Propuesta Irresistible [En Edición]

Capítulo 41

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Tenía la impresión de que debería estar muerto, Kuroo no era tan idiota como para no saber que su situación era lo suficientemente mala como para que ese inevitable destino lo arrastrara. Estaba muy cerca en realidad y lo seducía la nada. Sabía que era solo cuestión de tiempo, de sólo unas cuantas horas o minutos quizá. Nada estaba jugando a su favor. Estaba lloviendo a cántaros aquella noche, tanto, tan frío, tan oscuro. Ni siquiera podía moverse, su conciencia estaba ahí, sin embargo desaparecía; trozos de imágenes venían a él de vez en cuando; el bosque, ese hombre, oscuridad...y una sensación de arrastre que le quemaba la piel. ¿Dolor? No estaba seguro de eso, debería ser insoportable, debería estar agonizando; tenía una o dos costillas rotas, su piel había desaparecido en algunas partes también, estaba bastante seguro de que el ángulo de su brazo no era el correcto, había perdido un par de muelas antes ¿Algo más? El disparo, tenía la impresión de que esa bala seguía ahí dentro. La infección, la fiebre, estuvo delirando un poco antes así que debía ser algo muy grave.

Pendía de un hilo.

El tipo que seguía arrastrándolo por el bosque había hecho un trabajo excelente con él, asegurándose siempre de que estuviera todo lo lucido posible, disfrutando cada instante con esa insana sonrisa. De alguna manera Kuroo entendía que era un poco culpable; su situación era muy mala, sin embargo tenía el mal hábito de olvidar mantener la boca cerrada y era posible que le hubiera hecho perder la paciencia más de lo que debería. No quería sentir que estaba perdiendo, no quería ceder a la desesperación.

Comenzaba a darse cuenta de los problemas que eso podría haber causado a Bokuto en retrospectiva, también comenzaba darse cuenta de lo insoportable que podía llegar a ser y de que estaba jodido y probablemente también en el borde. Eso último era una verdad a la que no podía ignorar ¿Que se suponía que debía hacer? No podía hacer mucho. Dejaron de moverse. Ese tipo estaba alejándose, se perdía en la oscuridad. Kuroo emitió un jadeo ¿No iba a decirle unas cuantas palabras? Habían pasado varias horas juntos, creía que habían creado alguna clase de lazo o que tenían algo especial. Tal vez solo estaba siendo tímido.

Trató de reír a esa absurda ocurrencia sin sentido, no pudo hacerlo por supuesto, pero su interior buscó desesperadamente encontrar un poco de humor. No quería sucumbir demasiado pronto a la desesperación, ese no era su estilo, pero ¿Qué más podía hacer ahora? Sus sentidos estaban adormecidos. No estaba muerto, pero ellos debían estar esperando a que lo estuviera pronto. Habían tratado muy superficialmente la herida de bala, pero Kuroo no era tan idiota como para imaginar que ese tipo estaba siendo amable o como para creer que el no haber sido enterrado vivo era una oportunidad para que volviera temeroso y humillado a casa.

Había visto lobos salvajes antes por la zona, supuso que Oikawa quería que muriera torturado por el miedo hasta el final. Era una idea muy retorcida y quizá algo efectiva, nadie quería ser devorado hasta la muerte, pero si Kuroo hubiera estado en su lugar lo habría matado. No era una mente criminal, pero una posibilidad, por muy pequeña y nula que fuera, seguía siendo una posibilidad y él seguía con vida. Aún estaba ahí.

Por ahora.

Si quería ser honesto, entonces podría admitir que no había mucho, o quizá nada, que pudiera hacer a estas alturas. Era frustrante. Desesperante. Kuroo fue capaz de percibir el sabor de la angustia ¿Quería que terminara ahí? Obviamente era imposible e inútil, pero incluso aunque ya nada de lo que hiciera tuviera algún sentido, él se negaba a dejarse ir.