Capítulo 23

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No estaba seguro de que era lo que estaba experimentando en este momento, pero sabía que no era lo que debería. Este era el día de su boda, sin embargo Akaashi no podía sentir nada más que una sensación poco agradable de irrealidad; sus emociones se encontraban en una especie de estado de suspensión que le impedía sentir nada más. El rostro que el espejo reflejaba, aunque noble y de clara belleza, era una fría mascara estoica digna de una reina de hielo. No era así como se suponía que debía ser aquel al que muchos llamarían el día más feliz de su vida...pero, por supuesto, este no lo era para el moreno.

Era solo una mentira.

— ¿Has sabido algo de Kouki? ¿Has hablado con la niñera?

— Llamé hace un momento, la niñera dijo que todo estaba en orden...parece encantada con él — Akaashi arqueó un de las comisuras de sus labios, su frío semblante se llenó de luz; su Kouki era un niño encantador, pero también un poco difícil y requería de mucha atención últimamente. Esta era la primera vez que se separaban, no se sentía bien, quería verlo, quería abrazarlo y escucharlo balbucear, lo extrañaba tanto que podría enloquecer — Él va a estar bien — trató de tranquilizarlo el rubio.

— Lo sé, pero...quiero verlo — tener que dejarlo fue lo más difícil que jamás hubiera hecho en su vida, pero no quería exponerlo a todas las pretenciosas personas que esperaban por él. Fue muy difícil mantenerlo alejado de los medios de comunicación después de que la noticia de su parentesco con Bokuto salió a la luz las semanas previas al que debió ser su anuncio oficial — ¿Crees que podrías llamar de nuevo? Solo para asegurarnos de que todo sigue en orden — Kouki podría querer escuchar su voz, tenía que hacerle saber que estaba pensando en él.

— Parece que alguien podría desarrollar complejo de hijo — murmuró Tsukishima al tiempo que reacomodaba la tiara de blancas perlas y brillantes diamantes que sostenían el velo en su cabeza, sus finos dedos se deslizaron por la longitud de la delicada tela transparente, sus ojos se encontraron en el espejo. Ambos se devolvieron sonrisas complicadas y tensas — Te ves increíble...radiante.

— Gracias...— los dedos de Akaashi trazaron el contorno de uno de sus pómulos y se deslizó por su mejilla, su mano se mantuvo suspendida sobre su piel, un espléndido y pesado anillo de diamantes, de perfecto corte ovalado brillaba, concentrando toda la luz de la habitación en el suave azul de su interior, en su dedo anular. Devolvió su mano a su sitio sobre su regazo, la extendió y tocó la fría joya con la otra. No había romance detrás de su historia, ni siquiera uno fingido — Tsukishima ¿Cómo lo manejaste? — esto...todavía no podía creer que estuviera sucediendo, se sentía extraño.

— Creo que lo llaman resignación — al igual que Akaashi, Tsukishima estuvo obligado a hacerlo y no hubo nada más que pudiera hacer además de aceptar ese destino, pero incluso aunque lo sabía, no dejó de ser duro y frustrante. Sabía lo terrible que era, lo aterrador que podía resultar — Pero es diferente...antes de que lo notes ya habrá terminado.

— Haces que suene muy fácil — dijo — ¿Lo es?

— Nunca lo es.

Akaashi sonrió — No estás haciendo mucho por animarme — el rubio se disculpó con la mirada y Akaashi negó suavemente con la cabeza, su velo agitándose suavemente en su espalda; su presencia ahí era todo lo que necesitaba. Estaba a punto de sumergirse en un mundo extraño plagado de personas a las que difícilmente podría llamar amigos en algún momento. No tenía muchos deseos de lidiar con nadie, con ninguna de esas personas, afortunadamente Tsukishima iba a estar al rededor — ¿Crees que voy a hacerlo bien? Ha pasado mucho tiempo.

Propuesta Irresistible [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora