Capítulo 14

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Aquella mujer visitaba su hogar casi todos los días, era muy linda; su rizado y brillante cabello oscuro parecía danzar con elegancia a cada fino movimiento de su cuerpo, era muy alta y de facciones delicadas. Poseía una encantadora sonrisa gentil, sin embargo, pese a que le sonreía con cariño, cada vez que veía sus ojos estos carecían de la emoción que irradiaba. Eran fríos témpanos de hielo gris azulado.

A Akaashi ella no le gustaba y tenía la sensación de que el sentimiento era mutuo pese a que a menudo jugaba con él o elogiaba sus dibujos. No era como su madre, el pequeño moreno creía que su madre era más linda, la más linda del mundo y también la más cálida. Su pecho se sentía tibio cada vez que estaba alrededor, pero ese calorcito estaba desapareciendo y a veces tenía muchos deseos de llorar.

— Ella no va a volver porque no te quiere...

— Eso no es verdad — Keiji aferró el pequeño balón contra su pecho tratando de no llorar — Mami va a volver y va a traerme muchos juguetes...mi abuelita me lo dijo.

— Mintió, eres un niño muy tonto...— rió.

Sus ojos se cristalizaron casi de inmediato, ver le era difícil, sus labios temblaron y sintió algo extraño y doloroso apretar su garganta. Quería llorar. Sin embargo no lo hizo, tenía cinco años ahora, ya era un niño grande. Esa niña estaba mintiendo, había sido así desde que ella y su madre comenzaron a vivir en su casa. Mintió cuando dijo que él había pintado las paredes, también mintió cuando dijo que había robado sus juguetes y cuando rompió el jarrón que su padre tanto atesoraba.

Pero no iba a permitir que siguiera molestándolo o que siguiera diciendo cosas malas de su madre.

— No soy tonto...mami...mami va a volver pronto...

— No, no es así...mi madre me lo dijo, ella se fue porque no te quiere.

— ¡Lo hará!

— No, niño tonto, niño tonto, niño tonto — repitió ella una y otra vez.

Su cuerpo tembló con violencia y sus pequeños brazos se aferraron con aún más fuerza al balón, eso que apretaba su garganta lo estaba asfixiando. Sollozó. Quería que ella dejara de llamarlo niño tonto, quería que dejara de reírse de él y de molestarlo. Quería que dejara de mentir. La odiaba. La odiaba mucho.

— No es cierto, mentirosa — la empujó, la pelota que sostenía rebotó un par de veces hasta rodar por la larga escalera, sin embargo aquel sonido, que debería haber sido incesante, fue opacado por el estridente sonido del llanto de la niña que se suponía que era su nueva hermana.

Akaashi estaba paralizado, la ira que burbujeaba en su pecho se había desvanecido, se disolvió como culpa. Quería disculparse, pero su nueva madre apareció por el pasillo. Los miró. Primero confundida y luego furiosa. El repiquetear de sus tacones se clavó en su cerebro. Su rostro lo asustó y no pudo evitar retroceder con pasos tambaleantes y temerosos.

— ¿Qué demonios crees que le haces a mi niña?

Akaashi negó, volvió a retroceder, estaba muy asustado. Sabía que a ella no le agradaba, pero jamás se había sentido tan aterrado de su mirada; su rostro había enrojecido de rabia y contorsionado en una terrible mueca que lo había hecho temblar. — No...no fue mi intención.

Propuesta Irresistible [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora