In love with the fuckboy

37

Grayson.

Desperté con una jaqueca y dolor de cuerpo terribles. No recordaba nada de lo que había pasado la noche anterior, más que la discusión que tuve con Liam y lo que me había confesado Jake.

Perdí el control de la razón después de la décima cerveza.

Me costó abrir los ojos, la luz ni siquiera estaba tan fuerte pero yo sentía como si fuera a quedarme ciego.

Con trabajos pude enderezarme sobre la cama. Me costaba siquiera pensar en ponerme de pie.

Miré al reloj a un lado de mí. Ya eran las dos treinta de la tarde.

Recorrí toda la habitación con los ojos, aunque sentía que me punzaban.
Buscaba a Lena, pero no estaba por ningún lado.

Supuse que estaría en la sala.

Tenía que disculparme por haberme puesto tan mal la noche anterior. No necesitaba una confirmación para saber que seguro estaba molesta.

Y con todo derecho, yo también lo estaría.

Como pude me puse de pie, a pesar de que sentía que todo alrededor me daba vueltas, para mí era más importante hablar con Lena.

Salí de la habitación para entrar al salón. No había rastro de Ethan, de Lena, o siquiera de Kat.

No fue hasta que vi el calendario a un lado de la televisión que me di cuenta que era lunes, y no sólo eso, si no inicio de clases.

Falté al primer día de escuela y todo por una estúpida resaca. Lena no sólo estaría un poco sino muy, muy molesta.

Atribuí eso a que ninguno de los tres estuviera alrededor. Pero incluso así, ya era muy tarde para seguir en la escuela.

Algo no se sentía bien, algo no encajaba. El ambiente se sentía pesado y asfixiante. Hacía mucho calor y mi malestar no mejoraba las cosas. Muy por el contrario.

Decidí intentar no preocuparme y olvidarlo. Lena me perdonaría, iría a la preparatoria al día siguiente y mi vida volvería a estar como siempre.

No tenía que preocuparme.

Regresé a mi habitación para poder darme una ducha. Eso me haría sentir mejor.

Y en efecto, fue de mucha ayuda.
El agua caliente de la regadera hizo que me despejara y enfocara mi mente en otra cosa que no fuera tener que contentar a Lena.

Sequé mi cuerpo y mi cabello con una misma toalla. La enredé alrededor de mi cintura y salí del baño para poder cambiarme.

Al abrir el clóset, un choque eléctrico recorrió mi cuerpo.
No había rastro de ningún tipo de pertenencia de Lena. Su ropa, sus accesorios, sus objetos personales importantes. No estaban.

Si veías ese armario, no te pasaría por la cabeza que una chica lo estuvo habitando por meses.

Tranquilo.

Me repetía a mí mismo.

Seguramente había tomado la decisión de irse con su tía y pensaba decírmelo ya que regresara de la escuela.

Sí, eso era.

Intenté llamarla, pero fue inútil. Me mandaba directamente a la contestadora.

Me alarmé, otra vez estaba ahí ese sentimiento de que nada marchaba bien.

Me puse lo primero que mis manos alcanzaron a tocar, tenía que averiguar lo que estaba pasando antes de que me volviera loco.

Salí de la habitación y crucé el pasillo hasta llegar al salón, sintiendo alivio instantáneo.