Capítulo 34

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Sucedió tal y como lo había imaginado; Tsukishima no estaba más en la ciudad. Oikawa no ofreció muchos detalles al respecto, usó una sarta de excusas muy bien adornadas que les fueron ofrecidas por su hombre de mayor confianza en su lugar. Contactar con él fue prácticamente imposible después de eso, cualquier intento se sentía como una pérdida de tiempo. No había nada que pudieran hacer, sin embargo el hermano de Tsukishima se negó a simplemente dejarlo estar tan fácilmente a pesar de que quizá ya sabía que debía ser imposible si ellos estaban saliendo de la ciudad. No se podía pelear contra los deseos de ese tipo...Kei ya estaba completamente resignado a esa idea y de alguna manera Akaashi también.

— ¿Tuviste suerte?

EL moreno se levantó de su asiento, la mesa tambaleándose suavemente bajo el abrupto movimiento de su cuerpo, el vaso vacío que descansaba justo frente a él estuvo a punto de derramar lo que restaba de su contenido, pero el rubio mayor lo detuvo. Trató de sonreírle, sin embargo el cansancio era demasiado notorio en las profundas líneas de sus ojos. No parecía que se hubiera detenido a descansar un solo instante desde que su hermano menor había colapsado en la fiesta. Había sido una noche frenética y una mañana todavía más agitada para él con todos los problemas que necesitaba solucionar después de transformarse en la cabeza de su familia, sabía que hubo una emergencia antes que lo obligó a moverse del hospital.

Todo era una locura...todo sucedía demasiado rápido, todo era un desastre incluso para Akaashi.

— Kei dice que está bien...aunque no pude hablar más de unas cuantas palabras con él — suspiró el mayor al mismo tiempo que se dejaba caer sobre el asiento frente a él. Aún sostenía el teléfono móvil, notó sus dedos tensos aferrarse a este con fuerza — Parece que está muy cansado, Oikawa cree que lo mejor es dejarlo descansar...Kei necesita reponer energía por su bien y el del bebé, a duras penas ha podido dormir por un par de horas — suspiró, su mano libre peinó su cabello hacia atrás — Es lo que él cree — murmuró.

Akaashi volvió a sentarse y sostuvo su sencillo vaso de café, apretándolo — Oikawa cree muchas cosas — susurró para sí mismo. También creía que estaba enamorado de Kei ¿No? Pero todo lo que había hecho hasta ahora no había sido más que en su propio beneficio. Esto también debía serlo, haber permitido esta llamada no era una muestra de amabilidad así como ese repentino viaje fuera de la ciudad tampoco lo era una muestra de preocupación por la salud de Tsukishima y el hijo que estaba esperando — ¿Estas bien con eso? ¿Te parece correcto que hubiera decidido todo esto sin siquiera consultar contigo?

— Es su esposo, Akaashi...creo que solo está pensando en lo mejor para él.

— Y tú eres su hermano — murmuró Akaashi, la mano que se mantenía sobre su regazo se apretó en un puño. Apretó el vaso con más fuerza. Quizá esto era simplemente su propia angustia hablando por él, tal vez la falta de sueño ya había hecho estragos en su cabeza, pero comenzaba a pensar en Akiteru como alguien frustrante que solo se escudaba bajo las mismas estúpidas excusas inútiles. Lo molestaba — También eres su familia...también lo amas ¿Verdad?

Un nudo le apretó la garganta. Si Akiteru estaba molesto o si estaba inconforme con todo lo que estaba pasando, entonces solo tenía que decirlo. No tenía que bajar la cabeza y asentir sumisamente a todas las decisiones que Oikawa decidiera tomar, como si estuviera aceptando que él tenía todo el poder sobre Kei o como si no tuviera derecho a opinar. Ser su pareja no lo transformaba en su propiedad, no era un objeto a pesar de que prácticamente fue el menor vendido como si fuera así. Su hermano lo necesitaba, lo hizo todo este tiempo incluso si el mismo rubio menor nunca fue totalmente consciente de ello, ansiaba la protección de su hogar y de la familia a la que amaba.

Propuesta Irresistible [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora