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Lena.

Ya había pasado una semana entera desde la discusión que había tenido con Grayson.

Mentiría si dijera que no estaba confiada en que terminaría por pedirme perdón y todo volvería a la normalidad, pero no fue así.

No me dirigía la palabra, y cuando lo hacía era sólo para hacerme preguntas banales o de plano decirme cosas que la mayor parte del tiempo no entendía.

Había estado durmiendo en el sofá del salón los últimos días. No quería estar con él y él tampoco quería estar conmigo, y me rehusaba rotundamente a dormir en la habitación donde me había confesado lo de la apuesta.

Me traía malos recuerdos y me provocaba ansiedad, cosa que ya de por sí tenía por no saber en qué términos estaba con Grayson.

En las mañanas, se arreglaba a prisa para después salir de la habitación y decir "toda tuya" indicando que ya podía entrar a ducharme y ponerme lista para ir a la escuela.

Era una situación muy incómoda, que no sólo me afectaba a mí sino también a Ethan.
A pesar de que yo no le exigía darme la razón a mí, él se sentía como entre la espada y la pared. Lo último que quería era causarle problemas con su propio hermano.

Ya no pensaba estar viviendo en un lugar donde no era bienvenida, y no tenía otro lugar a dónde ir, así que tomé acción por mis propias manos.

Ni siquiera hice mucha investigación, puse la oración "departamentos a la venta" y el primero que me gustó, lo vi e hice una cita con el vendedor para ir a echarle un vistazo.

Ya había tenido la idea de comprarme un departamento, no sólo para mí sino también para Grayson. Quería tener un lugar propio y privado en el que pudiéramos vivir felices, pero eso ya no parecía factible o real.

Estaba por mi cuenta.

—Lena.

La profesora de teatro me llamó sacándome de mis pensamientos. Seguramente ya me había llamado varias veces pero no le había escuchado.

Me puse de pie y me acerqué a su escritorio, seguramente con la mirada de todo el salón sobre mí.

—¿Sí? -Dije una vez que estaba frente a ella.

—Como podrás imaginarte, querida..., Ambas obras fueron todo un éxito. Tienes cien, más treinta puntos extra.

Le sonreí, aunque no estaba sorprendida.
Ya sabía perfectamente que tendría una calificación ridículamente perfecta.

—Gracias por todo, señora Montgomery..., De verdad.

Asintió devolviéndome la sonrisa.

Se asomó por un lado de mi cuerpo para alcanzar a ver hacia atrás de mí.
Devolvió su mirada conmigo y procedió a hablar.

—¿Sigue en pie lo de darle los puntos a tu novio?

Cerré los ojos por inercia, reteniéndome por no llorar y montarle una escena.

Pasé saliva intentando deshacerme del nudo que se había formado en mi garganta.
Asentí.

—Solamente no le diga que lo hice..., ¿Puedo pedirle que lo mantenga en secreto?

In love with the fuckboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora