conectadas todo este tiempo, tanto que no dudaba que renunciar a él era la respuesta indicada...pero también lo hacía tanto que su corazón lo anhelaba a cada instante, que no pudo evitar sentir regocijo cuando lo vio ahí nuevamente.

— Mi amor, no llores — Tsukishima separó lentamente los párpados, lágrimas fueron liberadas de su prisión. Maldecía a su propio egoísmo, a su propia debilidad y al ingenuo y tonto corazón que se negaba a dejar de sentir. Pero no a Kuroo, ni siquiera ahora estaba arrepentido de haberlo amado — Te prometo que todo va a estar bien.

Kuroo le alzó la cabeza para mirarlo, sus dedos tomaron cada una de las lágrimas que humedecían sus mejillas, devolvió el calor a su cuerpo con sus besos y el sentido a sus emociones con el susurro de su voz ¿Como una sola persona podía ser capaz de alejar así todo su dolor? ¿Cómo podía hacerle sentir tan fácilmente que todo estaba bien? Cada vez que él estaba ahí, Tsukishima se sentía como si hubiera despertado de un largo sueño, pero también como si estuviera viviendo uno y lo entendía...esta persona era eso; su sueño más dulce y profundo.

— Kuroo — él tenía que irse, Tsukishima necesitaba alejarlo o convencerlo de abandonar esta locura, Oikawa aún no sabía nada de esto, aún podía hacerlo entender. Estaba a tiempo de frenarlo todo, Kuroo merecía seguir con su vida sin cargar con el desastre que era, sin arriesgarse inútilmente, pero...— Te amo — ¿Por qué su corazón no era capaz de entenderlo?

Propuesta Irresistible [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora