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Grayson.

El tiempo pasaba jodidamente lento sin la presencia de Lena.

Ya habían pasado dos semanas desde que habíamos entrado a clases, y desde que terminamos en general.

Hubiera creído que lo más difícil sería no tenerla a mi lado, pero estaba equivocado.

Lo más difícil era sin duda saber que estaba viviendo bajo el mismo techo del tipo que me la quería quitar.
Ver cómo la traía y la recogía en su estúpido auto de lujo, y cómo se desvivía por hacerla sonreír cuando se suponía que ese sería mi trabajo.

Hasta ese punto, nadie había preguntado nada o hecho algún comentario al respecto.
Ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con Jake o el resto del equipo.
Mi vida ahora se resumía en hacer todo lo posible por levantarme de la cama, ducharme, ir a la escuela, dar lo mejor de mí, sufrir por ver a Lena con otro, llegar a mi departamento, hacer tarea y dormir.

Todo se había convertido en una rutina monótona y aburrida.

Lo único que cambiaba realmente, eran los sueños que tenía cada noche al caer rendido por tanta puñetera tarea que dejaban los maestros.

Sueños en los cuales era feliz a su lado, o muy por el contrario, sueños del día en que le confesé todo.

Intentaba recordar esa noche una tras otra, tras otra, tras otra vez. Pero no podía.
Cuando lo intentaba, mi mente tomaba un filtro borroso y cristalino.
No veía nada, y en mis sueños más bien inventaba escenarios para poder calmarme.

Pero nunca funcionaba.

Seguía atormentándome, y no pararía hasta el momento en que Lena pudiera perdonarme.
Que después de haberla visto el jueves, lo dudaba mucho.

Se te va a hacer tarde para ir a Lógica, Ethan.

—Solamente quiero acompañar a mi hermano a la salida ¿puedes permitírmelo?

Mi profesor de francés no había llegado y tenía las últimas dos horas de clase con él. Por lo tanto, podíamos irnos antes.

—Terminé con mi novia, no estoy moribundo.

Desde que había pasado el incidente con Lena, Ethan venía tratándome como si estuviera convaleciente o desahuciado. No hacía bromas, ni peleaba conmigo.
Sabía que debía estar más agradecido de que quisiera ser gentil después de tanta mierda, pero odiaba sentir como si fuera un niño idiota que necesitaba ayuda.

—No tienes por qué dar tus batallas tú solo. Me tienes aquí, Grayson.

—Y lo aprecio mucho, E, pero comienzo a sentirme como una carga.

—Cierra la boca, claro que no lo eres. Eres mi hermano, Gray. Y le suma muchos puntos que somos gemelos y hacemos prácticamente todo juntos. Hasta nacer.

Reí por pensar en lo ridículo que podía comportarse cuando se lo proponía.

Pero estaba agradecido de saber que lo tenía en todo momento para apoyarme. Incluso aunque no quisiera.

Bajamos los escalones de la entrada de la escuela, desde ahí podía ver mi auto estacionado a un lado de la motocicleta de Ethan.

Me despedí de él dándole un abrazo corto pero fuerte. Tenía mucho tiempo que no nos abrazábamos y en esos momentos era lo que más necesitaba.

Caminé los pocos metros que me separaban de mi auto y me subí en él exhalando una gran bocanada de aire.

Ethan me había obligado a mandarlo a lavar tanto por fuera como por dentro, después de darse cuenta que me pasaba horas dentro del auto aspirando el olor a perfume de Lena.

In love with the fuckboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora