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Grayson.

Ya levántate -Dijo Ethan mientras me lanzaba almohada tras almohada -No ganas nada afligiéndote en tu cama.

La noticia le había caído casi igual que a mí.
Cuando llegó al apartamento, me encontró tirado en el suelo a medio salón. Había estado llorando desde que Lena se marchó que me quedé totalmente dormido, no fue hasta que Ethan llegó que hizo que me levantara. Entonces pude explicarle.

Al principio creyó que estaba bromeando. Intenté por varios minutos convencerlo de que no era así, y no fue hasta que mi voz comenzó a quebrarse que se dio cuenta que estaba diciendo nada más que la puta verdad.

—Déjame.

Le quité una de las almohadas y la arrojé aleatoriamente hacia una esquina de la habitación. Al aterrizar, golpeó uno de los muebles haciendo que un retrato se cayera. Afortunadamente, la almohada amortiguó su caída.
Cuando lo vi bien, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Era la fotografía de Lena y sus padres, la que había traído de la casa de su tía.

—Gray..., Sé cuánto te duele, pero esto no va a traerla de regreso.

Caminó unos cuantos pasos hasta llegar frente al mueble y agacharse para recoger la fotografía.

—Nada lo hará.

Finalmente me puse de pie para tomar ropa del armario y ponérmela. Tenía quince minutos para estar listo si no quería llegar tarde. Ya era suficiente con no haber asistido el primer día.

No lo hacía porque realmente me importara ser el mejor en cuanto a estudios.
Era más bien, que dentro de mí existía la molestia de saber que si no me aplicaba, no sería suficiente para Lena.
Aún sabiendo que ella me odiaba, yo tenía la necesidad de demostrarle que la persona de la que se enamoró seguía aquí. Aunque eso no sirviera para nada.

—Vámonos -Le dije después de salir del baño en el cual no hice más que lavarme la cara y los dientes.

—Ya te sentirás mejor, Gray. Te lo aseguro.

Quería creerle, pero bien en el fondo sabía que no era cierto.
No había nada en el mundo que me ayudaría a sentir mejor, que no fuera el perdón de Lena.

Me había hecho tan dependiente de ella, que el solo pensar en hacer cualquier cosa sin su presencia era raro e incómodo.

Nos fuimos por caminos separados, él tomó su motocicleta y yo mi camioneta.

No sabía que tan calificado estaba para conducir en ese momento. Habían ratos en los que mi mente comenzaba a vagar alrededor de todo lo que estaba pasando, que se me iba la noción de la realidad.

Tenía que tomar el volante con fuerza y enfocarme en mirar hacia el frente. Pero me costaba trabajo, mi auto aún tenía su aroma y había dejado uno de sus cassettes en el estéreo. David Bowie. Heroes.

Tuve suerte de llegar a la preparatoria con vida, hubieron varios semáforos que accidentalmente pasé por alto y un par de ciclistas que se atravesaban en mi camino.

Era raro volver.
Aunque todo parecía estar justamente como el semestre pasado, me sentía como un extraño estando ahí.

No era el mismo.

—Hola, Grayson.

Un grupo considerable de chicas pasó frente a mí saludando con sonrisas pícaras y las cejas levantadas.

Pude darme cuenta que eran de segundo, y que tenían desde primero intentando hacer que las volteara a ver.

Tuve una fuerte sensación de asco.

In love with the fuckboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora